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Al día siguiente por la tarde, después de la redada en el almacén, Jisung y Minho se relajaban en el jacuzzi del tercer piso del edificio Heat. El agua caliente le sentaba bien, y es que todavía le dolían los brazos del rato que había pasado encadenado. Estaba sentado en el regazo de Minho, y le daba de comer uvas y fresas que cogía de un bol junto a la bañera.

- Hoy he tenido una propuesta de trabajo - dijo Minho.

-¿Ah, sí? ¿De quién?

- De tu padre.

Jisung sacudió la cabeza. «Debería habérmelo imaginado», pensó.

-¿Y qué trabajo te ha ofrecido?

Minho se inclinó hacia adelante para besarle la oreja derecha.

- Parece que está buscando a un hombre de mi talento para coordinar la seguridad del grupo Han. ¿Crees que intenta sobornarme?

Jisung giró la cabeza para darle un beso. Minho sabía a fresas.

- Mmmm... qué bien sabes. No, creo que, como has salvado la vida de su hijo, ha investigado un poco quién eres. Tu currículum militar debe de haberle impresionado y ahora quiere conocerte mejor.

Minho echó la cabeza hacia atrás para mirarle cara a cara.

- Y tú sabes todo esto porque...

-... porque yo también he hablado hoy con mi padre. Quería saber cómo estaba. - Jisung le acarició los labios con la lengua antes de volver a coger más fruta del bol - ¿Qué le has dicho sobre la oferta de trabajo? - preguntó.

- Que prefiero ser policía. Parecía defraudado.

- No te preocupes. Te aseguro que no será su última propuesta - dijo Jisung acercándole otra fresa a los labios.

- ¿Por qué lo dices?

- Mientras salgamos juntos, eres un elemento que no controla. Ofrecerte un trabajo es una manera de controlar la situación. - Le metió la fresa en la boca y, mientras él masticaba, Jisung siguió hablando - Anoche fue muy duro para mi padre. Ni todo su dinero ni todo su poder podían salvarme. Darse cuenta de algo así debe de haberle afectado mucho.

Mientras masticaba, Minho le hizo un gesto para que siguiera hablando.

- De hecho, hasta admitió que no había sido un buen padre y que quiere compensarme por ello - continuó Jisung. Y sacudió la cabeza. «Si todo fuera tan fácil», pensó.

Minho tragó.

- ¿Así que te va a llevar a pescar y de acampada para recuperar el tiempo perdido?

- ¡No, por favor! - se rió Jisung - No, pero he decidido aprovecharme de este momento sensible suyo. Le he pedido que haga algo por nosotros.

-¿Algo como qué? ¿Que nos compre un país entero?

Jisung le dio un golpe en el brazo.

- No, pero casi. Le he pedido que consiga que todas esas chicas que Jackson tenía prisioneras puedan quedarse en este país.

Minho le miró fijamente.

-Pero, Sung, son inmigrantes ilegales.

- Y ya han pagado por ello. Lo mínimo que podemos hacer por ellas es permitirles empezar una nueva vida aquí.

- Bueno... si hay alguien que pueda conseguir algo así, ése es tu padre - dijo Minho acariciándole el hombro - He estado pensando... - añadió.

- ¿Qué?

- ¿Por qué no vamos a tu apartamento y jugamos?

- ¿Jugar?

- Si...

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