Evil

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El timbre de una llamada le hizo abrir los ojos. La comodidad del estado onírico le abandonó de a poco, recordándole que estaba en la cama de su departamento y con Xue Yang entre brazos.

Se quedó por unos minutos así, en ese lugar cálido, disfrutando de la belleza del presente. Hasta que el timbre del teléfono le obligó a levantarse para contestar. Se tranquilizó al saber que era A-Qing quién intentaba comunicarse con él.

Antes de que pudiera contestar, su novio jaló su cintura para abrazarlo.

—Ni se te ocurra contestar, no quiero que te vayas— se aferró a su cuerpo como un niño pequeño asustado. A Xingchen le causó ternura ver ese pequeño berrinche.

—Qué más quisiera que quedarme todo el día contigo—  murmuró ignorando el teléfono por unos minutos —Te prometo que sí no es urgente me quedo contigo— se giró para darle un beso en la cabeza.

La llamada cesó dando paso a un mensaje de texto que decía: "es urgente que vengas al hospital, ahora".

Tal vez le tenían la buena noticia de que Song Lan había fallecido, o terrible noticia. En ese punto no sabía si era buena o mala noticia. Aún así, se tomó el tiempo de preparar el desayuno para él y su novio, además de tontear un rato mientras comían.

Xue Yang se ofreció a llevarlo, fingiendo ser amigos de nuevo además de compañeros de trabajo. Una vez que llegaron, Xingchen se adelantó a subir, esperando cualquier cosa menos la que estaba por ocurrir.

Para empezar, Mei Xi estaba de pie a unos metros de la habitación de Song Lan; evitó pensar demasiado en ello para que las náuseas que le causaba verla no se convirtieran en vómito. Antes de que abriera la puerta, sintió una mano delgada en su hombro, la cuál le hizo voltear.

Lo primero que pudo ver fue una cabellera cana, el rostro de poker que caracterizaba a esa mujer y la postura elegante. Sintió que la sangre abandonaba su cuerpo cuando cayó en cuenta quién estaba ahí.

Y luego sintió una cachetada que le volteó el rostro.

—¿Se puede saber porqué mi sobrino no me dijo que su prometido estaba en el hospital?— reclamó. Su rostro seguía sin mostrar emociones pero si algo sabía Xiao Xingchen es que estaba furiosa.

—Hola tía, también te extrañé— contestó con temor disimulado en enojo.

—No es posible, Xiao Xingchen. Zichen apenas está empezando a caminar de nuevo y tú por ahí?— regañó.

Esa gota fue la que derramó el vaso. Estaba harto de que defendiera a él, a la persona que le hacía daño. Ese hastío le llevó a enojarse, a perderle el respeto a la señora que era su tía.

—Me hizo un esguince en la muñeca, casi me la rompe. Además, su amante lo ha estado cuidando todo este tiempo ¿Qué quieres? ¿Qué conviva con la amante?— él sí alzó la voz.

Antes de que la señora pudiera responder, Xue Yang llegó hasta ellos. Miró con indiferencia a la señora, luego, miró a su novio con confusión.

—Es mi tía— resumió el joven de tez pálida.

Los tres presentes: Sanren, Yang y Xi, descubrieron distintas cosas. El par de mujeres se dieron cuenta de la furia creciente en el hombre, por lo tanto, fue un indicio sobre su relación real. Xue Yang, notó la marca en el rostro que con cada segundo se hacía más roja.

Bien, ahora tenía que matar a dos idiotas.

—No me importa quién sea él, lo único que me importa es que mi sobrino actúe como un buen esposo, al menos. Yo no te eduqué para que no atiendas a las personas que quieres— reclamó sin perder la elegancia.

Getaway carDonde viven las historias. Descúbrelo ahora