CAPÍTULO XXXX

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Dos semanas pasaron luego de aquel incidente, ninguno se atrevía a mirarse a la cara y aunque durmieran en la misma cama no se decían ni una sola palabra, Dorian seguía drogandose a diario con más intensidad sin siquiera salir de casa a trabajar desviaba llamadas, no atendía los mensajes, era como si a ambos se los hubiera tragado la tierra, por su parte Dario seguía en un agobio continuo a causa de las pesadilla que tenía, Dorian oía los lamentos nocturnos y sólo atinaba a abrazarlo cuando no se despertaba o simplemente dejaba que él solo lo hiciera, lo que causaba una gran angustia al menor, trataba de no dormir por las noches, pero temía que Dorian se diera cuenta y quisiera forzarlo a copular, pues desde aquel día no lo tocó en ningún momento y eso de algún modo comenzaba a preocuparle.

Lo mismo paso aquella mañana, Dorian despertó con un resaca horrible y los niveles de serotonina por el piso, comenzaba a pensar que su vida se tornaba en una sádica y trágica comedia, más ahora que se le habían acabado las drogas y sabía que tenía que ir con su proveedor antes de que terminará dándose un tiro, se dispuso a bañarse hasta que escuchó a Dario

-no, no sueltame, Alejandro no, aléjate, alejense, no me toquen, no lo hagas sueltenme, ¡sueltenme! -grito asustado despertando sudoroso y con una cara de espanto, levanto el rostro y vio a Dorian viéndolo fijamente

-¿otra vez soñaste con tus amantes? -preguntó con intención de molestarlo -es increíble que no tengas un poco de vergüenza -Dario no dijo nada, el sabia que las pesadilla no pararon en días, lo que no sabía era que si las mencionaba igual a ese día, no era su culpa el no poder controlarlas, estaba en un situación que le causaba tanto estrés y tristeza que no media en lo que pensaba, lo peor era que no podía hablarle a nadie de eso, ni de como se sentía -ve a hacerme un café, apurate -ordenó, Dario no dudo en obedecer, ya se sentía mejor, casi los golpes no dolían, pero ver su reflejo en el espejo no era para nada de su agrado, si bien la hinchazón que tenía en el rostro bajo por completo, los moretones aún seguían ahí aunque en un color más tenue.

Subió con el café en mano que ni siquiera probó, no le interesaba en lo absoluto, solo quería dárselo, seguir durmiendo y que se fuera, pero no ocurrió así, quizá si hubiera sabido que el detonante del problema ese día era el maldito café, se habría esforzado más. Lo dejo en la mesa de noche, a un lado de la cama mientras continuaba sentado en el extremo opuesto, Dorian salió semi vestido y probó de la taza, su disgusto fue tal que no pensó dos veces en tirarselo encima

-¡es increíble que ni esta mierda la puedas hacer bien! -le gritó arrojandole la taza, Dario que no se lo esperaba se quedó quieto viéndose empapado, sientiendo como su piel ardía levemente -ahora ve y haz otra, una que parezca café y no esa mierda que trajiste!

-!entonces hazlo tú! -tiró la taza a un costado causando que se rompa, Dorian no tardo en tomarlo de lo cabellos y precionarlo contra la pared sin opción a que el otro se moviera

-¡¿crees que estoy de humor para aguantar tus idioteces?! -grito cerca de su oreja, pero Dario no hizo el menor intento en responder, tenía en mente que lo mejor era quedarse callado y obedecer, pero él también podía pedírselo de mejor forma y no asi

-no era necesario que me tiraras el café, pudiste solo decir que no te gustó -respondió tratando de soltarse

-te trató como se me venga en gana, ¿o ya olvidaste que solo eres parte de un contrato? -dijo sabiendo que eso lo heria -estas aquí para obedecerme y complacerme -apretó más al menor contra la pared para luego bajar sus manos y tocarle los glúteos con descaro -por lo visto la segunda opción te es más viable, abrír las piernas y hacer lo que mejor sabes -lo tiro a la cama y se acomodo sobre él, Dario lanzaba manotazos al aire tratando de defenderse, pero su fuerza era mínima comparada con la del mayor, no basto mucho para agarrarle ambas manos con una sola y con la otra romper la pijama que traía puesta

ALMAS OSCURAS / Nuestro eterno sufrimiento Donde viven las historias. Descúbrelo ahora