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Jimin se llevó la mano a los labios para terminar de bostezar, sin dejar de caminar. Subió los últimos escalones de la escalera con cuidado y avanzó por el pasillo con una sonrisa entretenida. Sabía que no debería estar tan feliz cuando las posibilidades de que Yoongi estuviera en su séptimo cielo eran más que probables, pero no podía hacer mucho con la idea de verle abrir su puerta con ojos bien abiertos, entorpecido por la hora y en su pijama. 

Una vez estuvo frente a la puerta, miró la hora en su celular. Espero un minuto antes de que los cuatro números en su pantalla fueran ceros, solo ahí envió el mensaje.

Estoy afuera, ábreme

QUEQW¿?*RE?

Escuchó con una sonrisa y manos metidas en los bolsillos mientras Yoongi se apresuraba fuera de su habitación y, luego, fuera del departamento que compartía con un Jin que seguía con su madre en Europa. El alfa salió a presentarse frente a él con una playera negra sin mangas y un pantalón de chandal gris.

—¡¿Ángel?!

Muy agradable para la vista.

—¡Feliz cumpleaños! —exclamó Jimin, sonriente—. Compré una botella de vino, es de las baratas, pero podemos fingir que me ha costado diez millones de wones. Ahora, si estabas durmiendo y te desperté, podemos dejarlo para beberlo mañana con el resto y me ofrezco, en cambio, como tributo para ser tu almohada.

Yoongi, con una expresión que poco a poco se había transformado de una sorprendida a una enamorada, exhaló con hombros caídos y una sonrisa enternecida, estirando los brazos para presentarle a su omega el camino a un abrazo de gratitud.

Jimin se apoyó contra su pecho con una risa, murmurándole un par de felicidades más, oliendo y sintiéndose tan bien como siempre. 

—Entra —le soltó Yoongi con tono de regaño, sin quitarle los brazos alrededor y, en cambio, moviéndolo al interior del departamento con una leve separación del piso que hizo a Jimin emitir una risa divertida. 

Yoongi cerró la puerta tras suyo con el pie. 

—Honestamente, estaba por dormirme —le dijo. Jimin no lo dudó, casi todo estaba apagado—, pero aceptaré una copa de ese vino barato y un par de besos como regalo de cumpleaños. 

—¡Wuhu!

Jimin, últimamente, se ha sentido un poco más feliz de lo usual. 

Mientras Jimin se acomodó en ropa más cómoda en el dormitorio de Yoongi, su alfa se quedó acomodando algunas cosas en la sala compartida. Dijo que ocuparían la mesita al costado de la ventana, esa que con Jin solo ocupaban para que las plantas que Namjoon les dejaba no se murieran por falta de luz solar. Aunque más de una se ha muerto por exceso de lo mismo. 

Así, en su pijama holgado que incluía una de las camisetas de mangas largas de Yoongi, salió a encontrarse con el cumpleañero. La sala estaba de vuelta a las luces apagadas y ahora las cortinas estaban más abiertas, mostrando y dejando que la luz del exterior entrara a iluminar. 

La mesita que Yoongi le mencionó tenía la botella de vino, dos copas y un pequeño bol con maní. 

—Es lo único que encontré para comer —se lamentó Yoongi con la cabeza caída hacia adelante y la mano en el corazón—. Prometo proveerte bien, solo que no ahora mismo, todavía soy un universitario que apenas puede pagarse el pasaje del autobús.

Jimin sonrió, tomándolo del rostro y dejándole un beso en la mejilla. 

—No esperaba comer nada a esta hora. De hecho, esperaba que dijeras que solo querías irte a la cama y dejar el vino para mañana. 

FREE HUGS || YM || ~MilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora