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Me desperté sobresaltado al sentir como toda una ola de agua me ahogaba de pronto. Ví a Eric mirarme desde arriba, con una botella vacía en la mano y un inicio de sonrisa de culpable en el rostro. Esa misma sonrisa que intentaba esconder cada vez que alguien preguntaba por el barro en las escaleras, cuando todos sabíamos que él era el único que le gustaba pasear por la arboleda cuando aún estaba en casa.

- ¿Qué crees que haces inútil? - pregunté molestó sacándoe el agua de la cara.

- ¿Despertaste ya? - intervino Aster sin dejar de reír. Oh no ¿Cómplices? Esta me la van a pagar.

- No, aún sigo durmiendo - farfullé levantándome y estirándome antes de salir por la puerta detrás de mi hermano pequeño. - ¿A dónde me llevas?

- Al bosque a ver si te come el lobo de una vez - respondió sin mucho sentido del humor - Aster tú ocúpate de encontrar a la chica perfecta.

- ¿No serás tú ese lobo que me quiere comer? - bromeé empujándolo suavemente por el hombro. Únicamente molestando.

- Axel que asco, sois hermanos por dios - resopló Aster cerrando la puerta una vez estuvimos fuera. Yo sonreí, recordando como era mi vida antes de Alemania. No era perfecta, pero tampoco estaba mal.

- ¿Ha vuelto ya mi hermano o sigue el idiota drogadicto? - interviene Eric mientras esperamos a que el abuelo llegue con el coche. En una ocasión normal, el abuelo no debería conducir, no lo hace desde hace tiempo y no es muy seguro para él. Pero esto no es una ocasión para nada normal. Estaba algo nervioso, sería la primera vez que vería al abuelo en años.

- No me drogo, llevo aquí desde el principio - digo harto de tener que escuchar como todos piensan cosas que realmente no son verdad.

- Pero Aster me dijo que seguías...

- Aster piensa muchas cosas, entre ellas, que Walter es un buen padre y dime ¿cómo han ido tus días como hijo único y próximo cabecilla? - respondí haciendo que mi hermano me mirara comprendiendo lo que intentaba decir.

- ¿Por qué no se lo dices? - cuestiona poco después.

- ¿Me creería acaso? - pregunto de vuelta. Ambos sabemos la respuesta. No lo haría. No hasta que tenga pruebas, unas que no puedo darle porque no tengo, al menos no ahora.

Eric continúa hablando, cuando el coche del abuelo aparece en la puerta. Dejo pasar a mi hermano primero y cierro la puerta tras de mí.

- ¿Axel? ¿Cómo estás? Me enteré de que peleabas, ¿Ahora boxeas? - No. No, no, no. Yo no boxeo, yo peleo ¿cómo lo sabe el abuelo?

- Hola abuelo. Es algo parecido al boxeo ¿Cómo estás tú? - Eric me mira con una clara interrogación en el rostro. Una que no pienso responder.

El abuelo sigue conduciendo hasta su apartamento. Todos nos bajamos y Eric me guía por los pasillos hasta conseguir un par de mochilas, que pesan demasiado para tan solo llevar unos bocatas como ha dicho mi hermano.

Poco después volvemos a estar en el coche, solo que esta vez, conduzco yo. En una situación legal, yo tampoco podría conducir, pero no lo es, así que no me voy a preocupar por eso.

- Necesitamos encontrar un buen sitio, tranquilo, sin tránsito alrededor ¿Sabes lo que buscamos? - pregunta mi hermano desde el asiento del copiloto abriendo un pequeño mapa.

- Si eres tú al que le vista dar paseos por la naturaleza, ¿por qué me pregunta a mí? Me da igual donde vayamos a partirle la cara a ese imbécil, te dejo elegir el decorado - digo concentrado en la carretera saliendo por la carretera hacia la arboleda.

- El decorado no importa - responde en un murmullo que casi no logro escuhar - Va a acabar en llamas de todas formas - dice finalmente mostrándome un mechero que el abuelo nos regaló a todos pero Eric decidió quedarse.

Una vez cerca de nuestro destino. Aparco el coche en una zona poco visible desde la carretera y nos adentramos en el pequeño bosque. Se parece bastante al bosque que rodeaba el centro de rehabilitación en el que estuve internado gran parte del año. Se parece mucho.

Pronto damos con un claro. Un pequeño círculo libre de árboles. Perfecto para una fogata.

- Aquí me gusta - dictamina Eric tras dar un par de vueltas mientras yo lo miraba apoyado en uno de los altos árboles que nos cubrían. - ¿Tienes la pala? - dice girando en mi dirección y extendiendo la mano, pero cuando me acerco para pasársela, me mira muy serio antes de seguir hablando - Un hoyo de metro y medio allí. Y cuando Aster confirme quién va a traer a Tiago hasta aquí le explicaremos qué es lo que tiene que hacer y cómo - explica señalando una parte del claro. - ¿A qué esperas Axel? Metro y medio.

- ¿No estarás pensando que voy a ser yo quien excave el hoyo no? - cuestiono retándolo. Mi querido hermanito es demasiado mandón.

- Claro que lo vas ha hacer tú. Yo no puedo. Me hice daño en la mano hace poco y aún no me he recuperado - termina de inventar su gran excusa y me mira utilizando la misma expresión angelical que solía poner cuando era más pequeño y le veías haciendo algo que no debería.

- Sabes, eres un mentiroso - me quejo acercándome al lugar que previamente había marcado.

- No soy el único, me viene de familia - Eric sonríe y se acerca hasta el árbol más cercano para sentarse en el suelo y esperar. Lo veo jugar con la llama del mechero un par de veces mientras murmura palabras inaudibles para mí.

No tardé mucho tiempo en terminar de cavar el hoyo que mi hermano me había pedido y volvimos al internado. Caminé hasta mi cuarto después de hablar con Aster para dejar todos los planos, sabiendo que Eric volvería mañana a por ellos.

- ¿Qué es eso? - preguntó Lia al verme guardar los planos bajo la cama.

- Planos, maquetas, dibujos...- mentí intentando no sonar nervioso. - Son de Eric. No he hecho más preguntas - añadí intentando escurrir el bulto y evitar sus preguntas.

- ¿Eric es tu otro hermano? - preguntó cambiando el tono en su voz.

- Si...- respondí con cautela. No me transmite mucha confianza ese tono.

- ¿Y cuánto tiempo se va a quedar por aquí? - volvió a preguntar. Oh no. No, no, no. Ya sé por dónde va esto y no me gusta.

- No mucho - respondí cerrando el tema - Y mantente alejada de él, no es muy amable con ... desconocidos - decidí agregar aunque realmente Eric no era amable con nadie. 

Entre combates y traicionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora