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—No.

Una carcajada salió de Namjoon en cuanto Yoongi agregó un gruñido en su respuesta.

—Se los dije —habló el alfa de hoyuelos, con el cuello escondido entre los hombros y la boca detrás de una gruesa bufanda. Los otros dos, de pie, lo miraban con mala cara—. Ni siquiera deja que yo lo abrace mucho, ¡y somos amigos desde casi toda la vida!

Sus madres hasta los bañaban juntos cuando eran niños.

—Es porque apestas —contestó Yoongi, y Taehyung, con la campanita de su gorro navideño titilando sobre su cabeza pelirroja, fue el que se carcajeó esta vez—. No te ilusiones mucho, tú tampoco hueles de maravilla.

—Es imposible que no te guste ninguno de nuestros aromas —alegó Seokjin, acomodándose el disfraz de duende que, a pesar de ser una talla más pequeña que la suya, le ayudaba a mantener bastante bien el calor—. En especial el mío. Llevamos tres años viviendo juntos, si no te gustara mi olor te hubieras quejado en mi cara y le hubieras exigido al principal o al propietario que te consiguieran otro piso tan pronto como nos conocimos. Eres esa clase de persona. Me rehúso a creer que eres tan amable para quedarte callado.

—Sí soy así de amable. 

—No es que no le guste —aclaró entonces Namjoon, sin el permiso del paliducho de su amigo—. Es más parecido a que no sabe cómo reaccionar a la afección que cualquier otra cosa. Si lo puede evitar lo hace.

Yoongi rodó los ojos. Sus manos escondidas en su chaqueta negra. Que combinaba con sus pantalones negros. Que también combinaban con sus zapatillas, bufanda y guantes negros

Seokjin alzó una ceja, metiendo las manos en los bolsillos de su pantalón verde chillón y mirando a los dos menores sentados en el borde de la fuente de agua.

—Hablando de afección. ¿Qué sucedió con el último omega que llevaste a pasar la noche en la habitación? Se veía agradable.

Los otros dos asintieron, curiosos de lo mismo, listos para apoyarlo o consolarlo.

—Meh. El sexo estuvo bien —soltó Yoongi, encogiéndose de hombros—. Pero antes de eso se pasó más de la mitad de la cita pegado al celular. Sin mencionar que tenía cero sentido del humor. No es que pida a un jodido comediante ni a alguien que se ría de todo lo que diga, pero, ya saben, que sea un poco carismático basta.

—Pero estuvo bien.

Yoongi suspiró. —No estoy listo para nada serio aún. No se ilusionen.

—En resumen, tendremos a Yoongi soltero por el resto de nuestras vidas —Taehyung le apuntó con el pulgar—. Alguien tendrá que quedarse con él. Lo saben, ¿verdad? Ya es tiempo de comenzar a asimilarlo.

Yoongi apretó los labios, mostrando una sonrisa aplastada, como si estuvieran a punto de sacarle una fotografía y ofrecerlo en adopción.

—Esperen, basta. Dejemos de cambiar de tema —gruñó Seokjin, tironeando del pantalón que apretaba su entrepierna—. Yoongi, anda, intenta participar aunque sea una vez con nosotros.

—No lo hará~ —canturreaba Namjoon con una gran sonrisa, balanceándose de lado a lado.

El pelinegro, que estaba sentado a su lado en posición india, lo observó serio hasta que al fin arrugó el rostro.

—¿Por qué están tan preocupados de que quiera dar abrazos o no? Son abrazos. Estarán ustedes dos haciéndolo, ¿para qué me quieren a mí?

—Hicimos una apuesta.

Seokjin lanzó un manotazo a la nuca de Taehyung. El menor de los cuatro alfas ni siquiera intentó reclamar.

—¿Una apuesta?

FREE HUGS || YM || ~MilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora