A Jisung le sorprendió la casa de Minho. En lugar del apartamento en el que le imaginaba, vivía en una casa tipo rústica de ladrillo rojo, construida, probablemente, a principios de los años sesenta. Las contraventanas y las repisas estaban pintadas de color negro, mientras que la puerta principal y la del garaje eran de color marfil. Al aproximarse a la casa, Minho sacó el mando de la puerta del garaje de debajo de su asiento. Al entrar, una luz se encendió de forma automática.
El interior del garaje de dos plazas se veía ordenado. De las paredes colgaban, organizadas sobre plafones, varias herramientas, en las estanterías había cajas perfectamente alineadas y etiquetadas. Entraron en la casa por el cuarto de la lavadora, tras pasar por la cocina llegaron al salón.
-¿Te apetece tomar algo? - preguntó él - Puedo abrir una botella de vino o prepararte una copa.
- Me apetece vino blanco, si tienes.
- Ahora te lo sirvo. Echa un vistazo por ahí, si quieres.
A Jisung la casa le recordaba a aquellas exposiciones de las tiendas de diseño. Los muebles eran cómodos y bonitos, pero parecía que nadie viviera alli; no había plantas por ninguna parte. Recorrió las estancias: comedor, estudio, habitación de invitados, dormitorio...
Cuando Minho volvió, le encontró ante la doble puerta acristalada del dormitorio, mirando hacia el jardín. Había encendido la luz exterior, que iluminaba el porche de madera y la piscina, rodeada por una valla de unos cuatro metros de altura.
- ¿Nos sentamos fuera? - preguntó mientras cogía la copa de vino de las manos de Minho.
- Claro - accedió él, colocando la botella de vino y la otra copa sobre un mueble cercano. Alcanzó una llave de la repisa superior de la puerta y abrió el cerrojo.
En el patio se estaba bien, el aire era cálido y agradable. Jisung eligió una tumbona con cojines para sentarse y Minho se acercó a él con una silla de teca. Había plantados frente a la valla grandes matorrales de evónimo que rodeaban el jardín y aumentaban la sensación de intimidad.
- Esta casa es preciosa. ¿Hace mucho que la compraste?
- Unos siete meses, cuando regresé. Me salió bastante bien de precio porque sólo tiene un baño. La mayoría de los compradores que tenía eran familias que buscaban una casa con dos o tres baños - dudó unos instantes - pero no vengo mucho por aquí, tengo un apartamento cerca del club.
Jisung bebió un poco de vino y levantó las cejas sorprendido.
-¿Riesling?
- Sí, dijiste vino blanco; no especificaste si querías Chardonnay- dijo él - pero puedo traerte otra copa si prefieres...
- No, me gusta este vino.
- Me alegro. Pasé una temporada convaleciente en una base en Alemania. Y mis primeras salidas fueron excursiones al valle del Rin. Allí aprendí a apreciar los vinos riesling.
- ¡Eres una caja de sorpresas! - exclamó Jisung tomando otro sorbo de vino.
Minho frunció el ceño, por unos instantes, el rubio pensó que iba a decirle algo. Pero se equivocó. Sin decir nada, dejó su copa en el suelo y empezó a desabrocharse el cinturón.
- Pero ¿qué haces? - exclamó Jisung.
- Voy a meterme a las piscina – contestó mientras se descalzaba, se bajaba los pantalones y empezaba a desabrocharse la camisa.
- ¡Estás loco!
- Es muy probable - afirmó Minho, y dejó la camisa sobre la silla.
Jisung contemplaba cómo se desnudaba, disfrutando de las vistas, aunque se sobresaltó cuando se dio cuenta de que llevaba una cartuchera en la pierna derecha, que dejó en el suelo junto los pantalones.

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Bad Boy
FanfictionComo propietario y editor jefe de Heat, la revista digital más caliente de Dallas, Han Jisung está dispuesto a todo para conseguir una buena historia, incluso a colarse en el Club 69, donde no todo es lo que parece.