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Minho había topado con la mirada decidida de Jisung. Con las pintas que llevaba - descalzado, vestido con un albornoz que le iba enorme y con el pelo hecho un desastre- podía parecer ridículo, pero la verdad era que imponía más que el perro guardián de su padre. Se esforzó por reprimir una sonrisa por miedo a que él le metiera la mano bajo la toalla y le arrancara el honor. «El caso es que tiene razón», pensó. Él le estaba exigiendo que le contase todo lo que quería saber, pero sin embargo él no soltaba prenda. Su concepto de juego limpio se daba de bruces con su sentido del deber.

De repente recordó la carta que Chris le había mandado cuando todavía servía en el extranjero contándole que acababa de conocer a Jihyo. Aunque no recordaba todo lo que decía la carta, había un fragmento que no se le habla borrado jamás de la cabeza: «No sé qué me pasa con esa chica, Minho. He estado con mujeres mucho más guapas, pero nunca había estado con ninguna que me volviera loco como Jihyo. Nada más mirarla sé que estoy dispuesto a hacer o decir lo que ella quiera para hacerla feliz. Y, además, me pone con sólo mirarme.»

Allí de pie, con Jisung echándole la bronca, Minho sintió que algo le hermanaba a su gran amigo de la infancia. En cuarenta y ocho horas, aquel adorable torbellino había entrado en su vida y en sus pensamientos como ningún otro hombre o mujer lo había hecho nunca.

-¿Cómo lo hacemos, Minho? ¿Tú me cuentas lo tuyo y yo te cuento lo mío, o pasamos de lo de compartir? - preguntó el rubio.

- Tú ganas - dijo él, que sonrió abiertamente al ver la cara de sorpresa que puso Han. Se había puesto tan bonito que no esperaba que él acabara rindiéndose.

Le cogió de la mano y lo hizo entrar en la casa. Una vez dentro, le señaló el sofá. El periodista se sentó sin abrir la boca y él se apoyó en el brazo de su sillón favorito, que estaba enfrente.

- Jisung, soy policía y estoy infiltrado en el club de Wang para vigilarle.

Minho notó que aquello, al mismo tiempo que lo tranquilizaba, encendía aún más su curiosidad.

-¿Vigilarle para qué?

- Sospechamos que introduce inmigrantes ilegales en el país.

- Eso no es asunto de la policía de Dallas - dijo él periodista frunciendo el ceño.

«Es rápido», pensó, dándose cuenta de que su comentario le había molestado. - Tienes razón. Es una investigación federal compartida con el FBI y La Migra.

- ¿La Migra? ¿Inmigración?

- Exacto. La Oficina de Inmigración y Aduanas. La investigación requería soporte local, yo era la persona adecuada.

-¿Por qué? ¿Qué es lo que te convierte en la persona adecuada? - preguntó Jisung ladeando la cabeza como un pajarillo curioso.

- Era policía militar en Iraq. Acabo de volver. Mi experiencia y la recomendación de Christopher hicieron que el Departamento de Policía de Dallas me diera un trabajo. Me habían asignado esta misión incluso antes de pisar la comisaría del distrito.

-¿Es porque tienes conexiones con hispanos y de alguna forma entiendes ciertas cosas?

– En parte sí. También existía la sospecha de que Jackson podía tener un infiltrado en el departamento, el hecho de que yo acabara de volver de Iraq y que nadie me tuviera muy visto me hacía el hombre perfecto para esta investigación. - Dudó durante unos segundos – Mi nombre ante la misión y parte de mis años sirviendo era Lee Know, pero ya sabes el verdadero, Lee Minho.

Pero Jisung no deseaba cambiar de tema.

- Entonces, ¿tus cargos por agresión son parte del montaje?

Bad Boy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora