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- Tenéis que dejar la mente en blanco. Prestad atención a lo que os rodea. - repetí.

Kiri había entrado hace ya en esa fase tranquila, en la que su respiración se había reducido a unas bocanadas cada ciertos minutos.

Tuk había terminado por quedarse a mi lado, inspeccionando todo a nuestro alrededor, todas las cosas nuevas del bosque. Los olores, las criaturillas, los riachuelos. Me había traído un par de piedras del río para que las conservara como regalo.

Hice una pequeña torre con ellas y la dije que ella podría interlo.

Esa fue su obsesión durante meses. Construir torres de piedras en equilibrio, cada una más extravagante que la anterior.

Kovu vigilaba el ejercicio, mientras yo ayudaba en lo que podía, junta a Nova.

Me acerque a Lo'ak, cuando vi sus ojos moverse frenéticamente bajo su párpados.

Mis manos se acercaron a su pecho, para notar su corazón, latiendo bajo mis dedos.

- Trata de ralentizar más el latido de tu corazón. - le aconsejé. Él asintió, de mala gana mientras su mirada se clavaba en un punto fijo, a lo lejos.

Sentía el aire llenar su pecho, sus pulmones y salir, sin ninguna dificultad.

- El aire que llena vuestros pulmones es el aliento de la Gran Madre. El aire es lo primero que entra en vuestro cuerpo y limpia vuestra alma, renovando vuestra energía. El flujo de energía que Eywa nos concede. - comencé.

Ya no solo hablaba para Lo'ak, sino para todos ellos.

- Cierra los ojos. - le aconsejé a Lo'ak en un tono más confidencial. Y él lo hizo. - Ahora imagina las olas del mar en la orilla. - dije. Y sus ojos pararon de moverse debajo de sus párpados. - Inspira con cada ola que llega hasta tus pies. - dije - y suéltalo cuando se retiren. - le aconsejé. Sus respiraciones se ralentizaron y el aire llenaba su pecho, renovando su cuerpo, mientras imaginaba una playa de arena blanca y tranquila. Con la luz reflejándose en el mar, el agua.

Lo'ak entró en el mismo trance que Kiri, tranquilo y sin interrupciones.

- Siente el aire como un halo de luz coloreada recorrer tu cuerpo. Siente como llena tus pulmones y se sincroniza con tus latidos. - expliqué.- Siéntelo dentro de ti. Fuera. A tu alrededor.

Y Lo'ak mejoró.

Mis manos todavía estaban apoyadas en su pecho cuando Kovu silbó, poniendo fin al ejercicio.

Escuché una risa a mi lado y desvié la mirada hacia la pareja de mi derecha.

Nova y Neteyam reían. Los ojos de ella brillaban como dos estrellas.

Mi mirada se demoró en ellos unos segundos, cuando sentí a alguien carraspear.

Era Kovu.

- Tenemos que regresar a la aldea. Hay que coger el equipo de caza. - dijo.

Asentí y traté de ignorar la sonrisa de Nova. No sabía cómo sentirme al respecto y no me estaba gustando dudar de mis principios.

Había interpuesto una distancia con Neteyam. No debería tener sentimientos encontrados con ella. Con lo que quiera que estuviera comenzando a florecer entre ellos.

Y aún así... Aún así sentía algo. Algo punzante en mi pecho.

Guerrero del VientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora