Uno de los fusiles se inclinó hacia arriba, exactamente al árbol en el que yo me escondía, con la respiración acelerada y el cuchillo bien sujeto entre mis manos; rezando una última oración a la Gran Madre.
Y entonces se oyó un ruido a su espalda. Neteyam y Kovu llegaron por los lados, con un rugido. Kovu le clavó el cuchillo en el ojo a uno de los soldados y lo uso de escudo para las balas de su compañero. Neteyam le cortó el cuello a otro y antes de que pudiera pararse a ver las consecuencias de sus actos, fue a por el siguiente.
Uno de ellos levantó la pistola, dispuesto a disparar. Ese fue víctima de la muerte desde el aire. Yo sabía algo sobre eso.
Salté del árbol hacia el suelo, derribándole. Era mucho más grande que yo y pronto me tiró al suelo para ahogarme con su arma metálica. La sentí caliente contra mi cuello, como si tuviera un corazón latiendo, igual que yo.
Siseé, mostrandole los dientes a ese soldado que tenía la rabia como único aliado en aquellos momentos. Recordé por qué estaba allí y elevé mis manos para arañar su rostro. El arma que tenía contra mi cuello desapareció. Aproveché la oportunidad para incorporarme y hundir el cuchillo en su pecho, notando como atravesaba el corazón con el filo del cuchillo.
El cuerpo cayó al suelo, muerto cuando todavía agarraba el mango del cuchillo. Sentí el peso de su cuerpo con toda esa artillería sobre mi mano antes de que mi mano se apoyará en su pecho y extraer el cuchillo, impregnado de sangre.
Lo balanceé en mi mano, sintiendo la muerte sobre nosotros. La sangre del cuerpo del hombre al que acababa de matar se mezcló con la tierra y pudrió el bosque, para siempre. Contaminandolo.
Miré hacia los dos chicos que se batían en duelo con ambos hombres.
Vi el momento exacto en el que agarraban a Neteyam de sus trenzas y alzaban la pistola para pegarle un tiro entre ceja y ceja mientras su opresor sonreía, como un diablo.
Rugí y me lancé con el cuchillo por delante sin pensar en otra cosa que no fuera salvarle. Era mi hombre.
El soldado apenas me vio llegar hasta que le clavé el cuchillo entre las costillas y le soltó, rápido.
Ni siquiera pudo gritar antes de que Neteyam le agarra de la cabeza y la girará hacia un lado, bruscamente. Se oyó un desagradable crujido y el soldado perdió todas las fuerzas en unos segundos, bajando la pistola con la que se suponía que me apuntaba.
El cuerpo entre los dos cayó, revelando la figura de Neteyam con la respiración acelerada y la mirada llena de furia.
Esta pareció disiparse en el momento exacto en el que me vio allí, sin un rasguño y con la mirada clavada en el cuerpo.
Su brazo se alargó para atraerme hacia si, pero un ruido nos interrumpió haciendo que moviéramos la cabeza hasta el único soldado en pie.
Un soldado portaba una pistola pequeñaja que estaba sobre la piel de Kovu. Tenía un disparo en el abdomen del que empezó a salir sangre en pocos segundos.
Un sonido gemelo al que había sonado antes volvió a rasgar el aire, esta vez a mi lado.
Y el soldado que había disparado a Kovu cayó muerto gracias al disparo de Neteyam, que había cogido el fusil del hombre que había matado. Mi amigo clavó la mirada en Neteyam y sus orejas se dispararon hacia atrás, como si estuvieran escuchando algo que yo no podía.
Después, todo paso muy rápido. Neteyam arrojo el arma, lejos de él, como si quemara mientras yo me abalanzaba al cuerpo de Kovu, que comenzaba a convulsionar.
Su mirada se había perdido entre las copas de los árboles para cuando yo llegué a su lado y tome su mano. Él fijo su mirada en mi y se aferró a mi mano, como si aquello fuera su pilar.
- Tranquilo - dije entre lágrimas. - El resto llegarán en cuestión de segundos. Sólo tienes que aguantar un poco más. - le prometi.
No tendría que haber sido él quien había recibido el disparo. No tenía que... Su mirada se desvió a la del macho que tenía a mi lado, que arrancó parte de la camisa de uno de los soldados para presionarla contra la herida de Kovu.
Cuando su mirada reparó otra vez en mi, me tendió su lanza, luchando por hacer el último esfuerzo.
— Defiende al pueblo. — susurró. El brillo en sus ojos cada vez era más débil.
Sacudí la cabeza, limpiando mis lágrimas con un gesto rabioso. No quería que me viera llorar. No ahora. Si mirada volvió a desviarse hacia Neteyam.
- Te veo, hermano. - dijo con su último aliento. Dejé escapar unas lágrimas, sintiendo como su agarre era cada vez mas débil. Después, su mirada se clavó en la mía.
Negué con la cabeza, mandandole callar. Perdía fuerzas a cada segundo que pasaba.
- Siento... No haber estado ahí estas últimas semanas, Neith. - susurró. Negué con la cabeza.
- No tienes nada por lo que disculparte Kovu. - le dije intentando que mi voz sonara lo menos afectada posible.
Sus ojos parecieron iluminarse con un montón de palabras no dichas. Sus labios formaron las palabras "te veo" pero nunca llegó a pronunciarlas.
La mano que sujetaba la mía perdió fuerzas y su mirada se perdió entre los árboles cuando su cuerpo paró de contraerse en espasmos, súbitamente.
Oí su respiración abandonando su cuerpo para siempre. Una ráfaga de viento removió mi pelo antes de abandonar el claro: El último aliento de Kovu.
- No. - dije tomando su rostro, sin vida. No podía haberme dejado aquí. No podía haberse ido. - Kovu - le llamé otra vez, viendo mi reflejo en sus pupilas inmóviles. Sus ojos como platos congelados en una expresión que pretendía ser tranquila.
- NO - grité precipitándome sobre su cuerpo. Unos brazos fuertes me rodearon, mientras me repetían palabras tranquilizadoras. No me había dado cuenta, pero hace rato que habían rodeado mis hombros, intentando confortarme.
Grité contra el cuello de Neteyam, sintiendo como mi alma se partía en dos. Me aferré a su cuerpo todavía sin asimilar todo lo que había pasado.
Neteyam me estrechó contra su cuerpo, intentando que dejara de temblar. Me obligó a levantarme y separarme de él cuando llegaron los demás. En especial su padre. Lideraba una patrulla de los más veteranos. Ellos fueron los primeros en llegar. Después, la brigada en la que estaba Lo'ak y después llegaron Kiri y sus padres.
Yo seguía arrodillada en el suelo, llorando profiriendo gritos rotos que rasgaban el aire. Neteyam me estrechaba contra su pecho, intentando que dejara de luchar contra él. Quería quedarme a su lado. Aferrarme a él.
- Está con Eywa. - dijo cuando su padre clavó el cuchillo por debajo de su pecho. Una muerte limpia.
Hundí la cabeza entre mis hombros, derrotada. Ya no había nada que hacer. Ahora ya no podría recuperarle. Ahora estaba con Eywa. Ella cuidaría de él.
Ella lo protegería.
- Vamos - dijo Neteyam ayudándome a levantarme. Me dejé hacer, como en un sueño mientras su padre cargaba el cuerpo de su hijo en su ikran.
Después llegaron el resto. Neteyam insistió en que montará con él pero yo no quise hacerlo. Quería volar sola. Sabía que estaba preocupado por mi bienestar y volvería a echarme a llorar, pero necesitaba volar sola. Asimilarlo un momento a solas. Y no quería hacerlo con toda aquella gente a mi alrededor.
Emprendimos el vuelo hacia casa, en un silencio extraño. Neteyam volaba a mi lado y a su vez, sus hermanos volaban a su lado. Sus padres se habían quedado atrás para darnos algo de privacidad. Los ojos de Kiri estaban bañados en lágrimas. Lo'ak miraba a su hermano, sin saber muy bien como actuar.
Yo tampoco sabía como hacerlo.
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Guerrero del Viento
FanfictionUna historia en la que Neith (TN) y Neteyam parecen tener una conexión especial, pero debido a un malentendido se separan para siempre. Los secretos que ambos guardan le llevan a cuestionarse si realmente se conocen. Además, el rechazo de la socied...