15

27 2 12
                                    



A la hora del almuerzo, aprovechando que Eddie no estaba, Jackie fue a su rincón en el bosque sola.

Se comió su manzana, se bebió su refresco, se encendió un porro y se puso los auriculares con música. Busco una posición cómoda apoyada en un árbol y cerró los ojos dejando su mente libre volar a otros mundos.


Era plenamente consciente de que Eddie le había pedido que no lo hiciera estando sola, pero tampoco es que fuera a pasar nada malo.


Primero llegó a la oscuridad y dio un par de pasos asegurándose de dejar bien su cuerpo, pensó en ir hasta Henry y su mente la llevó hasta allí.

- Hola.

- Hola mi niña – la saludó Henry -, ¿volviste?

- Sí. Tenía curiosidad – contestó Jackie sinceramente -. Aún no se que pensar de todo esto, pero quiero saber quien eres y que es lo que puedo hacer.

- Bueno, si quieres que te cuente más cosas tendrás que confiar un poco más en mi – dijo Henry en una falsa amabilidad -. Podemos ir a otro sitio donde podemos interactuar mejor, ¿no crees?

- ¿Físicamente? – preguntó Jackie con desconfianza.

- ¿Me tienes miedo?

- No – le respondió con una mirada desafiante -, dime donde.

- Tienes carácter, como tu madre. Me gusta eso – dijo él riendo -. No te preocupes mi niña, por ahora no es necesario que vayas físicamente. Sólo sígueme.

Henry le mostró señalando con la mano un nuevo mundo.

Lo primero que vio era el ático de una a Henry suspendido en el aire por unas enredaderas enganchadas a su espalda.

Vio como descendía y se paraba delante de ella.

- Este es mi mundo – le dijo este esbozando algo parecido a una sonrisa.

- ¿Vives aquí?

- Podría decirse. Aunque más bien estoy atrapado aquí – le explicó -. Cuando llegué esto era un mundo salvaje y con un poder increíble, así que poco a poco lo he ido modelando a mí.

- Parece Hawkins – comentó Jackie mirando por la ventana que daba al exterior.

- Bueno, es donde crecí así que me es familiar.

- ¿Y estás aquí solo?

- No, hay otras criaturas que ya estaban antes que yo. Pero te aconsejo que te alejes de ellas – le advirtió Henry en un tono paternal, como si la hablara a una niña pequeña -, son muy peligrosas si no sabes controlarlas.

- ¿Y tú puedes controlarlas?

- Sí, es parte de mi poder.

- ¿Puedo verlas?

- No. No quiero que tengas miedo.

- No tengo miedo. No me dan miedo los monstruos, los humanos son los verdaderos monstruos – dijo Jackie saliendo a relucir todo su dolor interno.

Henry soltó una risa sorda.

- Ven mi niña – le dijo -, tal vez no pueda enseñarte los monstruos que quieres ver porque aún no estás preparada. Pero te puedo mostrar muchas otras cosas.

Vuelta a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora