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Nada más llegar a casa me encerré en mi antiguo cuarto, aunque la puerta no tardó demasiado en abrirse dando paso a Aster, que se movía con dificultad desde la silla. Verla ahí, sabiendo que debería haber sido yo tan solo hizo aumentar mi ganas de llorar.

- ¿Cómo ha ido? - preguntó acercándose a mí. Acorté las distancias y la abracé, aferrándome a ella tan fuerte como pude. No necesité decir nada más, tampoco me separé, así que por unos segundos tan solo nos quedamos así.

- Lo odio - susurré no sé si para ella o como un recordatorio para mí mismo. Ninguno hizo intención de moverse, al menos hasta que los gritos de la planta baja llamaron mi atención. Me despegué de mi hermana y corrí hasta el inicio de las escaleras en la planta de arriba.

- ¡Yo tuve la idea! ¡Yo estaba al mando, no Axel! Y si fuera por mí, ya estarías pudriéndote en una celda por el resto de tu vida – ¿Eric? ¿Qué estaba haciendo?

- No querías decir lo que has dicho, ahora relájate, hijo - la voz de mi padre se escuchó como una advertencia muy clara. Una amenaza directa.

- ¡No me voy a relajar mientras tú sigas aquí jodiéndonos la vida a todos! Dime, ¿por qué crees que Aster terminó en el hospital? De hecho, ¿Cuál fue el problema que hizo que la mandaras a Londres en primer lugar? ¡Ves, todo se relaciona contigo, jodiéndonos a todos! – Es suficiente. bajé las escaleras todo lo rápido que pude, aún así no fue lo suficiente como para evitar que Walter golpeara directo a Eric. Mierda. Mi hermano tropezó sobre sus pies y terminó en el suelo, con la nariz ensangrentada por el golpe y con la peor expresión que le he visto nunca.

No me lo pensé mucho antes de ponerme entre medias de ambos al ver cómo Walter se acercaba. Ah no, no lo vas a volver a tocar. No dijo nada pero me estaba echando de nuevo, no me quería aquí, aunque no me importo en absoluto lo que él quisiera o mandara, no iba a apartarme, no esta vez.

- Mírate, siempre estás en el medio - dijo entre dientes intentando camuflar la molestia con burla.

- Me gusta ser el centro - respondí en el mismo tono. He peleado, he visto a gente morir, ¡he matado gente!, sé disparar y he visto y oído cosas que nadie debería escuchar nunca. Todo por él, por su culpa. Y esta es mi carta. Mi jugada, aquí lo termino. - Lo siento, Walter, pero se acabó. No más juegos, déjanos en paz, a los tres - Eric se había levantado parándose un paso por detrás de mí, y si miraba hacia arriba estoy seguro de que Aster estaría en el inicio de las escaleras, y Walter también lo sabía. No le quedaba nada más. Sí tenía una empresa, sí podía seguir con ella si quería, pero nosotros ya no estábamos a su disposición, ya no éramos su juguete, su plan maravilloso para el futuro, se acabó.

- No sobrevivirías ni un solo día sin mi protección - se carcajeó. Eché un rápido vistazo hacia arriba y efectivamente allí estaba Aster que asintió hacía mí y giró su silla hacia el interior. Decidido, no vamos.

- Yo creo que sí - se adelantó a responder Eric muy cabreado - No es cómo si hubieras estado presente de todas formas - Walter intentó dar otro paso para acercarse a mi hermano, pero para su mala suerte yo seguía allí y no iba a apartarme nunca más. Sus ojos destellaban en furia por sus comentarios. ¿Qué te ocurre? ¿Tu hijo perfecto se revela?

- Opino que lo he dejado bastante claro. Déjanos en paz - repetí para después mirar a mi hermano orgulloso por todo lo que había hecho, era un buen chico - Eric ve arriba y ayuda a Aster - demandé sin intención de moverme de mi sitio. Me reí al ver como Walter abrió tanto los ojos en sorpresa cuando vió como Eric obedecía, que casi olvido cuál era mi siguiente movimiento. - Vuelve a aparecer por nuestra vida, y eres hombre muerto - sentencié antes de irme. Mi padre frenó mis pasos para mirarme con desprecio

- No quieres tenerme como enemigo - amenazó, cosa que solo me hizo reír.

- ¿Quién dijo nada de tener? Ya lo eres, lo llevas siendo mucho tiempo, tan solo no te habías dado cuenta - con esto me fuí subí las escaleras y volví a mi cuarto. Recogí todo lo que podía tener algún valor y lo metí de nuevo en mi mochila. Tecleé en mi teléfono y dos tonos después Andy cogió la llamada.

- Necesito un coche en la puerta de casa en 10 min ¿Te interesa? - bromeé como si no supiera que ese era su trabajo. Me encontraba de maravilla, aún nos quedaba mucho por hacer, no sería tan fácil desligarse de todo lo que representaba a mi padre, pero esto era un comienzo, un muy buen comienzo.

- ¿Qué has hecho esta vez? - preguntó. No parecía molesto, más bien entretenido por escuchar la historia.

- Amenazar con matar a Walter si no nos deja tranquilos. Pienso quedarme en la casa de los tíos un tiempo - le expliqué sin entrar demasiado en los detalles. La línea se quedó en silencio por unos segundos y de verdad pensé que iba a declinar mi petición. Lo entendería si lo hiciera, ayudarnos sería como traicionar a su jefe y perdería su trabajo. Andy era un buen hombre, pero también tenía sus problemas, ser ex convicto no ayuda mucho en la búsqueda de trabajos y alguien tenía que dar de comer a su hija. Esperé los infernales segundos hasta que respondió.

- Llego en cinco minutos. Espero que acepten a gente con tatuajes en el supermercado de la esquina - suspiró antes de colgar el teléfono.

Recogí la mochila feliz de por fin haber sido capaz de frenar toda esta locura que nos perseguía desde siempre y caminé hasta el cuarto de mi hermano. Eric estaba metiendo más cosas de las que entraban en una mochila parecida a la mía. Y no parecía tan feliz como o pensaba que estaría.

- ¿Te encuentras...

- Lo odio. ¿cómo ha podido decir que no seríamos nada sin él cuando somos nosotros los que siempre hacen su trabajo sucio? ¡Realmente nosotros somos esa estúpida empresa a la que tanto tiempo dedica! - No respondí nada. No sabía qué decir, Aster entró poco después salvando la situación por mí.

- Está bien Eric, no vamos a verlo por un tiempo, además mirad esto - terminó mostrando la pantalla de su móvil. El juicio ha sido invalidado. - ¡Vuelven a juzgarle! Alguien ha dado el chivatazo de qué el testigo, es decir, tú, Axel, había consumido antes de siquiera entrar al juzgado, así que lo han invalidado tanto el juicio como al testigo - ¿Qué? Yo ya no consumía, nada de nada. Lo había dejado, por fin de forma definitiva.

- Pero yo no... 

- Lo sé, pero alguien tenía que hacer algo. No iba a permitir que volvieras a mentir por ese hijo de... - contestó Eric señalando su propio móvil. Espera ¿Qué? ¿Él había hecho la llamada, para inculpar a Walter y ahora también para invalidar como testigo ?

- Está bien -lo cortó Aster antes de terminar. - Has hecho lo correcto, o eso creo, la verdad es que estoy muy confundida últimamente.

- Ya no consumo, para que quede claro, lo he dejado - concreté algo nervioso por lo que pudieran seguir pensando. Aster sonrió en mi dirección asintiendo y nos abrazó por sorpresa a ambos arrastrándonos hasta su altura en la silla de ruedas.

- Ahora vayámonos de aquí, Andy está en la puerta - avisó girándose como si nada.

Entre combates y traicionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora