CAPÍTULO XXXVIII

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El despertar era inquietante, no quería siquiera abrir los ojos a su nueva realidad, el solo recordar todo lo acontecido le causaba un gran nudo en la garganta, trató de moverse pero la dificultad por las manos atadas y el cuerpo entumido era evidente, sabía que tenía que huir de ahi.

Quería creer que Dorian actuaba así a causa de lo que ingirió por la nariz, o quizá simplemente era por la rabia, se resignaba a pensar que tendría que vivir de esa forma de ahora en adelante, pero, estaba atado a él, la vana ilusión de ser feliz se esfumó como el amor que Dom decia tenerle, recordarlo le causaba tanta rabia que ni siquiera maldecirlo alcanzaría para sesar todo lo que sentía en ese momento, se odiaba tanto por haber creído en él cuando tenía la verdad en frente, se engaño a si mismo creyendo que si era correspondido, era su error pensar que Dom dejaría todo por él, por alguien como él. Sentía el arrepentimiento bailarle en los ojos cada que sentía alguna lagrima recorrer su mejilla, porque no pudo hacer las cosas bien una sola vez en la vida, por que no cedió a lo que su cuerpo y corazón le pedía, si tan solo alejarse de Dom hubiera sido una opción, quizá si la verdad se habría asomado antes que tanta mentira, algo seria distinto, pero como bien le decía su padre, el hubiera no existe, ahora estaba ahí, en una situación igual o peor que en la que estaba lamentando sus malas decisiones.

Dorian veía su reflejo en el retrovisor del auto, estaba bastante borracho y sentimentales destruido, conducía con dificultad pero eso no evito que llegara a su departamento, recordar que le esperaba dentro volvía a estrujar su corazón, no podía perdonarlo, porqué de plano no pudo detener la boda y olvidarlo todo, la respuesta era sencilla, lo quería, pero también quería que Dario sintiera lo que él sintió, esa misma noche trató de engañarlo, más no pudo, el no era así, no era de los que súplica personas con otras, creía que eso era algo mediocre pues jamás encuentras a otra persona que te cause el mismo amor u odio, y en Dario aplicaba ambas.

Abrió la puerta de su cuarto y lo primero que vio fue el brillar de sus ojos desde el frío piso, quizo acercarse para soltarlo pero se detuvo recordando todo de nuevo, pasó de lado y se acostó en la cama, tenía que lamentar su engaño, Dario no hizo ningún ruido al ver en el estado que estaba, volvió a dormir sin darse cuenta.

Al amanecer la resaca le comenzaba a cobrar factura y la razón la tenía en frente, comenzó a inhalar lo que tenía en la bolsa tratanto de mermar los pensamientos, pero no lograba evitarlo, un impulso lo hizo levantarse y tomar bruscamente a Dario por los cabellos para luego tirarlo en el baño, el menor que apenas y despertaba solo sintió el caer en las lozas del baño, como si fuera poco también sintió una fuerte descarga de agua casi helada que le caía encima, sentía como se ahogaba y se resbalaba tras cada que se intentaba cubrír. No dijo nada, el fuerte chorro de agua se lo impedía, Dorian paro cuando vio que ya no se cubría y que solo temblaba.

—¿dejaras de defenderte? ¿tan rápido te cansaste de salvarte a ti mismo? —dijo ríendo de lado, pero el menor no respondió, levantó la cabeza viendo al monstruo que ahora tenia por marido, se acerco y corto el cable que lo sostenía, su muñecas estaban abiertas por la fricción que ejerció para soltarse —¿crees que podrás escapar de aquí? —río viendo como Dario no decía una sola palabra —nunca podrás hacerlo, jamás

—por favor... escuchame, te diré todo, te lo juro, lo que paso con Alejandro, con Domin... —al oír aquel nombre la rabia volvía a él

—no quiero saber detalles de como te acostaste con ellos, me da igual, nada hará que cambie y que deje de sentir el asco que ahora siento por ti, lamentaras día con día el haberme engañado —concluyó tomándolo de nuevo para tirarlo en la cama y forzarlo nuevamente

—dejame por favor, no me hagas esto, tú no, ya no —empezó a llorar al ver sus intenciones, no quería recordar lo que tantos le habían hecho en un hombre que no era como ellos

ALMAS OSCURAS / Nuestro eterno sufrimiento Donde viven las historias. Descúbrelo ahora