"John Cullen"

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— ¿Es cierto que me vigilabas con magia en Irlanda?

John hizo silencio, lo había tomado por sorpresa.

— No lo niegues, me lo dijo tu hija, que fue testigo — él mayor bajó la vista — Es verdad, ¿me estabas controlando?

— Caín, no te controlaba, te vigilaba precisamente por Luvart, necesitaba tener alguna manera de saber cómo estabas a miles de kilómetros, ¿entiendes? Con este anillo — extendió su mano dejando a la vista dicho anillo — tiene magia, de una buena amiga, que me ayudó. Era una de las condiciones para que yo permitiera que te quedaras lejos de mí.

Caín negaba con la cabeza.

— Eras un niño, Caín, tenía que asegurarme de cómo estabas, soy tu padre. Sé que no lo entiendes, pero no me importa. Hice lo correcto y no me arrepiento — Caín le dio la espalda — Has el intento de entenderme, estaba inseguro, asustado, vivía con el miedo, la única forma de estar tranquilo era viéndote — Caín no decía nada — Lo siento.

Se fue, dejando a Caín solo, este solo repetía sus palabras una y otra vez en su cabeza, no sabía cómo tomarlo, en parte entendía, pero fueron años de creer totalmente lo contrario, mientras su papá lo vigilaba, él lo extrañaba cada día en esa academia. ¿Por qué le dejó creer que no le importaba más allá de las veces que lo visitaba?


(⁠ ⁠˘⁠ ⁠³⁠˘⁠)⁠♥


Al día siguiente Antonella se yacía sola en casa viendo la televisión. Tocaron el timbre y ella se levantó y abrió la puerta, era un hombre de aproximadamente cuarenta años.

— ¿Sí?

— Hola — dijo el hombre con una sonrisa — estoy buscando a John Cullen, ¿se encuentra?

— No, ¿quién lo busca?

— Soy un viejo amigo, me llamo Luvart. Un gusto — extendió su mano y ella la tomó — ¿Y tú eres?

— Antonella Cullen.

— ¿Cullen? ¿Eres su hija?

— Así es.

El hombre sonrió con malicia.

— Es perfecto, aunque eres humana, así que supongo que eres adoptada, aun así, servirá — se acercó a ella y Anto retrocedió asustada.

— ¿Qué? — soltó en un susurro.

Sin más el hombre tapó la boca de la chica y la aprisionó en sus brazos, para desaparecer con ella.


(⁠๑⁠•⁠﹏⁠•⁠)


John entró a la casa vacía, sabía que Caín fue a la universidad, pero Antonella había dicho que se quedaría en la casa. Algo no estaba bien, llamó a su celular y no respondió. Una media hora después llegó Caín, quien sintió un aroma extraño al pasar por la puerta, pero lo ignoró.

— Tu hermana no está y no me responde las llamadas, estoy preocupado.

Caín frunció el ceño y recordó el olor, se acercó a la puerta y cerró los ojos, inhaló profundamente. Abrió los ojos de golpe.

Luna Negra: Lo que nos uneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora