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Cuando acabaron las clases, Eddie recogió sus cosas y fue hacia la furgo pensando en la llamada que quería hacer. Hasta se había pasado media tarde escribiéndose un guion.

Se asustó levemente cuando vio a Jackie dentro del auto fumando.

- Oye, tienes que dejar de colarte en los sitios pequeña delincuente, al final me romperás algo.

- Pues dame una copia de tus llaves y problema arreglado – contestó Jackie apoyando la cabeza en la ventana abierta.

- Claro y luego me pedirás que te deje conducir – bromeó él dándole un beso.

- ¿Lo harías? ¿Me enseñarías a conducir? – dijo ella emocionada.

- Ni de broma te dejo mi furgo – se rio Eddie -, no sabes ni andar sin tropezar la mayoría de veces. Que tal si empiezas por algo más pequeño. Podría enseñarte a llevar mi vieja moto.

- ¿Tienes una moto y no me lo habías dicho? – exclamó Jackie aún más emocionada – Si lo que pretendes es conquistarme aún más, no es necesario. Ya estoy loca por ti.

- Está bien, está bien. Cálmate. Primero tengo que ir a hacer una cosa.

- ¿Ir a comprar? – dijo Jackie recordándole su compromiso previo.

- Que sí, tengo que ir a comprar y a hacer una cosa – corrigió Eddie -, pero luego podemos ir a casa y te enseño la moto, ¿te parece?

- Perfecto – contestó Jackie -, yo iré a la biblioteca. Esta vez sin perderme.



- Ok, nena – le dijo Eddie a Jackie cuando aparcó la furgo en la calle principal -. Quedamos aquí dentro de una hora. No te metas en problemas.

- Mira quien habla – respondió ella tomando el camino a la biblioteca.

Eddie primero fue a hacer la compra y después de dejarlo todo en la furgo se dirigió en busca de un teléfono público.

Marcó el teléfono que le había dado Mike y esperó nervioso a que le contestaran.

- Residencia Wheeler, aquí hoy todo va rodado – contestó una voz de hombre.

- ¿Qué? – exclamó Eddie y se puso a reír al pillarlo – Rodado, claro. De Wheel, rueda.

- Por fin alguien lo entiende. Dime, ¿con quién hablo?

- Sí, disculpe. Soy Eddie, Eddie Munson.

- ¿Eddie? ¿El novio de mi hija? – dijo el hombre sorprendido.

- ¿Es Eddie? Dame el teléfono – oyó la voz de la madre de Jackie por detrás.

- No mamá, es mi turno. Tú hablaste con él el otro día, hoy me toca a mí.

- Bueno, en realidad quería hablar con los dos – les dijo Eddie.

- ¿Ha pasado algo? – se preocupó su padre.

- No, no. Todo está bien. Todo está muy bien. Solo quería hablar con ustedes seriamente con ustedes antes de que vengan – explicó Eddie nervioso -. Quería formalmente pedirles permiso para estar con su hija. Se que llevamos muy poco y que no tengo demasiado por ofrecerle, pero amo a Jackie como a nadie. Lo supe desde el primer momento que la vi, ella es el amor de mi vida. Y sería el hombre más feliz del mundo si me dieran su bendición para pedirle que se case conmigo cuando me gradúe.

Vuelta a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora