¿Y LUEGO?

Capítulo 73

La pareja salió de la habitación de su hija para dirigirse a la suya, al entrar Owen acorraló a su novia contra la puerta. -Hoy no te me escapas cielo y como es la última vez hasta que nos casemos, te hare mia una y otra vez, hasta que te canses de gritar mi nombre-. Dijo Owen para luego atacar los labios de su pelirroja.

Claire entre suspiros que se daban durante sus besos para recobrar el aliento dijo. -¿Y quién dijo que me quiero escapar?-. Respondió Claire con voz sensual.

Owen después de saborear los besos de su amada pasó a saborear otro de sus lugares preferidos, su largo y claro cuello, dándole más que besos y  mordidas suaves, la pelirroja mientras sentía los labios y lengua de su prometido no podía evitar gemir de lo rico que sentía y más aún cuando las manos de éste se iban colando entre sus bragas tomando sus muslos y nalgas.

-¡Mi amor me estás poniendo caliente!-. Dijo Claire mientras gemía.

-Cariño-. Respondió el entrenador exhalando en su cuello. -Aún estoy comenzando-.

En ello, el hombre tomó con ambas manos las nalgas de su amada y levantándola quedaron sus piernas de la mujer enredadas en la cintura de él, Claire mirando desde arriba a su prometido le asestó un beso largo y apasionado mientras que él teniéndola en el aire aprovechó para colar sus manos debajo de ella e ir sintiendo sus labios vaginales mojados.

Al sentir la mano de él, Claire no pudo evitar exhalar un gemido fuerte, cuando este atacó su clítoris. -¡Ah! Mi amor metelos, quiero sentirlos dentro de mi-. Ante tal orden, Owen introdujo sus dedos en el interior de la vagina de su prometida suavemente mientras que ella gemía y gritaba cada vez con más intensidad. -Sí, sí, sí, no pares, quiero sentirlos más adentro-. Esto mientras que ella iba haciendo movimientos de arriba hacia abajo para que los dedos de su prometido fueran penetrando más y más.

Ya excitada Claire se dirigió al cuello de su novio para besarlo y morderlo, cosa que como un efecto inmediato, lo volvió totalmente loco. -¡Oh Claire! ¡Mi amor!-.

-¡Oh, cielo!-. Dijo Claire mientras se iba moviendo más y más para sentir los dedos de su novio.

El entrenador llevó a su pelirroja en la cama recostandola suavemente boca arriba mientras iba besando cada parte de su cuerpo, sus manos, sus brazos, su hombro y terminando en su cuello, mientras que se quitaba la camisa, Claire podía ver el cuerpo fornido de su hombre mientras que con sus manos iba rozandolo delicadamente, Owen por su parte comenzó a bajar su rostros mientras iba besando el cuerpo completo de su amada mientras que retiraba la blusa que traía puesta descubriendo así aquellos firmes y hermosos senos que tanto le cautivaban, fue entonces que comenzó a acariciarlos y besarlos mientras que sentía el aroma de su amada, aquel aroma que tanto lo volvía loco.

Claire sentía como su prometido iba recorriendo todo su cuerpo lo cual la tenía completamente erizada haciendo que de los pies a la cabeza comenzará a sentir una sensación inigualable, mientras que su prometido iba contemplando su pecho, este se dió cuenta que el brasier que traía tenía broche por delante y sin pensarlo dos veces quitó el broche descubriendo por completo a su pelirroja. -Son mías-. Mencionó con la voz ronca, el hombre tras observar a su amada de esa forma dirigió su atención y sus labios a los atributos de esta mientras lamía lentamente sus senos. 

-¡Mmm… mmm… siii… son tuyas amor puedes saborearlas!-. Dijo Claire con voz ronca en lo que su prometido iba mordiendo suave y delicadamente uno de sus pezones mientras que el otro lo iba apretando y jugando con los dedos.

La pelirroja solo podía disfrutar de las maravillas que su prometido realizaba mientras acariciaba su cabeza cariñosamente, de pronto el entrenador bajó más hacía la cintura de su prometida para comenzar a besar su piernas de poco en poco desabrochando y retirando su pantalón, así hasta llegar a sus pies dejándola desnuda con solo sus bragas color azul y su brazier desabrochado, Owen al ver de semejante forma a su pelirroja procedió a besar nuevamente pies, pasando por sus pantorrillas, llegando hasta sus muslos y entrepierna dejando un rastro de sus labios y lengua, hasta  culminar su trayecto en las puertas de la vagina de su pelirroja, el rostro del hombre y la intimidad de la mujer eran separados por una fina tela de algodón, sin embargo, eso no impidió que la pelirroja sintiera como la respiración caliente de la nariz de su amado traspasara aquella tela topando con su intimidad.