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Jackie abrió los ojos en el mundo oscuro. Pero ese no era su mundo, eso era más bien una prisión. Su propia prisión.

Se sentía ligada, asfixiada. Intentó salir de allí, intentó buscar su cuerpo y escapar. Pero todo fue en vano. Había subestimado a Henry.

- Mi niña, ¿de verdad pensaste que te lo pondría tan fácil? – oyó que le decía Henry – Te avisé de que no estabas preparada, pero no escuchaste.

- ¡Este no era el trato! – chilló Jackie intentando soltarse de esas cadenas invisibles que la aprisionaban.

- Te prometí que os protegería, te prometí que serias libre – dijo Henry sin compasión en su voz – y así será. Pero todo tiene su precio mi niña.

- Son mis amigos – suplicó Jackie llorando.

- ¿Tus amigos? – bufó Henry comenzando a enfadarse - ¿Dónde están esos seres mediocres? ¿Alguno de ellos vino a buscarte? ¿Alguno de ellos realmente conoce quién eres, lo que eres? No lo creo – añadió en tono frío y calmado -. ¿Sabes dónde están esos que llamas amigos? Intentando salvarse ellos mismos, de ti. Te advertí que no merecían tu compasión. Ellos son los que se buscaron esto. Ellos nos hicieron esto. Ellos nos crearon.

Las cadenas invisibles que la sujetaban cada vez apretaban más y sentía que le faltaba el aire cuando lo comenzó a oír.




Eddie y Dustin estaban subidos en el techo de su caravana fortificada. Esperando la señal para comenzar a dar caña.

Dustin esperaba junto al ampli cuando su walkie cobró vida con la voz de Robin.

- Está dentro. Fase tres.

- Recibido. Iniciamos la fase tres – contestó Dustin al aparato -. Esperemos que lo oigan – añadió conectando los últimos cables y subiendo el volumen al máximo. Dándole la señal a Eddie.

- Princesa, te la dedico – dijo Eddie arrancándose el collar con la púa de guitarra que le había regalado Jackie.

Con toda su alma y su corazón, pensando solo en ella, comenzó a tocar "Master of Puppets".




- ¿Qué es ese maldito ruido?

Jackie comenzó a reír, aún ahogada por sus cadenas.

- Eso, cabrón, es música – le dijo Jackie.

Maldito estúpido, pensó Jackie, si alguien tenía que tocarle esa canción precisamente era él. Y como tocaba, cada nota que sacaba de su guitarra gritaba "lucha mi dragona".

Recordó cada momento pasado con él. Sus risas, sus tonterías, como podía hablar con él durante horas y solo sentirse escuchada y querida, de sus sueños juntos... una nueva vida.

- Sabes que Henry – dijo Jackie con una fuerza renovada -, a mí nadie me creó. Yo decido quien soy. Lo demás, me importa una mierda.

- Mi niña, aunque lo intentes, nunca podrás salir de aquí. Estás demasiado lejos para ser encontrada.

Ya lo veremos hijo de puta, pensó ella.

Cogió todo el aire que pudo, sintiendo cada nota que Eddie tocaba con la guitarra... y lo soltó de golpe en un grito agudo.

Vuelta a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora