LaoGong

53 6 71
                                    

El viento frío chocó contra la piel húmeda de Xiao Xingchen. El baño, además de refrescar y relajar su cuerpo, le ayudó a abrir el apetito. No tenía idea de qué iba a cenar o qué planes tenía Xue Yang, pero aun así tenía ganas de comer los platillos exquisitos que cocinaba su MeiMei.

Se arregló como siempre: hidrató su piel, puso loción en su cuerpo, usó perfume y por último, busco algunas prendas bonitas entre las nuevas y las que había usado con anterioridad, dudando acerca de qué debía vestir. No es que fuera asistir a un gala pero siempre quería estar presentable frente a su novio.

Al final, escogió un pantalón de color beige y una camiseta blanca, lo usual para pasar un buen rato con Xue Yang mientras hacían un picnic en el patio trasero. Aunque ya era tarde y la luna estaba apareciendo en el cielo, le encantaba la idea de cenar al aire libre.

Estaba emocionado por guardar buenos recuerdos con cada día, desde el mínimo roce entre pieles hasta los intensos besos que podían compartir. El picnic sería otro recuerdo para atesorar en el fondo de su corazón.

En la planta baja, un Xue Yang ansioso estaba a punto de devolver el estómago. Habían pasado treinta minutos, más o menos, desde que su novio entró a la ducha, pero para él se sintió como una eternidad. Necesitaba una respuesta; un sí, un no; un "aún no estoy listo, pregunta después"; necesitaba saber la respuesta de Xiao Xingchen para saber qué sentir: entrar en un estado eufórico o entrar en depresión.

Debía conservar la calma y todo dentro de sí mismo se lo recordaba, solo que la incertidumbre era su gran enemiga, además de la jodida ansiedad, la inseguridad que tenía sobre ser el amante de Xingchen, el plan de los Jin...

Prefirió enfocarse en que había hecho otros anillos de papel, diferentes, mejor hechos, con calma y sin estar ebrio; creyó que de esa forma Xingchen no se sentiría obligado a aceptar.

Inhaló, exhaló. Cada que su mente se clavaba en el asunto, Xingchen parecía tardar más; por lo tanto, tenía que ser paciente, una buena situación para cultivar una gran paciencia. Su pecho le dolía y el oxígeno parecía ignorar sus pulmones, saliendo tan rápido como pudiera. Sus labios se sentían adormecidos y aunque no se había visto en el espejo, podía asegurar que estaban morados.

Antes de que Chengmei tuviera un ataque de ansiedad, el radiante Xiao Xingchen apareció en su campo de visión, tan hermoso como era su costumbre. Sonrió sin imaginar el caos que Xue Yang tenía por dentro y bajó con lentitud por las escaleras, solo se enfocó en que estaban en Italia teniendo un noviazgo normal, comprando recuerdos para su futura casa, para el futuro que tendrían juntos.

La otra mitad de las escaleras las bajó con prisa mientras Chengmei sentía que iba a desfallecer, tanto por la belleza de su novio, como por la propuesta estaba a punto de hacerle.

-¡El jardín se ve increíble! -exclamó el modelo al acercarse a su novio. Desde su lugar cercano a la puerta trasera, podía observar la mitad del panorama- ¿Qué vamos a llevar para nuestro picnic? -preguntó sonriente, emocionado por repetir los recuerdos del picnic anterior, con todo y videos indiscretos.

-Primero te quiero mostrar algo -confesó Yang con una sonrisa ansiosa. Sus manos temblorosas alcanzaron las delicadas palmas de Xingchen.

Lo dirigió hasta el altar de los ancestros, deteniendo su andar en ocasiones para dejar que su novio pudiera mirar con detenimiento los arreglos que hizo en aquel lugar semi abandonado. De hecho, Xingchen permaneció cerca de la fuente por algunos minutos, observando el agua brotar de la parte superior.

Parecía un niño pequeño conociendo algo nuevo. Acarició el agua con los dedos, de manera lenta para apreciar el frío del elemento natural. Le recordó a los pocos recuerdos felices de su infancia, cuando corría a los parques con fuentes o a los ríos en los bosques para mojarse las manos.

Getaway carDonde viven las historias. Descúbrelo ahora