Vigilante shit

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Su corazón latía tan fuerte que parecía querer salir de su pecho. Había olvidado la sorpresa de Song Lan, bendita sorpresa.

Sus dedos bailaban en su pierna en un intento de canalizar su ansiedad. Xue Yang tomó su mano para darle un beso.

—Calma, todo va a estar bien. Si hubiera regresado ya te estuviera buscando por todas partes— aseguró con voz tranquila.

Si se era honesto, Xingchen creyó que lo iba a regañar, así que se quedó sin palabras ante la reacción tranquila.

Y sí, lo sabía, Zichen lo buscaría por todas partes si hubiera regresado, sin embargo, si se enteraba de que no recibió lo que tenía que recibir tendría problemas.

Un mareo le hizo recargarse en el asiento y apretar la mano de Xue Yang. Por alguna razón, sentir el guante de cuero le daba tranquilidad. El viaje en carretera dejó de ser un distractor y pasó a ser estresante.

—Me llamó antes de que comer y tengo un mal presentimiento— confesó con ganas de llorar.

—Todo va a estar bien, puede que solo sea ansiedad por haber salido conmigo— intentó darle paz.

—No lo sé, solo quiero llegar— se mordió un dedo. Otra llamada entró a su teléfono y casi moría de un infarto. Era A-Qing.

—¿Dónde estás? Te traje tu sorpresa— dijo con extrañeza. Sin embargo se escuchaba calmada, cosa que aumentó la paranoia de Xingchen.

—Salí por ahí ¿Zichen está contigo?— preguntó con miedo. Xue Yang subió las ventanas para que el viento no lo delatara.

—No— contestó confundida —Sigue en Japón— de repente, la mente de Xingchen se calmó.

—Estoy por llegar, solo espérame— pidió y colgó sin esperar a que le respondiera.

Se dejó caer en el asiento, sintiendo que el ambiente se aligeraba de poco a poco. Volvió a tomar la mano de Xue Yang para darle un beso tierno. Aunque no dijo nada, le había ayudado demasiado con su presencia.

Sin decir nada bajó la velocidad con la que conducía para darse el tiempo de respirar y calmarse, aunque fuera un poco más.

Xingchen respiró profundo. Aún no sabía qué le esperaba en su departamento, ni quién, pero podía tranquilizarse. Por comodidad, se quedó con la camisa de franela de Yang, era cálida y suave, además de que olía al perfume del dueño.

—Lo siento por no poder continuar con todo— murmuró entre triste y apenado. Él quería continuar hasta el final, aunque eso significara ser infiel, bueno, más infiel.

—No hay problema— contestó sonriente —La próxima vez no te me vas a escapar— prometió con voz ronca.

Xingchen volvió a sonrojarse, por una parte por la emoción y por otra, por la vergüenza que le provocaba escuchar ese tipo de cosas.

Sintió algo cálido en su corazón al ver la sonrisa burlona de Xue Yang. Suspiró al darse cuenta de cuánto le gustaba. Muchas preguntas comenzaron a rondar su cabeza pero había una sola que no podía contestar por sí solo.

—Xue Yang ¿Qué somos?— preguntó con inseguridad.

—Tengo la misma duda si te soy honesto— confesó divertido. Estaba pensando en preguntar eso después de habérselo follado, pero dadas las circunstancias, tendrían esa conversación en el auto.

—Sabes que no puedo darte exclusividad porque me voy a casar y— se interrumpió a sí mismo, triste, porque quería darse la oportunidad de salir con Xue Yang tanto como pudiera — No quiero ser tan egoísta para decirte que solo te quiero para mí cuando faltan meses para mi boda— su voz salió más triste de lo que quería.

Getaway carDonde viven las historias. Descúbrelo ahora