Zaira
El día está siendo un caos. Después de lo que pasó en la casa de Owen, todo parecía tener un rumbo más agradable, pero se fue a la mierda rápidamente.
Hoy, en específico, no es un buen día. Bueno, noche o como sea. Me vomitaron en los zapatos, tuve que ponerme unas chanclas quirúrgicas porque mis zapatillas apestaban y, como si fuera poco, se fue el suministro de luz en el hospital por unos quince minutos. Eso, para alguien conectado a un respirador, significa la muerte.
Todavía hay técnicos revisando porqué el grupo electrógeno no respondió al instante.
Salgo del hospital revisando mi teléfono mientras camino. Mi apariencia es ridícula y luzco como el estereotipo de una persona en situación de colapso.
Me froto el rostro y leo con esfuerzo el mensaje de Owen. Los bordes de las letras están desdibujados y sé que debo ir a casa a dormir.
Owen: Adabel quiere que comamos con ellos la próxima semana.
Lo vuelvo a leer, solo para estar segura.
Zaira: Está bien...
Owen: Solo será comida. Travis y Ada te agradarán. Creo que Bruno y numeritos irán también.
Le digo que sí, necesitando sacar cualquier pendiente de mi cabeza. Owen y yo no nos vimos mucho en estos días, pero sé que las cosas entre nosotros parecen haber tomado un tinte más calmado.
Cuando estoy en casa, estiro los brazos. Estuve haciendo compresiones sin parar durante casi dos horas y estoy agotada física y mentalmente. Necesito dormir.
Dejo el teléfono en la mesa de noche y me voy a la ducha. El agua me adormece incluso más y ruego para que no pase nada el resto del día.
Mis plegarias son vilmente ignoradas.
Solo alcanzo a apoya mi cabeza en la almohada cuando mi teléfono suena y veo el nombre de la cuidadora de mi madre.
—¿Hola?
Que no sea nada, por favor.
—Zaira, tu mamá no está bien.
Me froto el rostro.
—¿Qué sucede?
Pongo el teléfono en altavoz mientras me vuelvo a poner ropa.
—Se acuerda de la muerte de tu padre y la está afectando mucho —me explica.
Me calzo rápidamente un par de zapatos.
—Iré pronto. Dile que estaré allí en unos minutos —escucho a mi madre gritar—. Ponla al teléfono —le pido.
No dice cosas coherentes, pero intento calmarla mientras me preparo para salir. Como mi moto no funciona, comienzo a caminar. Su casa no está muy lejos, pero el cansancio hace que el trote hasta allí me agote.
Apenas recupero el aliento cuando toco el timbre. Maria tiene el horror en sus facciones y los gritos de mi madre resuenan por la casa.
Me estremezco.
—Está muy alterada.
Asiento, con una bola de nervios atascada en mi garganta. Camino hacia mi mamá, que está de pie en medio de la sala de estar.
—Hola, ami —me acerco lentamente—. Mami...
—Tu padre, Zaira... tu padre murió.
Camino más cerca y pongo mi mano en su hombro.
—Vamos a sentarnos —le pido. Parte del alzheimer es que algunas de sus capacidades motoras están deterioradas y hoy no parece estar bien—. Vamos —insisto.
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Morfina | SEKS #6
ChickLitSERIE SEKS, LIBRO #6 Zaira trabaja en un hospital. Owen en un club fetichista. Sus vidas no deberían cruzarse, pero cuando la enfermera comienza a tomar clases de defensa que Owen imparte, sus destinos se entrelazan y la tensión entre ellos hace im...