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Detrás de él, Jisung se acercaba a la moto hasta que llegó a su lado y se detuvo. Estaba delicioso con aquel pantalón ajustado. Todas las buenas intenciones de Minho se esfumaron al momento.

- ¿Qué haces aquí? - preguntó él, inmediatamente pensó: «Vaya pregunta más estúpida acabas de hacerle.»

- Paseando. ¿Qué haces tú aquí?

- Esto... me preguntaba... me preguntaba si tenías planes para cenar - dijo, pudo ver una sombra de duda en la cara de Han. La idea le apetecía, pero el miedo lo retenía. «Joder, le he salvado el culo dos veces, primero con Daniel y luego con Wang, todavía desconfía de mí. Lo mejor para los dos es que me diga que no.» No quiso insistir, se quedó sentado, quieto, esperando a que él rubio se decidiera.

- Estamos organizando una barbacoa - contestó señalando hacia la terraza del garaje - ¿por qué no te apuntas?

«No quiere estar a solas contigo - pensó él - Déjalo, Lee. Márchate de aquí.» Minho negó con la cabeza.

- Estoy rodeado de gente cada noche. Preferiría ir a un sitio tranquilo, donde pudiéramos hablar... tú y yo solos.

Si ver a Minho sentado sobre su moto delante de su casa había sorprendido a Jisung, la invitación a cenar lo dejó de piedra. «¿Qué clase de hombre se presenta en tu casa por sorpresa para llevarte a cenar en moto? - Han se respondió a sí mismo enseguida - Un hombre al que le dan igual las normas. Mi tipo de hombre.» Entonces tomó una decisión súbita.

- Tengo que cambiarme. Me pongo algo más cómodo y salgo. Dame cinco minutos.

Minho permanecía inalterable, pero el rubio adivinó cierto brillo de sorpresa en sus ojos antes de que él asintiera. Sin pararse a pensar en lo que estaba haciendo, cruzó la calle corriendo, saludó a los guardias de seguridad y tomó el ascensor hasta la cuarta planta. En pocos minutos se había puesto unos vaqueros y una camiseta de manga corta, un calzado a juego y una chaqueta de piel. Se arreglo el cabello para después meter su billetera, un cepillo y una barra de labios en una pequeña mochila, se guardó el móvil en el bolsillo y fue hacia la puerta. Vaciló unos instantes y retrocedió hasta el dormitorio, abrió un cajón, sacó una caja de preservativos y se guardó tres en la billetera. «No puedo creer que esté haciendo esto.»

Ya había cerrado la puerta de casa y estaba llamando el ascensor cuando la duda le asaltó. «¿Cómo sé adónde me va a llevar o qué es lo que ha planeado? Por lo poco que sé de él, es de todo menos un santo. ¿Qué es lo que estoy haciendo?» Y en lugar de esperar el ascensor, sacó el móvil y marcó el número de los Bang.

Jihyo contestó enseguida. Le contó a Jisung que estaba esperando una llamada de Chan, que estaba a punto de salir del trabajo. Desde que sabía que iba a ser padre, su marido había vuelto a trabajar en el turno de día.

Jisung le preguntó cómo se encontraba y si su bebé le daba mucha guerra, pero luego cambió de tema.

– Oye, guapa, necesito ayuda. Anoche, en el club, Chan me presentó a un hombre. Se llama Minho... - Dudó unos segundos. Acababa de darse cuenta de que ni siquiera sabía su apellido Me está esperando abajo, me ha invitado a cenar... Y ha venido en moto. Hizo una pausa, pensando en lo que iba a decir a continuación - Lo que quiero es que me digas sí puedo confiar en él o no.

Hubo un momento de silencio. Cuando Jihyo se puso a hablar, su voz era sería.

- He oído a Chan hablar de Minho. Crecieron juntos.

- Lo sé - dijo Jisung - Chan me lo contó, pero también me dijo que le había detenido. Por agresión. ¿Qué hago, me monto con él en la Harley o no?

Bad Boy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora