CAPITULO XLVIII

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El día amaneció como otros, no hubo un beso al despertar, ni una palabra bonita, el mayor despertó y se apego al burro para continuar con su tenue rutina, Dario estaba despierto no se movió de la alfombra amaneció ahí sintiendo el frío al ras de una cama que estaba ahí pero que no era suya, se acurrucó cerca del sillon pero era inútil menguar lo que sentía. Bajo lento pues los golpes del día anterior como era de costumbre cobraba factura, preparo un café, está vez se cercioró de que el sabor vaya a la par con la amargura del mismo, Alejandro que lo vio solo atino a reír

—mira cómo te trata ¿Y le haces café? —pregunto con burla —se te olvidó prepararle un emparedado y quizá un bowl con cereal —concluyo tomando un poco del café que había preparado

Dario bajo la mirada virtió el café que quedaba mientras se sentía estúpido —no aceptará, es obvio que no lo hará, no sé porque lo intentó— se dijo para si mismo, pero el tratar no le costaba nada, o bueno, eso quería creer.

—Toma ¿quieres algo más? —pregunto sin inmutarse, Dorian que le sorprendía aquel detalle lo miro desconfiado, pues después de un buen acto siempre venía algún tipo de favor

—Que es lo que quieres Dario, no estoy para tus estupideces —respondió tomando el café —la misma bazofia... es increíble —puso de lado la taza con cara de asco, Dario lo miro derrotado, su carta de presentación había fallado

—Deja que vaya a los cursos, por favor... es lo único que te pido, no quiero ni pido más, solo deja que vaya, prometo arreglarmelas por mi cuenta, no te pediré dinero, ni útiles, ni nada de lo que me pidan.... —cerro los ojos esperando que un golpe se estampe en su rostro, pero obtuvo una respuesta, que si bien esperaba, prefería no oír

—Creo haberte dicho que no ¿Verdad? —respondío en seco

—Por favor, te juro que no te daré problemas, seré el mejor, estudiaré mucho... por fav... —fue interrumpido por el mayor que ya lo tenía agarrado del cabello estrellando lo contra el espejo

—Eres idiota o es que acaso no viste tu rostro ¡Mírate! —lo empujó —que dirás si te preguntan ¿Me acusaras, llamaras a la policía y esperarás que ellos te ayuden?

—No, no, claro que no, si voy Carmen dejara de sospechar, tu mismo la oíste, cree que esto me lo hiciste tú, si sabe que Alejandro y yo vamos juntos será todo más creíble —Dorian lo soltó pues de uno u otro modo el menor tenía razón y aunque no quería dar su brazo a torcer, tuvo que aceptar y probar cuan fiel podría ser Dario, así evitaría que Alejandro buscará a Ángel pues el sería quien se encargaría del pelinegro.

—tu no eres nada idiota, está bien, podrás ir, pero no te daré ni un solo centavo ¿Entendido? —el menor asintió, Dorian termino e vestirse y salió rumbo al hotel, aún tenía mucho de que hablar con Ángel.

Dario tenía un apice de felicidad dentro de si, por fin haría algo, socializaria y sería normal, tenía la oportunidad en frente y no pensaba desperdiciarla, tomo un bolígrafo y los periódicos que era lo único que tenía en esa habitación, bajo a las sala esperando que Alejandro saliera pues el era su única opción

—por favor, llévame... prometo lavar tu coche, limpiar tu cuarto y lo que gustes, solo necesito que me lleves por favor —mencionó, Alejandro lo miro llevando unas hojas de periódico y un bolígrafo por lo que era momento de sacar provecho a esa situación

—Claro, te llevó, te traigo, hasta incluso te daré algunos útiles y libros, a cambio necesito información sobre Ian y tienes todo el camino para contarme, si te atreves siquiera a mentirme o guardarte cosas para ti olvídalo —el muchacho asintió y lo siguió a su camioneta, el camino algo largo ayudo en el cuestionario.

ALMAS OSCURAS / Nuestro eterno sufrimiento Donde viven las historias. Descúbrelo ahora