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Era pasada la medianoche.

Jackie estaba tumbada en su sofá-cama escuchando música y garabateando cuando un destello proveniente de la pequeña ventana del sótano le reflejó en los ojos.

Cuando miró hacia allí, vio la cara de Eddie pegada al suelo intentando captar su atención. Este cuando vio que miraba, le enseño un papel donde había escrito "¿Puedes salir?".

Jackie puso los ojos en blanco soltando un suspiro y se levantó para reunirse con él.

Cuando abrió la puerta de casa no lo vio, solamente había su mano sosteniendo una flor hecha con papel de fumar. Miró al lado y lo vio apoyado en la pared mirándola con su mejor cara de cachorrito.

Intentó no sonreír y cogió la flor. El tallo era un porro y en los pétalos había escrito "I love u".

- No voy a matarte, aún no – bromeó Jackie dándole un beso en la mejilla -. ¿Tienes tiempo o te has escapado?

- Tengo una hora – contestó él rodeándola por la cintura -. Aunque no te lo creas, me he portado bien y le he pedido permiso a Wayne para venir un rato.

- Uau, tú pidiendo permiso eso si es salirse del personaje – dijo Jackie con una sonrisa burlona -. ¿Podemos ir a tu furgo? Hace frío.

Eddie la miró y se percató que solamente llevaba puesta una camiseta ancha y nada más y que el frío había erizado sus pezones.

- Ya lo veo – recalcó este mirándole las tetas.

- Estúpido – le bufó Jackie mientras corría hacia la furgo, abrazándose a ella misma para no pasar frío.

Eddie subió tras de ella a la parte trasera donde tenía una manta doblada para ciertas ocasiones y vio que ya estaba sentada en ella encendiéndose su porro.

Cerró la puerta tras de él y se quitó la camiseta.

- ¿Qué haces? – le cuestionó Jackie mirándolo con sospecha, viendo como después de la camiseta comenzaba a desabrocharse el cinturón y los pantalones.

- Sexo de reconciliación – contestó él con una pícara sonrisa.

- ¿Y quién lo ha decido?

- ¿No quieres? – le susurró con voz seductora mientras avanzaba para colocarse prácticamente encima de ella.

Jackie se puso colorada y simplemente soltó una risilla nerviosa. Ni ella misma podía creer las cosas que le hacía sentir ese chico, quien le hubiera dicho que después de todo lo que le sucedió solo bastaría una sonrisa de él para querer fundirse de placer entre sus brazos.

Lenta y dulcemente, Eddie comenzó a darle besos por todo el cuello.

- He pensado en lo que ha dicho Gareth – comentó sin dejar de besarla -. Tal vez no sea tan mala idea lo de buscar un piso.

Jackie lo miró con cierto escepticismo.

- No pongas esa cara – se rio tumbándose a su lado y cogiéndole el porro -. En realidad, es algo que ya tenía pensado, antes de conocerte a ti y todo. Creo que con 20 años, ya es edad suficiente para poder independizarme. Había mirado algunos sitios, pero todos eran demasiado caros para mi solo. Pero si lo hacemos juntos sería mucho más fácil – explicó intentando convencerla.

Esos eran los motivos más obvios, el otro era que realmente quería irse a vivir con ella. Poder llegar a casa y saber que ella también estaría allí con él.

Vuelta a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora