ALMAS OSCURAS / Nuestro eterno sufrimiento

CAPÍTULO XXXXII

—¿Terminaste? —dijo entrando a su cuarto, Bruno para ese momento recogía lo que había usado, asintió y salió despidiéndose del menor

—Deberías dejar de drogarte Dorian —soltó sin más, este sonrió sacando dinero de su billetera

—y tu deberías de hacer solo tu trabajo sin inmiscuirte en mi vida —indicó extendiendole los billetes

—¿tu crees que tu padre estaría feliz de verte nuevamente así? Inventando asaltos para escusar que maltratas a tu esposo, no lo creo —dijo negando con la cabeza

—mi padre jamás estuvo feliz con ninguna decisión que tome, mucho menos lo hubiera estado al saber que me casé con un hombre, así que no lo menciones si no sabes de que estas hablando ¿algo más? —respondió de forma prepotente

—no vale la pena discutir contigo estando en ese estado, ten debes comprarle esto, también anote las instrucciones, eso es todo —se dispuso a salir, pero lo miro nuevamente —ah y si no quieres que se enteren de tu recaída, limpiate —le dijo tocandose la nariz, Dorian prácticamente le tiro la puerta en la espalda viéndose en el reflejo de la ventana que, en efecto, si tenía algo de polvo blanco en su fosa derecha.

Camino hacia su despacho por sus llaves, no le quedaba mucho tiempo para ir por Alejandro y deshacerse de él, se lavo el rostro y busco sus lentes para por fin salir de ahí, pero un fuerte ruido proviniente del piso de arriba lo detuvo, subió lo mas rápido que pudo, viendo a Dario en el piso a lado de las macetas rotas, enojado lo levanto tomandolo del brazo para meterlo nuevamente a su habitación, ahí lo tiro a la cama sin la mínima delicadesa —¿que crees que estas haciendo? Manténte aquí y no salgas maldita sea!

—¿Donde estamos? —preguntó bajito tratando de sentarse

—me sorprende que seas tan imbecil, ¿acaso no reconoces el lugar? —hizo énfasis con las manos —esta es la casa que compre para ti, el lugar donde seríamos felices —rió —simples tonterias

—¿que paso ayer? —Dorian en esta ocasión lo miro indignado se acerco a él, lo tomó del cabello y del cuello

—no me salgas con tus idioteces, que después de lo de ayer me queda muy claro quien eres —lo soltó bruscamente, fue hasta su gaveta y saco unas cadenas, Dario que imaginaba lo que vendría se alejo de él cayendo al piso nuevamente, Dorian lo tomó de ambas manos y lo enmanillo tan rápido que ni Dario tuvo tiempo de soltarse

—No me dejes así, sueltame, por favor, no saldré de aquí, pero no me amarres, sueltame! —dijo jalando sus manos pero solo lograba lastimarse, Dorian lo arrastró hasta la cama y fue ahí que lo dejó atado —¡grita, grita lo que quieras aquí nadie va a escucharte, nadie! —dijo tomándolo de la mandíbula soltandolo con torpeza para luego salir de ahi. En todo el camino no paraba de pensar en lo que Dario había hecho y que cínicamente quería restregarle nuevamente en la cara

*flashback*

—desnudenlo entonces —dijo mientras Dario quedaba perplejo ante lo dicho, Dorian tenía en mente detener todo, solo quería asustarlo, pero no esperaba ver la reacción de Dario, este de un momento a otro comenzó a sonreirles y tocarles los  labios, sólo comenzó a quitarse la polera, Dorian boquiabierto veía los movimientos de su esposo, la rabia hervía en él, más aún cuando vio a Dario a los ojos y este comenzó a besar a uno de ellos tomándole el pene, Dorian no aguanto y se fue sobre el dándole un puñetazo, Dario en el piso no hacia más que reírse relamiendose los labios

—esto era lo que querías ¿no? Porque no lo disfrutas mientras ellos hacen lo que tu no puedes hacer —le grito, Dorian no se aguanto la ira y se subió sobre el dándole certeros golpes en el rostro, Dario continuaba haciendo como si no le importara y seguia con ese aire prepotente