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Advertencia: violencia física, mención de sangre, vómito. Muerte de un personaje (no el XueXiao)

*

Xiao Xingchen pudo sentir el ardor en su cuello, su garganta ya resentida por el ahorcamiento de días anteriores amenazaba con sangrar y vomitar.

Sin embargo, su mano seguía apretando la madera del mango del cuchillo, el cual giró a pesar de que Song Zichen no presentaba ninguna queja, ni flaqueó. No sabía cuál sería la resistencia de su exnovio, si necesitaba otra puñalada para que lo soltara o si seguiría de pie gracias a las sustancias que corrían por su sangre. Xingchen quería rendirse ante el cansancio y el dolor en el cuello, quería caer en la inconsciencia para poder descansar, como lo estuvo haciendo minutos atrás.

Añoraba tanto volver a dormir, dejar de sentir pánico, dolor y tristeza; deseaba cerrar los ojos y tener un nuevo comienzo al abrirlos, que todo fuera una pesadilla demasiado vívida. Cuando estaba a punto de rendirse recordó a Xue Yang y Jiangzai, su esposo podía estar muerto, pero su mascota seguía con vida. Un último atisbo de fuerza emergió dentro de sí, sabiendo que no podía dejar que Song Lan se saliera con la suya, matando a Xue Yang y a él.

Con la mano libre alcanzó la muñeca de Zichen y apretó con toda la fuerza que podía, pero el hombre frente a él parecía no sentir nada de dolor, ni siquiera gesticuló. Las pupilas ajenas estaban tan dilatadas que eclipsaban el color del iris. Xingchen sintió miedo, emoción que después se sustituyó por el hartazgo. Antes de que enterrara sus uñas en la piel ajena, el movimiento bajo su manga comenzó, luego sintió con claridad el recorrido lento de las escamas; Jiangzai salió del puño con lentitud, asomando el hocico de cerdo y abriendo la boca al instante.

Aunque Xingchen creyó que iba a morderlo, la serpiente se dirigió a la mano que apretaba su cuello. Cuando Song Lan notó el ardor en la mano y pudo ver al animal soltó a Xingchen.

—¡¿Qué te pasa?! ¡¿Por qué me haces esto?! —gritó sacudiendo la articulación. Dio un par de pasos hacia atrás, desenterrando el cuchillo de su abdomen.

Al parecer, el ataque de Jiangzai fue suficiente para despertar del letargo. Parecía que sintió el dolor de la puñalada en un instante y se dejó caer hacia atrás. La sangre brotó sin piedad, manchando la camisa llena de lodo y llegando al piso para dejar un pequeño charco.

Mientras eso sucedía, Xingchen empezó a vomitar sin parar. Le era difícil respirar profundo y sentir las arcadas, sentía que iba a morir por el ardor causado por el ahorcamiento combinado con los jugos gástricos. Escuchó a su exnovio pedirle que no lo dejara morir por veneno o por desangrarse, pero lo ignoró. No podía salvarse a sí mismo y a su exnovio, y para ese momento, solo le importaba su propio bienestar. Sostuvo con fuerza el cuchillo, listo para volver a defenderse, escondió de nuevo a Jiangzai en su manga y caminó hacia las escaleras.

Tosió cada dos pasos, sintiendo ligeros mareos y una inestabilidad en su andar. Por suerte, el arma en su mano tenía poca sangre, así que no dejó un rastro en el suelo, y sí, sabía que era una estupidez pensar en ello mientras seguía sobreviviendo a otro intento de homicidio, pero quería pensar en algo para lograr llegar al segundo piso.

Cuando llegó a los últimos escalones, pudo ver a Xue Yang caminando con demasiada lentitud, con una pierna en una posición antinatural. A pesar de que no podía, corrió hasta él y lo tomó entre sus brazos. Ambos se dejaron caer al suelo.

—¡Estás vivo! —exclamó a la vez que abrazaba a Xue Yang.

—Créeme, es difícil que algo o alguien me mate — contestó correspondiendo al abrazo—, solo me hizo mierda la rodilla. Por cierto, ¿dónde está ese imbécil? —preguntó.

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⏰ Última actualización: Aug 13 ⏰

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