"Descubriendo verdades"

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El timbre sonó, John abrió la puerta y se sorprendió por quien estaba ahí, una mujer de cabello muy rubio, casi blanco, de flequillo y un atuendo muy formal.

— Viviana — dijo sonriente, la abrazó y ella aceptó gustosa — Que sorpresa. Pasa — se hizo a un lado y ella entró.

—Es un gusto volver a verte, John. Ha pasado mucho tiempo.

— Diez años para ser exactos — rió — ¿Qué haces aquí?

Se sentaron en la sala y charlaron por varios minutos, hasta que Antonella llegó y se sorprendió. John se levantó y la acercó.

— Hija, te presento a una buena amiga, Viviana Velarde. Viviana, ella es mi hija, Antonella.

Ella pareció sorprendida.

— ¿Tu hija? — él asintió.

— Discúlpame un segundo, Viviana.

Padre e hija subieron a su cuarto.

— ¿Quién es ella, papá?

— Ella era la institutriz de Caín cuando era niño.

— ¿También es vampiro?

John asintió.

— Después te explico bien.

Bajó nuevamente a la sala.

— Perdón por eso.

— No te preocupes, aunque si admito que me sorprende mucho. ¿Tu hija? No sabía que habías tenido una nueva pareja.

— No es así. Ella no es mi hija biológica. La adopté.

Ella abrió la boca.

— Ah, ya entendí. ¿Y… tu hijo? ¿Aún sigue en esa academia?

— No, ya no. Ahora vive de nuevo conmigo.

— ¿Y cómo está? No lo veo desde que pasó aquello.

— Muy bien, la academia hizo un magnífico trabajo con él. Está estudiando una carrera, todo salió bien con él después de todo.

Ella sonrió.

— No sabes lo que me alegra oír eso, John, yo quería mucho a Caín.

— Bueno, ¿cómo no hacerlo? Fuiste su institutriz desde que tenía cuatro años hasta los nueve.

— Lo habría seguido siendo si no fuera por…

— Lo sé, no tienes que decirlo, irte fue lo mejor para tu seguridad. Caín estaba en su peor momento cuando ocurrió.

— Yo sabía que era un híbrido y conocía los riesgos de ello — admitió Viviana.

— Si, pero quién habría imaginado que intentaría morderte. Tu siendo un vampiro, fue lo que me enloqueció y supe que estaba fuera de mi control. Igual, eso ya tiene respuesta. Al ser híbrido, él puede consumir sangre sobrenatural, es más, le sienta mejor que la humana.

Ella parpadeó.

— Guau, sí que es diferente. Pero bueno, no fue su culpa. Tomaste la decisión correcta, John.

— Si, para su bien, pero no para nuestra relación.

Después de un tiempo, Viviana ya estaba por irse, cuando la puerta se abrió dejando ver a Caín. La mujer se quedó quieta, asombrada por el chico que tenía en frente. Si que había crecido.

Caín se paralizó puesto que la reconoció al instante, se hizo para atrás dudoso, después de lo que pasó creyó que jamás la volvería a ver. John tomó su hombro.

Luna Negra: Lo que nos uneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora