It's nice to have a friend

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Advertencias: intento de suicidio, trastornos alimenticios y violencia física.

*

Su cuerpo desnudo fue acariciado por un algodón húmedo con alcohol. Xiao Xingchen era delicado en su toque, con el cuidado necesario para limpiar la sangre seca pero no causar dolor en el proceso.

El único raspón que Xue Yang tenía era en la espalda, el cual se hizo al caer de la silla. Además, su nariz tenía hemorragias ocasionales. Eso era lo único qué curar, ya que los moretones desaparecerían con el tiempo.

Xingchen pasó por última vez el algodón con la intención de tocar la piel por puro gusto. La espalda de su novio se curvó al instante. Para romper la tensión le soltó una nalgada y después le apretó un poco.

—¡Hey! Esas manos andan inquietas —reclamó Chengmei.

La risa extraña de Xingchen salió de manera involuntaria. Intentó ocultarla cuando su novio dio la vuelta pero fue en vano. Aunque se quedó callado al ver el torso marcado.

La camisa de color borgoña había desaparecido y para su mala suerte, no fue por buenas razones. Xingchen seguía sintiéndose culpable por las acciones de Song Zichen, sin embargo, no quería demostrarlo. Así como era terrible mintiendo, también era un fracaso ocultando sus emociones, al menos frente a Chengmei.

La mano fría de Xue Yang alcanzó su mejilla, acariciando con cuidado para calmar los sentimientos incómodos en el otro.

—¿Qué tienes? Prefiero que me des nalgadas a que estés triste —bromeó para hacerlo sonreír.

—Lo siento, no quería que Zichen te golpeara, fue mi culpa —contestó entre dientes, triste.

Su pareja le tomó el rostro con ambas manos, sin apretar demasiado.

—¿Por qué te disculpas? ¡¿Cómo carajos va a ser tu culpa?! —lo agitó suavemente— él fue quién me golpeó ¡Porque quiso! —levantó un poco la voz por la desesperación.

Xingchen cerró los ojos con temor, aún cuando sabía muy bien que no le haría daño. Si hubiera querido golpearlo, gritar o hacerle daño de otra forma, lo hubiera hecho desde antes, justo como lo hizo Zichen. A pesar de eso, era un reflejo que aprendió con el tiempo.

Cuando volvió a abrir los ojos, encontró la mirada afligida de Chengmei; se veía arrepentido de haber actuado así. Lo jaló hacia sus brazos para apretarlo contra su pecho.

—Perdón —susurró avergonzado, repitiendo la misma palabra una y otra vez.

Xingchen correspondió el abrazo y se aferró al hecho de que en verdad lo sentía, que no lo iba agredir en el futuro. Se miró las manos llenas de sangre, recordando la hemorragia que manchó el rostro atractivo de su novio y el miedo que tuvo al ver esa escena granate. Xue Yang insistió demasiado en que había recibido golpizas durante toda su vida y que una hemorragia de esa magnitud no le asustaba.

En ese punto, el miedo acerca de la gravedad de los golpes se esfumó, sin embargo, fue sustituido por el instinto de protección. La ira creciente fue la suficiente para atreverse a enfrentar a Song Lan, esa vez, de verdad.

Sabía que había nulas posibilidades de que resultara con éxito pero al menos tendría la fuerza suficiente para reclamar y no quedarse callado como lo había hecho por demasiado tiempo. Seguía abrazado al torso desnudo de A-Yang, un lugar donde se sentía seguro.

Había una pequeña en espina en su corazón, tal vez dolor, tal vez ira. Ese malestar comenzaba a crecer cada que Song Lan atentaba contra él, contra la gente que amaba o con su trabajo; un aviso de que no lo quería más, que debía irse de ahí cuanto antes.

Getaway carDonde viven las historias. Descúbrelo ahora