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A la mañana siguiente, cuando Eddie la fue a recoger, estaba más nervioso de lo normal.

- Eddie, ¿qué te pasa amor? Llevas todo el camino mordiéndote las uñas – observó Jackie cuando llegaron al instituto.

- Estoy acojonado por los exámenes – le confesó -. Y si me quedo en blanco y no me acuerdo de nada de lo que he estudiado. No, no estoy preparado. Volveré a suspender, lo sé.

- Eddie, mírame – le dijo Jackie cogiéndole la cara entre sus manos -. Vas a hacerlo bien, estoy segura. Confía en ti. Toma – cogió su collar y lo puso en el de él -, esta es mi púa de la suerte. Fue un regalo muy especial del primer concierto de rock al que fui. Ahora es tuya.

Eddie apoyó su frente en la de ella y cerró los ojos.

- Gracias – dijo él cogiendo el colgante entre sus manos.



A la hora del almuerzo, cuando Jackie salió del examen para dirigirse a la cafetería, decidió hacer una parada previa en los baños.

Al entrar, oyó a alguien llorando en el baño más alejado.

Algo en ella le hacía sospechar quien era. Así que, sin hacer ruido, se subió al lavabo contiguo y echó una mirada por encima del separador.

- Hola Chrissy – dijo Jackie y esta dio un salto.

- ¡Jesús! Jackie, que susto me has dado – protestó Chrissy llevándose una mano al pecho.

- Al menos has dejado de llorar – dijo ella intentando mantener el equilibrio subida de puntillas entre la taza y la pared.

- Tienes una manera curiosa de consolar a la gente – contestó Chrissy ahora ya sonriendo.

- Pero efectiva.

Prácticamente no acabó la frase que le resbaló un pie e hizo que cayera con en un enorme estruendo.

- ¡Jackie! – gritó Chrissy preocupada saliendo de su baño corriendo para ir al de al lado.

Jackie estaba retorcida en el suelo del pequeño compartimento completamente encharcado. El váter se había salido del sitio y no dejaba de salir agua.

- Joder, menuda hostia – dijo esta intentando levantarse toda adolorida.

- Hay que salir de aquí – le apresuró Chrissy -. El ruido atraerá a alguien y si nos pillan nos caerá el pelo.

Chrissy cogió de la mano a Jackie y su mochila y la arrastró corriendo con ella.

Jackie la siguió todo el rato sin preguntar donde iban, hasta que llegaron a la azotea del instituto.

Allí ya no pudo más y se tumbó en el suelo, pero le dolía horrores y se puso de lado haciendo una mueca de dolor.

- ¿Estás bien? – preguntó Chrissy agachándose a su lado, con su dulce voz y sus enormes ojos.

- Sí, estupendito – bromeó Jackie -. Solo me he pegado la hostia de mi vida en un asqueroso baño de instituto. ¿Y tú qué tal? ¿Por qué llorabas?

- En realidad, ha sido una tontería. Ahora mismo deberías preocuparte más por ti.

Ambas se miraron y se pusieron a reír.

- ¡Au! Me duele todo y estoy empapada en orines – exclamó Jackie entre risas - ¿Podría ser más patética?

- No eres patética – le dijo Chrissy sonriendo -. Eres de las pocas personas que sinceramente se ha preocupado por mí. Des del día que llegaste me fijé en ti. Eres divertida, tienes carácter, no te importa lo que los demás opinen de ti y yo te admiro por todo eso.

Vuelta a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora