No body, no crime

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Advertencia de contenido: violencia física.

*

—Zichen, tu auto está listo— avisó A-Qing a la hora exacta en que se lo solicitó.

El hombre agradeció mientras se preparaba para irse. El frío de la noche le llegó enseguida. Por unos segundos, deseó que la pelea con Xingchen no hubiera sucedido para que lo llevara al evento que tenía esa noche.

Tuvo que pedir un auto por una aplicación para que fuera más seguro ya que su auto seguía presentando falla tras falla. En ese punto sabía que era mejor opción comprar uno nuevo, sin embargo, no tenía tiempo para ir.

Entró al auto, saludando por cortesía.

—Buenas noches ¿Song Lan?— preguntó sonriente la conductora.

—Creí que tendría un varón como chófer— comentó sorprendido al admirar una mujer mayor que él pero bastante atractiva.

Ese rostro le recordaba a alguien, era familiar en demasía.

—Lo lamento, por el momento solo estaba disponible mi auto— explicó —Meng Shi, para servirle— se presentó sin perder su encanto.

—No hay problema entonces— contestó con naturalidad.

La señora le mostró otra sonrisa antes de apagar la luz interna del auto. Arrancó el auto con velocidad moderada, manejando mejor que Song Zichen.

Al sentirse cómodo y seguro, sacó su teléfono celular para seguir mandando mensajes de texto a Xingchen ya que desde el incidente no habían hablado. Seguía sin contestar.

Tarde o temprano lo iba a hacer, estaba seguro. Levantó la vista para mirar en qué parte del camino iban, aunque no reconoció bien las calles. Supuso que era la noche y la iluminación distinta que le cambió el aspecto a las calles.

Recibió un mensaje de la bella y espectacular Mei Xi, su amante. Decía que le extrañaba, que salieran el fin de semana. Algunas veces le recordaba a Xingchen cuando lo conoció, siempre atento, siempre extrañándole, amoroso y dispuesto a cualquier cosa con tal de verse.

Solo que ella todavía tenía energía para buscarlo, Xingchen parecía que ya no tenía nada, ni energía, ni fuerzas. Tal vez debería darle un poco de atención para que volviera a ser el mismo.

No le agradaba que estuviera cerca de los Jin, considerando los rumores que regó por los medios importantes acerca de esa familia. El incesto de Xuan Yu y Chengmei fue uno de los temas.

Claro, no tenía pruebas porque solo eran rumores, sin embargo, para las noticias amarillistas no era importante. Xingchen ya le había descubierto razones para dejarlo y no quería que tuviera más. Al menos por el momento.

Volvió a mirar el camino, desconociendo por completo las calles, encontrándose con lugares oscuros por la falta de iluminación pública. Era un lugar peligroso.

—¿Dónde estamos?— cuestionó ocultando el pánico con voz autoritaria.

—Hay tráfico a esta hora, así que tomé un atajo— contestó con confianza.

Zichen se debatía si confiar o no en aquella mujer. Estaba a punto de pedir que se detuviera cuando la mujer lo hizo. Al mirarla encontró el pánico vivo en su rostro.

La puerta del conductor se abrió y una mano cubierta de negro jaló a la fuerza a la pobre mujer. Él intentó salir cuando observó eso pero su puerta fue abierta e introdujeron un arma de fuego para detenerlo.

Por instinto retrocedió hacia la otra puerta que también fue abierta. Lo jalaron de igual manera que a la mujer.

Se encontró con tres siluetas, las tres personas tenían cubierto todo con ropas de color negro, incluso con guantes y botas del mismo color. No pudo observar con más detenimiento ya que fue empujado al suelo.

Getaway carDonde viven las historias. Descúbrelo ahora