Un hombre de mediana edad montado en un Cadillac verde los estaba mirando. Minho hizo un gesto de disculpa con la mano y pisó el acelerador.
- ¡Tenemos un problema con los coches y los cláxones! Cada vez que estamos a punto, alguien nos toca el claxon.
- Quizá es nuestro ángel de la guarda - bromeó Jisung.
Él rió, burlón.
- El mío dimitió hace años - dijo - Estamos llegando a casa de mis padres.
Jisung observó con curiosidad mientras el todoterreno atravesaba un paseo rodeado de árboles. Eran robles de unos doce metros de altura, que formaban un verde y denso dosel sobre sus cabezas.
La mayoría de las casas parecían haber sido construidas en la época que siguió a la segunda guerra mundial. No había aceras, pero cada patio tenía arbustos en flor, siendo las rosas rojas y amarillas las más comunes. A ambos lados de la ancha avenida había coches aparcados.
- Parece que hay muchos invitados - dijo Jisung.
Minho asintió.
- Normalmente lo habríamos celebrado durante un fin de semana, pero el hermano mayor de Sunny está de permiso, no teníamos otra opción. Mañana por la tarde se va otra vez.
Aparcaron entre dos autos. Todavía no habían salido del coche pero Jisung ya podía oír la música y las risas de la fiesta. Minho le dio la mano para ayudarle a bajar, cuando ambos estuvieron de pie en la calle, él lo besó en los labios. Han se aferró a ese beso alargándolo hasta que él tuvo que interrumpirlo.
- Si no paras, voy a echarme encima de ti delante de los vecinos. ¡Vamos! - dijo, sacó un regalo cuidadosamente envuelto de dentro el coche.
Jisung llevaba su regalito, pero dejó su chaqueta en el asiento del copiloto. Caminaron hasta la esquina. A medida que se iban acercando, la música y las voces sonaban cada vez más fuertes. Lee le sujetaba por la cintura, aunque Han no era una hombre muy bajito a lado de él, se sentía pequeño. «Me encanta.»
La casa estaba algo alejada de la calle y rodeada por una pared de ladrillo de unos dos metros de altura. Un tejado de tejas mediterráneas coronaba la casa, también de adobe. La puerta de hierro forjado estaba abierta para que entrasen los invitados.
- ¿Creciste aquí? - preguntó Jisung.
- Crecí en esta propiedad, pero no en esta casa. Cuando el último de nosotros se graduó, mis padres derribaron la casa vieja y construyeron ésta. Mi padre trabajaba de jefe de obra antes de retirarse.
Cruzaron la puerta de hierro y llegaron a un patio lleno de flores. Bajo el porche, la puerta principal de la casa estaba abierta.
- A alguien le encanta la jardinería en esta casa - dijo el rubio.
– Mi padre tiene un huerto y mi madre planta flores.
Cuando estaban llegando a la puerta, una gatita salió a saludarlos. Se acerco a Minho para restregar su pelaje en sus piernas. Han se quedó inmóvil.
- No te asustes, es su manera de saludar-lo tranquilizó él.
- ¿Estás seguro?
Minho tendió su regalo a Jisung, para que se lo sujetara, y se agachó ante el gato.
- Esta es Nala, es una buena chica. ¿A que sí, bonita? - dijo acariciando el pelaje del minino. El animal ronroneo contento.
- ¡Me esperaba más bien un perro chihuahua! - bromeó Han.
- Eso es un comentario racista, bonito - dijo él poniéndose en pie y cogiéndole por el brazo para entrar en la casa - Nala es la concentida de la familia.

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Bad Boy
FanficComo propietario y editor jefe de Heat, la revista digital más caliente de Dallas, Han Jisung está dispuesto a todo para conseguir una buena historia, incluso a colarse en el Club 69, donde no todo es lo que parece.