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Limpiamos el cuerpo de Kovu, dejándolo libre de heridas y suciedad para envolverlo en telas con bonitos bordados que representaban el fin de un ciclo. No me separé de su familia en ningún momento. Especialmente de su madre, que evitaba la mirada de cualquiera para no echarse a llorar. 

Nova no se acercó a mi en toda la noche, pero tampoco me importó demasiado. Kovu había muerto. Mi amigo había muerto. Mi hermano había muerto. 

Fue su padre el que cargó con el cuerpo hasta los enormes cristales del árbol madre. Allí, depositó el cuerpo sin vida de su hijo mientras los guerreros a nuestro alrededor tomaban las antorchas e incineraban el cuerpo para luego dispersar sus cenizas por el aire.

Yo estaba entre esos guerreros. Aguantando mis lágrimas cuando las cenizas de Kovu desaparecieron en el aire. 

Ayudé a su familia todo lo posible aquella noche para después caminar hasta mi choza, sola. Aún intentaba asimilar la noticia cuando escuché un ruido cerca de las cuevas. Donde se suponía que viviría Nova no dentro de mucho tiempo si seguía ligando con todo los machos que se le ponían por delante. 

Caminé hacia allí, hacia las chozas que aún se estaban construyendo, cuidando mis pisadas. No había ningún peligro, pues sabía que si hubiera entrado alguien, nuestros guerreros ya lo habían interceptado. 

Me incliné hacia aquel sonido que parecían voces. Parecían ser dos, porque una sonaba mas grave que la otra. De hecho, una de ellas me sonaba bastante... 

Doblé las rodillas y me dirigí hacia las pilas de telares y pajas para ocultarme entre ellos. El tono de las voces parecía cada vez mas acalorado. Intenté escuchar lo que decían, pero todavía estaba demasiado lejos como para oír sus susurros. 

Me deslicé entre las telas y los materiales de construcción para escuchar mejor. Fruncí el ceño al oír aquel lenguaje suave y carente de sonidos familiares. Abrí mucho los ojos, al comprender que no era na'vi, sino lenguaje demonio. 

Me apoyé contra los macutos y me deslicé entre la mercancía hasta estar a su lado. Tenía que salir de allí cuanto antes y avisar. No tenía idea de cómo es que se habían colado allí pero aquellos demonios tenían que desaparecer. 

De repente las voces parecieron mucho mas acaloradas y después... un golpe seco. Piel con piel. Como una violenta sacudida. 

- Seras hijo de puta - le ladró una voz en mi idioma. Una voz que me sonaba muy familiar. Una voz amiga. Quien quiera que fuese sería quien les había dejado entrar. 

Doblé mis rodillas y me arrastré por el suelo, con cuidado, hasta colarme entre dos huecos lo suficientemente grandes como para vislumbrar lo que estaba pasando. 

Nova tenía una mano sobre su rostro y miraba con odio a un demonio vestido con esas ropas verdosas tan feas. Llevaba armas. De esas con las que Neteyam había disparado al otro demonio que había matado a Kovu. 

- Si vuelves a ponerme una mano encima no detrás a los Sully, coronel. - dijo ella. Me llevé una mano a la boca, con los ojos bañados en lágrimas. No podía creer que Nova los hubiera vendido al enemigo. No podía creer que por su culpa hubieran matado a Kovu. Les había desvelado nuestra posición y por su culpa, ahora él estaba muerto. 

- Si no tengo a esos bastardos, tu tampoco tendrás nada de lo que prometí, niña. - dijo el otro en nuestro idioma, con torpeza. 

Ahogué un sollozo y me escurrí entre aquella marea de objetos, hacia la cabaña de los Sully. Tenía que avisarles. 

La imagen del cuerpo de Kovu con una puñalada en el pecho me vino a la cabeza, haciéndome correr mas rápido. Mis pies se movieron solos, saltando entre las esterillas, esquivando las chozas mas rápido de lo que mi mirada alcanzaba a ver en la oscuridad. 

Guerrero del VientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora