Cuando la moto aceleró, la inercia empujó a Jisung hacia atrás e instintivamente, se sujetó más fuerte a la cintura de Minho. Al doblar una curva, la Harley y sus dos ocupantes se inclinaron hacia la derecha, Jisung se pegó al cuerpo de Minho.
- Adónde vamos? -gritó para que se le oyera.
- No muy lejos - contestó Minho - ¿Te gustan los marisco y el pescado?
- Sí. Vamos a un restaurante de comida asiática, ¿Shrimp?
- Exacto.
- ¡Me encanta!
Saber que iban a un restaurante que conocía le tranquilizó y le permitió disfrutar del paseo en moto. Hacía años que no montaba en una y Minho la manejaba con la experiencia de un piloto profesional. Montar en moto era más excitante que montar en coche. Su asiento era un poco más alto que el de Minho, podía ver por encima de su hombro. Si hubiera querido, podría haberse inclinado un poco y haberle lamido el lóbulo de la oreja. «Pero si lo hago - pensó - igual pierde el control y nos salimos de la carretera.»
El rugido del motor bloqueaba cualquier otro sonido. El viento secaba sus labios y alborotaba su cabello - varios mechones habían escapado del pequeño clip que tenía en el cabello y bailaban alrededor de su cara - pero además el viento le traía el olor ya familiar de Minho. Inspiró para llenarse de él y sus pezones se endurecieron. «Parezco un perro - se dijo - Huelo a Minho y empiezo a salivar. Me pregunto si lo nota.» Sentía la extraña necesidad de frotar su cara contra la camiseta de él, como una gata que marcara su territorio.
A los pocos minutos llegaron a un boulevard. Minho aparcó frente a un bloque de edificios que albergaba el restaurante y ambos desmontaron.
Jisung quería entablar una conversación informal mientras caminaban hacia la entrada del local, pero no se le ocurrió nada que decir. Todavía no acababa de creerse que estuviera con Minho, mientras su cerebro intentaba poner orden en sus pensamientos, otra parte de su cuerpo estaba ya de fiesta.
"Shrimp" ocupaba parte de un edificio que antiguamente había sido una fábrica. En el centro de la planta baja se encontraba un popular bar rodeado de peceras de agua salada, de modo que los clientes del restaurante disfrutaban de espectaculares vistas de peces que por lo general sólo podían verse en el océano.
El maître los acompañó a una mesa con muchos aspavientos, ayudó a Jisung a quitarse la chaqueta y a colocarla en el respaldo de su silla.
Cuando el hombre desapareció, se hizo un incómodo silencio entre ellos. Consciente de que podía llevar unos pelos de loco, Jisung se examinó el peinado a tientas e intentó dominar los mechones rebeldes. Quería decir algo, pero nada de lo que se le ocurría le parecía bien, fingió estar estudiando el menú. Minho habló primero.
- ¿En qué estás pensando?
- Me ha sorprendido que vinieras... Quiero decir, después de lo de anoche - se explicó Jisung ante su expresión extrañada - cuando me dijiste que me fuera - su voz denotaba inseguridad.
Él frunció el ceño.
- No pienses que te rechacé, bonito. Dejarte marchar anoche es una de las cosas más difíciles que he hecho en la vida.
- ¿Ah, sí? - susurró el rubio.
- Y tanto - su voz se hizo más grave - Necesitaba follarte como necesito respirar.
Jisung suspiró, pero antes de que pudiera decir nada, apareció el camarero con una bandeja y una botella de agua. Como ambos conocían bien el restaurante, habían pedido los platos de memoria; unos tacos de gambas para Minho y unos calamares para Jisung. Cuando volvieron a estar solos, él negó con la cabeza.

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Bad Boy
FanfictionComo propietario y editor jefe de Heat, la revista digital más caliente de Dallas, Han Jisung está dispuesto a todo para conseguir una buena historia, incluso a colarse en el Club 69, donde no todo es lo que parece.