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Cenaba al lado de Kiri cuando Tuk se sentó entre nosotras, con un collar de plumas sobre el cuello. 

- ¿Dónde lo has conseguido? - preguntó Kiri mientras masticaba lo que tenía en la boca. Yo cogí otro par de frutos y me los metí en la boca, sintiendo como su jugo dulce inundaba mi paladar de un sabor dulzón. 

Tuk se encogió de hombros. 

- Me lo ha dado Nova. Ha dicho que todos aquí llevaban uno. - dijo. Kiri frunció el ceño y miró en mi dirección, como pidiendo explicaciones. 

Me encogí de hombros, repitiendo el gesto de la pequeña Sully. No era algo importante, aun que a Nova la encantaba enrollarse en collares de cuentas y maquillaje. 

- En realidad lo llevan sobre todo las mujeres, son solo abalorios. - dije. Y apunté hacia mi cuello. No portaba apenas collares. Un par bastante discreto. - Yo nunca los llevo. - dije mientras mis dedos tomaban otro par de frutos. 

Kiri miró el collar y después a los chicos que llegaron con gesto serio. 

- Llegáis tarde. - observó Kiri. Sus hermanos decidieron ignorarla antes de que el tambor resonara entre las grietas de la cueva. Nuestra casa era parecida a la disposición de las Montañas Aleluya. 

Nuestras miradas volaron hacia el centro del círculo, en el que el fuego brillaba. El Jefe se hallaba acompañado de su familia. Me imaginaba que pronunciaría las mismas palabras que todas las noches antes de que la gente siguiera comiendo. 

- Pueblo Shylicateyina - comenzó. Mis manos se apoyaron en mis rodillas, mientras los chicos prestaban atención. - se acerca el solsticio de verano. - anunció. Un par de gritos de júbilo se elevaron entre la multitud, alborotando el ambiente. Hubo varios que incluso se levantaron. 

Los Sully parecían cada vez mas confundidos. 

- Y tenemos con nosotros a una familia extranjera que se esfuerza por encajar. - explicó y la multitud pareció apagarse. La emoción desapareció, como si el propio viento hubiera alejado aquellos gritos tan alegres. - El Solsticio es una fiesta que celebra nuestra unión como hijos de Eywa, lo que nos convierte en hermanos. - dijo. Nova, a su lado, que sabía a dónde quería llegar su padre, hizo una mueca. - Así que me veo en la obligación de recordar, que si la Gran Madre no hace distinciones entre nosotros, sus hijos tampoco lo haremos. - dijo y su mirada barrió la multitud. El silencio era la estrella del espectáculo. Al Jefe se le daba muy bien jugar con aquellos silencios. - Disfrutar de los preparativos durante las próximas semanas, muy pronto volveremos a ver a los nuestros una vez mas. - concluyó. 

La multitud estalló, esta vez si, en gritos de alegría, con aquellas últimas palabras. Los Sully, a mi lado, fueron los únicos que fruncieron el ceño. 

- ¿A que se refiere? - susurró Lo'ak a mi lado. A su lado, Neteyam evadía mi mirada. 

- Nuestro Árbol Madre vive entre las piedras de esta cueva - comencé a explicar, mientras masticaba mi cena - sus raíces iluminan una red de cuevas que solo es visitable por la noche. El solticio de verano es la noche mas larga de todo el año, en la que nuestros antepasados se acercan hasta el árbol madre y se comunican con nosotros. - dije. 

Por sus caras, comprendí que no acababan de entenderlo tan bien como a mi me gustaría. 

- ¿Cuándo se celebra el Solsticio? - preguntó Kiri. 

- Dentro de un ciclo exacto. - dije. Cada mes estaba constituido de cuatro ciclos. Solo faltaba uno de ellos para llegar a fin de mes, es decir, al Solsticio. 

- Apenas quedan unas semanas. - observó Lo'ak. Asentí. 

- Mañana empezaran con la decoración. Probablemente mañana nos mandarán a recoger algunas cosas para decorar las chozas. - expliqué. 

- ¿Qué hay de enseñarnos? - dijo Kiri, un poco preocupada. Yo agité la mano, restándole importancia. 

- Hay tiempo de todo. - dijo la voz de Kovu, llegando hasta nosotros. Los saludó con unas sencillas palabras y después se sentó entre nosotros, mientras explicaba la ceremonia del Solsticio. 

Mi mirada se desvió a Neteyam, que no había abierto la boca en toda la cena. Comía, distraído, mientras miraba hacia algún punto allá entre la gente. 

Quería poner una mano en su hombro y preguntarle si todo estaba bien, si necesitaba alguien con quien hablar, a juzgar por su postura encorvada. Pero su mirada me impedía dar ese paso. 

Cuando ya había ensayado una y otra vez las palabras que le diría, para no incomodarle, su rostro se contrajo en una sonrisa amable. Seguí la trayectoria de su mirada y me encontré, una vez mas, con Nova, al otro lado de la hoguera. 

Aquella sensación punzante se clavó otra vez en mi pecho como el bálsamo analgésico que la Tsahik usaba para curar mis heridas durante los días de caza. Escocía y molestaba durante horas. 

Desvié la mirada hacia los frutos que descansaban en mis manos y descubrí que el color ambarino de su piel se parecía mucho al de los ojos de Neteyam. Aquellos ojos que parecían brillar mas que todas las estrellas juntas. Eran como dos soles que calentaban mi corazón con una sola mirada. Un leve roce y me habría perdido completamente. Por eso había establecido un contacto cero con él. 

Porque no me gustaba sentir lo que sentía cuando sabía que él me miraba, mientras les explicaba aquella mañana el funcionamiento de los arcos. O cuando expliqué que una simple brisa era un mensaje de la Gran Madre. 

- Neith se encargará de eso. - dijo una voz muy cerca de mi. La de Kovu, sobre mi oído. Sus labios estaban peligrosamente cerca de mi oreja. Un leve movimiento y sus labios acariciarían mi mejilla. Su aliento me hacía cosquillas sobre la piel de mi rostro. 

Miré a mi alrededor, como tratando de pedir explicaciones. Me di cuenta de que me había perdido en la conversación cuando vi a Lo'ak con una leve sonrisa en su rostro. 

Kovu hizo un breve resumen sobre lo que me había perdido, mientras trataba de ignorar la mirada de Neteyam sobre nosotros. Mientras trataba de ignorar el hecho de que fue el primero en retirarse. Tratando de ignorar el hecho de que aquella noche no fui a volar con Kovu. Era la primera noche en la que faltaría a mi cita. 

La primera noche en la que comencé a notar como mi vida tomaba un giro inesperado. 

Guerrero del VientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora