ALMAS OSCURAS / Nuestro eterno sufrimiento

CAPÍTULO XXXI

Quisiera enterder algún día porque me hizo eso, porque ahora me siento tan mal... Esto jamas se ira es más que obvio, quisiera hablar con Dorian y contarle pero ¿si no me cree y piensa que fue culpa mía? No quiero ni pensarlo, Dom ya lo hizo, el también lo hará, jamás le diré lo que me hicieron y porque me siento así... jamás. Ahora solo quiero que esa estúpida voz deje de hablarme... no quiero que vuelva a doler...

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El despertar era molesto, desorientado, la cabeza dolía a horrores, nisiquiera notó en que momento se quedó dormido, la oscuridad del cuarto le mostraba que ya había atardecido, quería evitar salir de su cuarto optando por volver a cubrirse con la sábana, pero al girar se sobresalto al ver un peluche gigante en forma de panda, se frotó los ojos tratando de ver mejor para posteriormente acercarse, al hacerlo vio una nota que colgaba de la oreja del peluche, la tomó y vio el hermoso mensaje que tenía esta:

"Eres más que suficiente para mi, ser tú te hace perfecto, si verías a través de mis ojos sabrías que no miento, eres el cielo en medio de este infiero. Te quiero.
Dorian"

Dario sonrió con nostalgia abrazando el peluche gigante con fuerza sintiendo como se le humedecian los ojos -soy muy poco para alguien como tú, soy una mierda y no merezco que me quieras, cuando sepas todo lo que hice dejaras de quererme y te iras... espero que nunca lo sepas -se dijo a sí mismo limpiandose las lágrimas, salió rumbo a la ducha para bañarse y cambiarse, el espejo una vez más le decía que se veía terrible, tenía los ojos hinchados y moretones que todavía no se perdían del todo, quería hablar con Dorian para agradecerle por el regalo, nadie le había obsequiado nada desde hace mucho, prácticamente desde que tenía 12 años, en su última navidad con la que creyó su madre, luego esa fecha comenzó a ser irrelevante para el, pues siempre se la pasaba solo ya que Margot prefería pasar la noche buena con sus amigas y no con él.
Recordar esos pequeños detalles también le dolían, mientras se bañaba pensaba en como seria su madre y que la habría orillado a dejarlo con la que era su tía y que Javier no supiera nada, quizá el simplemente nunca fue deseado, ni por su madre ni por Javier, el rechazo que este sentía por el menor le hacía pensar un millón de cosas que obviamente no eran para nada buenas, siendo más bien pensamientos destructivos que no aplacaban su pena, para el nada tenía sentido y poco creía de que su madre estuviera muerta, algo le decía que no era así.

Salió de su cuarto mostrando la mejor de sus sonrisas, vio que la puerta de la habitación del mayor estaba entreabierta, toco y entró su sorpresa fue ver a Angel agachado buscando algo en el librero, este al notar su presencia giro sonriendo

-Hola, Dorian se está bañando, esperalo si quieres -continuó su labor sonriendo

-volveré -dijo girando hacia la puerta dispuesto a irse, aún le era incomodo estar cerca de Angel

-dijo que están saliendo ¿es cierto? -preguntó de sopetón, el menor se detuvo en seco

-si...

-me alegra, Dorian se merece lo mejor, espero que tu lo seas para él -se paro encontrando lo que buscaba -espero se amen tanto o más como Dom y yo lo hacemos, el amor es mágico Dario, cambia. Y aunque siempre existan baches, o sea, personas que quieran interponerse en medio, el amor lo puede todo -dijo caminando hacia él -yo no te odio por malinterpretar el trato que Dom te dio, él suele ser muy amable, tierno, considerado, quizá por eso confundiste las cosas y creíste que el sentía algo más por ti ¿que tontería no? Igual, no hay rencores, les deseo lo mejor -decía al momento de ver a Dorian salir de la ducha secándose el cabello, mientras Dario mostraba una cara entre sorpresa y más decepción -mira, ya lo encontré te lo devuelvo en cuanto acabe, adiós -salio dándole un corto abrazo a Dorian mientras Dario seguía estático tratando de entender lo que Angel le dijo, el menor abrazo de inmediato al mayor escondiendo su rostro en el hombro del que también correspondió al abrazo de igual forma