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4 de abril

El sol empezaba a despuntar en Hawkins y todos los chicos estaban reunidos en la cabaña de Hopper, preparados para el que esperaban que fuera su último viaje al Mundo al Revés.

Esta vez quien lideraba la expedición era Hopper y todos le acompañaban. Bueno, excepto Joyce que obviamente dijo que ella ahí no iba y Erica que se quedó en el hospital con Max.

Iban bien preparados. Gracias a los contactos con el gobierno, les habían facilitado armamento e incluso un transporte blindado.

¿Armas a menores? ¡Estamos locos! Los únicos a los que Hopper permitió llevar armas de fuego fue a Steve, Nancy, Robin, Jonathan y Argyle, que se negó. El resto se tuvieron que conformar con llevar algo parecido a un machete.

- Sólo como defensa – les avisó Hopper mientras les entregaba a cada uno su arma -. Nada de ir jugando por ahí con eso.


Lo tenían todo planificado. Entrarían por la zona de la carretera que era la más alejada al pueblo, Ce aseguraría una parte del portal para que todos pudieran acceder. También llevaban consigo el walkie de Dustin para que, a la que cruzaron, pudieran contactar con Eddie.


Cruzar el portal fue fácil, como meterse en un túnel y salir inmediatamente al otro lado.

Jonathan conducía lo que parecía un todoterreno, mientras Hopper, Nancy y Steve iban andando rodeando el vehículo, bien armados y alertas.

Nada más llegar al Mundo al Revés, fueron recibidos por una bandada de murciélagos.

- ¡Malditas bestias! – gritó Steve mientras les disparaba a todos los que se acercaban demasiado.

- ¿Creéis que esos bichos pueden entrar aquí dentro? – preguntó Robin en pánico viendo como algunos de los murciélagos se estampaban contra las ventanas intentando entrar – No he dejado de pensar en todo eso de la rabia desde la otra vez.

De repente comenzaron a oír los gritos de Eddie a través del walkie.

- ¡Dejad de hacer ruido! Henderson, ¿me oís? ¡Dejad de hacer ruido!

Mike abrió la puerta del vehículo y avisó a los otros.

- ¡Dejad de hacer ruido! ¡Corred, entrad!

Los tres se miraron sin entender, pero obedecieron sin rechistar y se metieron dentro del todoterreno, apagando el motor.

- Quedaros dentro y no salgáis – se oyó decir a Eddie -. Yo os avisaré.


Esperaron pacientemente dentro, aguantando los zarandeos y golpes. Hasta que oyeron un ruido fuera y todos aplastaron sus caras contra las ventanas para ver qué pasaba.

A lo lejos vieron que era Eddie que iba hacia ellos, destrozando por el camino a todo el murciélago que se encontraba. Pero también vieron detrás de él otra impresionante figura siguiéndole.

- ¡Eddie, detrás de ti! – comenzaron a gritarle todos dentro del vehículo - ¡Demogorgon!

Pero él no les escuchaba. Seguía peleando con los murciélagos hasta que la mayoría huyeron.

- Eso... huid, asquerosos – les gritó Eddie a los últimos que se iban volando.

Todos bajaron del vehículo en cuanto vieron que se habían ido. Con la cara descompuesta y apuntando sus armas al demogorgon, sin entender lo que veían. Eddie estaba girado hacia la criatura y se reía mientras le tiraba murciélagos medio muertos y este los cogía al vuelo para comérselos.

Vuelta a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora