CAPÍTULO XX / Un Amor Pasajero

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Una época distinta, por cosas del destino Javier y Dominic decidieron anotarse al servicio militar, en realidad no lo necesitaban pero querían cambiar de aires, los destinaron a un pueblo a las afueras de la ciudad, tenian una salida pasado un mes por lo que siempre aprovechaban en ir a la cantina mas cercana y buscar la mujer o el hombre que saciara sus necesidades carnales.

-Vamos Javier no seas agua fiestas esperamos mucho para poder salir hoy – dijo Dom, animando a Javier para que salieran

-Bueno pero solo un rato, no quiero despertar de nuevo con una resaca del infierno y una mujerzuela fea a mi lado – rio de lado y salieron rumbo a su lugar preferido, un bar de mala muerte.

Llegaron y el destino fijo los ojos para Javier en aquella muchachita recién llegada, que por azares comenzó a trabajar en aquel sitio como mesera, pero al ver que las propinas no era lo suficientemente buenas y su situación ameritaba a mas opto por lo que todas optaban por aquellos lares, la prostitución.

Javier al verla quedo encantado, sus grandes y hermosos ojos grises, el cabello negro completamente ondulado, un cuerpo que podía desear cualquiera y una voz muy angelical hizo que quedará completamente idiotizado, la pelinegra también quedo hipnotizada por aquel joven de buen porte, de ojos azules como el mar y una sonrisa que por mas fría que se notará era muy cálida. Dominic que se dio cuenta de las miradas que ambos se mostraban fue a invitarla a su mesa, sabía que Javier no lo haría por cuenta propia.

-Hola muñeca, al parecer eres nueva ¿como te llamas? – preguntó Dom

-Beatriz, encantada y ustedes, tampoco los había visto por los alrededores ¿no son de acá cierto?

-No, no somos de acá, mi nombre es Dominic, mi estimado amigo se llama Javier, vi que se sonreían los dejo platicando iré por unos tragos y con suerte encuentro algo – sonrió, para luego alejarse de ahí, Dom si bien era bisexual prefería pasar el rato con hombres pues el peligro de tener descendencia era nulo.

-Mucho gusto Beatriz – dijo y a la vez sonreía tomándole la mano, de cerca se veía mucho mas hermosa

-Tu eres mesera o también ofreces tus servicios – preguntó de forma directa, prefería saber la verdad para proceder de buena forma, ella miro de costado, Javier en realidad le gustaba, pero tenía que al saber la verdad solo la tomará como un juego

-Solo soy mesera – mintió – llegue hace una semana y la situación no esta buena pero quisiera cambiar de trabajo, no estoy acostumbrada a este tipo de lugares – dijo, ambos sonrieron entré platica y pregunta se fueron dando cuenta que ambos tenían mucho en común, en definitiva eran lo que ambos buscaban y hasta ese día les había sido difícil encontrar

La noche caía, se les subieron las copas y terminaron pasando juntos aquella noche, donde entregaron sus cuerpos sin medida, olvidándose de todo por un instante. Al despertar no hubo sorpresas mas allá del alcohol ambos querían hacerlo, Javier la abrazo y beso como nunca, algo nacía en el, le propuso ser su novio y ella sin pensarlo acepto si eso era amor a primera vista lo estaban experimentando.

Pasaron semanas Javier salía casi a diario a verla, gozaba de ciertos privilegios en aquel lugar, Dominic que no estaba convencido de aquello fue en busca de información, no le gustaba ver a su mejor amigo tan ciego por alguien que no parecía ser lo que era, escucho rumores y quería salir de dudas, no le costó mucho, más que pagarle a una de sus compañeras de trabajo para que le contará todo, y en efecto los rumores eran ciertos, ella era una prostituta mas del lugar, prefería darle él la noticia a Javier y evitar que siga siendo el objeto de chiste de algunos de ahí, que en mas de una ocasión desearon decirle que se acostaban con su novia.

-Javier, tengo que decirte algo y en realidad no se como lo tomes – dijo notoriamente preocupado

-Dímelo rápido, saldré por Bea, cumplimos dos meses – dijo arreglándose la camisa

-De ella quiero hablarte – no sabia como hacerlo, temía la reacción que tendría Javier

-¿Qué pasa? Habla, deja de lado los rodeos, ve al grano Dom

-Ella te mintió no es una simple mesera del bar, es… es una prostituta – soltó – tu sabes que yo no jugaría con un asunto así porque siento que realmente estas enamorado de ella, pero es necesario que sepas la verdad muchos de aquí lo saben, solo nosotros ignorábamos la verdad. Lo siento – lo tomó del hombro, al instante notó el semblante de Javier caerse por completo

-Gracias, si lo dices es porque es cierto, fui un imbécil por no averiguar mas de ella, me cegué y no quise ver lo que tenia delante de mis ojos. – camino rumbo a la puerta

-¿a donde vas? – preguntó Dom algo confundido – ¿la enfrentaras?

-para nada, le enseñare que yo puedo mentir mejor – salió, estaba molesto y muy dolido, no era para menos.

Desde aquel día todo cambio, Javier seguía enamorándola con detalles y palabras bonitas, mas no tenían relaciones y los besos eran escasos, seguido de los drásticos cambios de humor de Javier que en mas de una ocasión le hacia desplante tras desplante, Bea estaba totalmente confundida permanecía en dudas de saber que pasó, no lo sentía del todo enamorado como se lo juraba o como al principio se mostraba.

El detonante para Bea fue el enterarse de que estaba embarazada tras una serie de mareos, ascos y retrasos que se suscitaron, ella estaba segura de que el bebé que esperaba era de Javier, solo con el no había usado protección, era bastante precavida y para corroborarlo fue por las pruebas correspondientes, llevaba tres meses de embarazo el mismo tiempo en que conocio a Javier. No sabia como decírselo, pero se armo de valor y fue en busca de él para darle la noticia gran parte de ella esperaba que el se alegrara y formaran una familia, lo amaba demasiado, pero no fue así.

-¿A que viniste? ya te dije que no me gusta que te aparezcas sin avisar – dijo Javier notoriamente molesto

-Tengo que darte una noticia – sonrió feliz y lo abrazó – estoy embarazada, vamos a ser papás – soltó emocionada, Javier cayendo en cuenta la alejo de el mirándola confundido

-¿que? Eso no puede ser, yo no quiero tener un hijo, hace un mes que no tenemos sexo, no puede ser mío – respondió, a Bea le cambió el semblante, no esperaba esa respuesta

-Tengo tres meses de embarazo – dio un pequeño brinquito abrazando al mayor, intentando menguar la situación.

Este que no podía creer el descaro que ella tenia la alejo y entro sin decir nada, Beatriz confundida quiso alcanzarlo pero el corrió mas rápido, comenzó a llorar, Javier no había tomado bien la noticia, se fue esperando que el fuera a verla. Así paso una semana mas y no se aparecía, ella mas triste que nunca dejó de trabajar y se quedaba encerrada en su cuarto sin comer ni salir, solo quería ver a Javier, que aceptará a su bebé y la amara como en varias ocasiones le decía, pero no fue así, ese día tampoco paso, una de las amigas de Bea fue en busca de Javier para decirle que por favor vaya a verla, por que eran días que la chica ni siquiera salía a probar bocado y en su estado era más que necesario, Javier que había decidido no ir por ella, se conmovió y fue a verla... muy dentro de si la amaba pero le había mentido, de la peor forma, imaginaba como se reía de él mientras se acostaba con otros

-Mi amor viniste – corrió a abrazarlo, notó que había bajado de peso se veía ojerosa y pálida con un pequeño bultito que se le armaba en el vientre

-Tienes que abortar, no puedes dejar que pase mas tiempo, esa cosa cada día crece mas – soltó sin ninguna pizca de bondad, ella al oír aquello se alejo de el comenzando a llorar

-No es una cosa, es nuestro bebito -dijo sobándose el vientre, derramando las lagrimas acumuladas – no lo haré, no voy a perder a nuestro bebé, Javier por Dios recapacita, es nuestro niño el fruto de lo que sentimos mi amor

-Que no, yo no lo quiero – salió de la habitación, no quería saber mas de aquel tema y buscaría una posible solución, ella corrió detrás suyo y se hinco aun llorando – tienes hasta mañana para hablarme y hacerte el aborto, te daré el dinero

-No te vayas, no me dejes mi amor, Javier es nuestro hijo... no podemos hacer eso, deja que lo tenga lo cuidaremos juntos seremos una hermosa familia

-¿Una hermosa familia? con una puta mentirosa – pregunto de repente

-¿D-de que hablas?

-Crees que no se que te acuestas con todos los que van a esa asquerosa cantina, me mentiste, te pregunte y lo hiciste, ahora vienes diciéndome que estas embarazada de mi, ve y busca a uno de tus clientes haber quien cae en tu juego

-Debí decírtelo, no sabia como reaccionarias y no quería perderte. Siempre me protejo, fue por necesi... – fue interrumpida cuando el la empujo

-¿necesidad? por Dios, si te acuestas con otro es por gusto, por que estas acostumbrada a la vida fácil. Olvídate que nos conocimos – partió con el corazón roto, la amaba pero no podía estar con ella, ese mismo día junto a Dom partieron del lugar no sin antes dejar un pequeño encargo a unos amigos de los barrios bajos, les pidieron que fueran a buscarla y la golpearan, tanto como para perdiera a su bebé.

Así lo hicieron, quedo en estado grave en el hospital, no tenía amigos ni familia en aquel pueblo, estuvo sola en ese hospital por más de dos semanas, ella agradecía que a su hijo no le paso nada pero le dolía que su propio padre haya intentado matarlo. Margot luego de enterarse lo sucedido por parte de Dom fue en busca de la muchacha esta era su oportunidad de por fin tener un bebe que llevara la misma sangre, paso años sin poder embarazarse y eso era lo que más anhelaba, no quería adoptar, pero esta era la oportunidad que siempre había esperado. Cuando encontró a Bea esta se veía muy pálida y delgada muy poco sobresalía su vientre y aún seguía trabajando en aquel lugar, se acercó a ella y fue directa

-¿tu eres Beatriz no es así? - pregunto

-si, dígame en que puedo servirle – respondió confundida ya que no la conocía

-estas embarazada de mi hermano, el me pidió que me hiciera cargo de ti mientras das a luz, luego el vendrá por ti y tu hijo pero tengo que hacer una prueba de ADN, espero no te importe, nada malo le pasara a tu bebe y tu estarás en mejores condiciones si resulta que en efecto es sobrino mío – indicó de golpe, la jovencita muy contenta acepto de forma rápida, pensando ingenuamente que Margot no mentía, le hicieron la prueba de ADN y efectivamente era hijo de Javier, sin más preámbulos la llevo a vivir con ella, tenía una empleada a su entera disposición y nada le faltaba, todo parecía un sueño y ella solo esperaba el día en que el bebe naciera para al fin ver a Javier y ser muy feliz con el, cosa que jamás paso, pasaron los meses y en el séptimo se le adelanto el parto, Margot le pago una buena suma de dinero al doctor y a la enfermera que atendieron a la muchacha para hacerle creer que su bebe había nacido muerto, estos sumidos por la ambición aceptaron sin importarle el dolor de aquella joven madre. Beatriz al despertar se sentía enteramente adolorida y muy mareada como pudo se incorporó poco y busco de lado en lado con la mirada a su bebe pero no estaba

-m-mi bebe, ¿Dónde está? – pregunto a la enfermera, esta le sonrió de lado y salió, al momento entro Margot

-Beatriz tengo que darte una muy mala noticia, tu bebe nació con un severo daño en el corazón, los médicos no pudieron hacer nada, era demasiado pequeño y no soporto la intervención, lo siento mucho – mintió

-p-pero no puede ser, donde esta quiero verlo por favor – rompió en llanto, en efecto apenas iba por los siete meses y en los primeros no se cuidó del todo bien, ingenuamente creía que era su culpa, no podía desconfiar de su cuñada, ella de muy buena forma había hecho que pase un embarazo digno realmente muy bien atendida

-no puedes verlo, será muy doloroso para ti, ya lo están preparando para enterrarlo el doctor te dará una dirección en el cementerio para que puedas ir a ponerle flores, enserio lo siento mucho – se acercó para abrazarla

-¿y Javier ya lo sabe?

-si, se lo dije por teléfono y piensa que es culpa tuya, mi hermano no quiere verte, es mejor que todo esto acabé aquí y no lo busques tu no sabes lo hiriente que el puede llegar a ser, toma – le extendió un sobre – empieza una nueva vida con este dinero, adiós esto es devastante – salió sin decir nada más, Beatriz que no entendía del todo la situación solo se recostó a seguir llorando la pérdida de su bebe, perder a Javier para siempre y su latente culpabilidad de frustrar por si misma su felicidad.

Pasaron meses y ella se mudó de ciudad intentando así olvidar todo lo que le había pasado, tenía que continuar con su vida de algún modo, comenzó a trabajar ayudando a un abogado, este se enamoró perdidamente de ella y le propuso matrimonio, aquel hombre tenía dos hermosos hijos ella escaza de cariño y con la necesidad de querer criar a un hijo acepto sin dudar. Así comenzaba su nueva vida, evitando tocar aquel tema que tanto le dolía, guardaba celosamente el recuerdo de su hijo y del que fue el amor de su vida.

ALMAS OSCURAS / Nuestro eterno sufrimiento Donde viven las historias. Descúbrelo ahora