Daozhang Xiao

56 7 61
                                        

Advertencia de contenido: mención de sustancias ilícitas, adicciones; minimización de trastornos alimenticios; actos sexuales en vía pública.

*

Xiao Xingchen miró su rostro frente al espejo; en realidad, se observó. La tinta sobre sus labios resaltaba el tamaño natural: delgados, un poco pequeños pero con un color distinto con tonos naranjas. Sus ojos habían sido ligeramente delineados, resaltando el azul oscuro. La piel blanca se veía tersa, suave, sin las imperfecciones habituales.

Sonrió para sí mismo: había extraño a ese Xingchen. Claro, no había dejado de modelar pero los maquillajes que usaban eran discretos y supuestamente naturales, ya que las cosas que modeló con anterioridad habían sido para marcas sencillas.

Excepto por el video musical aunque, hacía mucho que no contactaron con él y sospechó que había sido por influencia de Song Lan.

De todas formas, no importaba.

Los recuerdos de la noche anterior seguían frescos, incluso podía decirse que se sentían tangibles: la lluvia sobre sus rostros, el frío por ropa húmeda, el dolor en los pies y el masaje cuidadoso de Yang; sobre todo, la confesión de ambos.

El conjunto de aquellas memorias le hicieron olvidar la insistencia de Zichen en intentar hablar con él. Las llamadas que no contestó tendrían consecuencias en su vida, sin embargo, mientras siguiera en Francia no iba a pensar en ello.

Una sonrisa apareció en su rostro al recordar que en unos días se iría a Italia para vivir su noviazgo como era debido. Pudo probar las mieles de la libertad en aquella ciudad francesa, en la ciudad del amor, el lugar perfecto para vivir una nueva etapa en la relación.

Volvió a observarse en el espejo, admirando su belleza sin poder creer que él se veía así; parecía haber vuelto a la vida.

En medio de todos los profesionales yendo de un lado a otro, logró ver en la entrada a Chengmei, quién le sonreía con fascinación. Esa sonrisa le hacía sentirse enamorado.

—No te había visto —dijo Xingchen cuando lo vió acercarse— no tengo mis anteojos —explicó un poco avergonzado.

Xue Yang se acercó a él hasta que estuvo detrás. Tomó su cabeza con ambas manos y a pesar de los ojos que tenían encima, le dejó un beso tierno en el cabello recién peinado.

—Acabo de llegar, descuida —lo excusó con una sonrisa— ¿sabes? Siempre creo que tu belleza llegó a su punto máximo, pero luego llegas muchísimo más hermoso que el día anterior y me demuestras que estoy equivocado —confesó sin poder dejar de admirar el rostro pálido en el espejo.

—No es para tanto —contestó con las mejillas sonrojadas.

—Sí lo es —contradijo— tus labios se ven tan deliciosos, hermosos —susurró con doble sentido implícito.

La cara de Xingchen se pintó en tono rojizos, de nuevo.

—Tendré que conseguir esa tinta para usarla en un futuro —contestó de la misma forma sin perder el color en el rostro.

Xue Yang sonrió mostrando sus colmillos, una escena bastante erótica para Xiao Xingchen. Quería besarlo, tenía que besarlo, sin embargo, no podía salir en ese momento, faltaban veinte minutos para que el evento comenzara realmente.

El tiempo estaba encima de él y todavía tenía que cambiar su atuendo, por lo tanto, no podía ir a besar a Xue Yang en algún lugar secreto. Al parecer los dos estaban pensando en lo mismo, ya que se miraron con hambre, con necesidad.

Xingchen soltó un suspiro antes de que una maquillista le pidiera a Chengmei que saliera del lugar y fuera a tomar asiento en las filas delanteras de la pasarela. Se despidieron con la mirada antes de separarse.

Getaway carDonde viven las historias. Descúbrelo ahora