"Antonella Cullen"

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Caín estaba estupefacto después de oír la historia de su padre, no sabía qué decirle. John simplemente se quedó callado, esperando.

— Yo no…no sabía por lo que habías pasado, fue de verdad horrible.

— Lo fue, pero Luvart ya no existe, se terminó la lucha.

— Pero el daño ya está hecho. Por lo menos vengué a mi mamá — dijo con tristeza.

John sonrió con melancolía.

— Lo hiciste, sé que ella estaría orgullosa de ti. Habría sido una maravillosa mamá.

Caín bajó la vista.

— Papá, no quiero hablar de ella, me pone mal, ¿está bien?

John se sentó junto a Caín.

— Está bien.

El menor intentó levantarse, pero John lo volvió a sentar.

—¿Qué?

— Es tiempo de que hablemos. Sé que tú y tu hermana tienen cierta tensión, lo he notado —Caín giró los ojos — necesito que te abras conmigo sobre eso.

— No hay nada que decir sobre ella — aseguró el menor.

— Caín, no vamos a salir de esta habitación hasta digas lo que tengas que decir, sácalo.

Caín desvió la vista.

— ¿Cómo está ella?

— Físicamente bien, el hecho de que ahora va a ser un vampiro…

— Ya era hora de que pasara — John lo miró — tener una hija humana, no es lo más sensato del mundo, papá. Debiste convertirla mucho antes.

— Ella no quería serlo, era su decisión, y ahora violé esa decisión.

Caín lo miró molesto.

— Va a tener que vivir con eso, al igual que yo y todos los demás. Nadie eligió ser lo que es — John se quedó callado, su hijo estaba abriéndose y no lo interrumpiría — ¿Tú crees que yo quería nacer así? ¿Como un híbrido? ¿Como un demonio y un vampiro? No, nací así. Y es esto o la muerte, ella debería agradecerte por salvarle la vida. Pero no me sorprendería que se ponga caprichosa por su nueva realidad.

John llevó su mano a su mentón procesando las palabras de su hijo, tenía rencor, y finalmente se estaba liberando. Lo impulsará a que lo saque todo por más grosero o doloroso que pueda ser.

— Sé que siempre nos culparás a tu madre y a mí por lo que eres, y no se puede cambiar, pero hay personas que pueden decidir, Antonella era una de ellas, pero tienes razón, esa oportunidad se fue por la borda, y vienen momentos difíciles, hay que estar ahí para ella. Necesita nuestro apoyo.

— El tuyo, dirás — exclamó secamente. John no dijo nada, solo lo miró — No me mires así — intentó levantarse nuevamente, pero otra vez John se lo impidió — Ella no es mi hermana, nunca lo fue, entiendo que la veas como una hija, pero no me intentes forzar a estimarla ni a verla como una hermana.

John lo miró ceñudo.

— ¿Por qué?

— ¿Por qué? ¡Porque ella estuvo aquí, y yo a diez mil kilómetros!

John asintió, ya sabía por dónde iba la cosa.

— Si me quedé con ella…— Caín intentó irse por tercera vez — ¡Siéntate! — ordenó, Caín solo vio a otro lado y suspiró — Si me quedé con ella, fue para llenar el vació que me dejaste cuando te fuiste — Caín lo miró mal, entonces John corrigió — cuando te envié lejos. 

Luna Negra: Lo que nos uneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora