Getaway car

Escondidos

Advertencia: contenido sexual explícito.

*

"Esto no es lo mejor; mi reputación nunca ha sido peor, así que debo gustarte por quien soy"

—Delicate, Taylor Swift.

Una ráfaga de viento sorprendió a la ciudad. Había sido un día soleado y en esos momentos las nubes ocultaron con velocidad el sol, dejando que la oscuridad se extendiera antes de lo previsto.

Pero para Xiao Xingchen el día seguía igual. Estaba desnudo desde la cintura hasta las plantas de los pies y sus piernas temblaban con ímpetu.

Los labios de Xue Yang recorrieron sus extremidades inferiores con deseo y lentitud. No sabía cómo reaccionar en el momento en que esos labios se acercaron a las ingles desnudas. Su miembro fue tomado con delicadeza para hacerlo a un lado.

Xingchen recargó su espalda en el sillón ya que no sabía qué hacer. Su mano herida le impedía tocar la cabeza ajena y la mano apretó el cojín del sofá.

Su pecho se hinchaba y desinflaba con rapidez, intentando que Xingchen siguiera respirando. A pesar de la experiencia sexual que tenía nunca había recibido sexo oral, cosa que le apenaba decirlo frente a su novio, quien estaba por hacerlo una segunda vez.

Conocía el magnífico placer que le provocaba aquella lengua, aquellos labios y ese par de colmillos. Sin embargo seguía siendo nuevo para él, seguía sin saber qué hacer. Así que cuando la lengua de Xue Yang recorrió sus testículos su cuerpo reaccionó por él.

Suspiró profundo, callando un gemido lleno de gozo. La risa malévola de Chengmei chocó con su pene, mandando leves cosquilleos por todo su cuerpo.

Xue Yang quería borrarle la memoria para que solo pudiera disfrutar el placer, de las caricias, del momento. Quería sacudir su cuerpo hasta que todo recuerdo y palabras de Song Lan salieran de Xingchen.

No quería admitirlo pero, necesitaba tener a Xingchen. Quería que fuera completamente tuyo, que pasara sus días libres con él. No deseaba encadenarlo a vivir con él, ni obligarlo, sin embargo...

Iba a desaparecer a Song Zichen de la faz de la tierra si no dejaba libre a Xiao Xingchen.

Quería que su novio fuera libre y que en su libertad lo escogiera, lo quisiera y disfrutaran de su relación sin tener que esconderse. No tenía palabras para explicarlo, así que se lo diría con caricias.

Lamió el falo rosado que comenzaba a hincharse gracias a la estimulación. Saboreó la piel de Xingchen como si fuera el dulce más exquisito que alguna vez su lengua probó.

Disfrutó en demasía la reacción de su novio: cerró los ojos y soltó el gemido que intentó reprimir al principio. Siguió lamiendo con lentitud, procurando que cada centímetro de piel se cubriera con su saliva. Aunque quería engullir aquel miembro para remover el interior de Xiao Xingchen, prefirió prepararlo de a poco.

Las manos blancas tomaron su cabello entre los dedos, admirando el rostro satisfecho y lujurioso de Yang, como si hacerlo le diera tanto placer como recibirlo.

—Me encanta— murmuró acariciando el cabello oscuro.

No sabía qué más hacer, así que se dedicó a disfrutar el roce de la lengua contra su piel. Buscó los ojos marrones para seguir observando el rostro de su novio.

Le fascinaba tener a ese joven tan atractivo entre sus piernas, recordar que era su novio y que lo quería a pesar de quién era y el compromiso que tenía. Además le quería por ser Xiao Xingchen y no solo por ser Daozhang.