Morfina | SEKS #6

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Advertencia de contenido sensible.

Owen

Mi jefe tiene la mirada curiosa que ha hecho que varios de aquí estén de camino al altar y lo odio, porque ahora está fija sobre Zaira... y sobre mí.

—Si, nos conocemos —tomo la palabra y miro brevemente a la chica que no puedo quitar de mi maldita cabeza mientras ella finge ignorarse.

¿Qué pasa, luciérnaga?

—Nos... Owen es instructor de defensa personal —añade ella.

Demian me mira.

—No sabía que dabas clases, Owen.

Me encojo de hombros. Demian no sabe todo de mi vida, pero sabe lo necesario. Sabe mis detonantes, creo, aunque nunca se los haya dicho.

—Solo a ella —le explico—. Es un favor para una amiga.

Se rasca la barbilla.

—Por supuesto, entiendo. Entonces, Zaira...

—Terminaré de leer esto —ondea las hojas en su mano y se voltea, ignorándome.

Demian alza las cejas.

—Solo pasaba para saber si tenías alguna novedad para hoy —le digo, sacando mi mirada de la chica a la que acorralé contra la ducha del cuartel hace sólo unas horas.

—Bueno, eso dependerá de si tenemos miembros nuevos o no, pero todo lo demás sigue igual.

—Qué bien —inevitablemente, vuelvo a mirarla—. Debería irme a trabajar —carraspeo.

—De hecho, necesito ayuda —murmura Demian—. Lianna me envió un mensaje y debo ir a casa, así que necesito que le enseñes a Zaira el interior del club.

—¿Qué? —Zaira se pone de pie y mira entre ambos.

—Mi esposa está embarazada y necesito ir a verificar que esté bien —le dice Demian—, pero Owen puede mostrarte el lugar. Sin juegos, sin escenas. No al menos hasta que seas parte de Seks.

—¿Andrei no está en la barra? —cuestiono. Sé que ir en contra de las órdenes de mi jefe no es lo más sensato, pero no sé si ir al interior del club con ella sea bueno—. Él puede llevarla.

—Como todavía no es parte de Seks, prefiero que alguien de seguridad se ocupe —me dice Pavlov—, y ya estás aquí, así que tú lo harás.

Demonios.

—Bien.

—Puedo venir otro día —la voz suave de Zaira me hace mirarla y su expresión deja en claro que no está muy segura de querer hacer esto.

—Sería una tontería, ya que estás aquí —insiste.

Zaira me mira. Yo hago lo mismo, en silencio.

—De acuerdo —acepta, finalmente.

—Perfecto —Demian sonríe—. Owen te mostrará todo. Yo debo irme.

—Espera... —Zaira espera fuera de la oficina mientras yo intento hablar con el dueño—. Demian, no es lo que crees.

—¿Y qué crees que creo?

—Que pasa algo entre... ya sabes. No me metería con alguien de Seks —le aseguro.

—Zaira no es parte de Seks todavía.

Oh, maldito ruso.

—Tampoco lo haré.

Sonríe.

—¿Por qué tanta insistencia, Owen?