Mel había regresado, y después de encontrarse con el grupo en la playa, se dirigían a su casa, era tiempo de que Mel viera a su madre. Los chicos no le hicieron ningún tipo de pregunta, sabían que no estaba preparada.
Llegaron a la casa, Mel estaba en la calle, paralizada, sin atreverse a entrar. En ese momento divisó a su madre, sentada en el pórtico leyendo un libro. Aun no se había percatado de su presencia.
Su respiración se aceleró. Dio unos pasos, hasta que pudo ser detectada por la mujer. Esta dejó caer su libro al suelo, se levantó bruscamente y caminó a las escaleras. Mel dejó salir unas lágrimas.
— Mamá…
Sin esperar más, corrió hacia su madre y la abrazó con fuerza. Cielos que la había extrañado. Por otro lado, Holly había recuperado su alma, su hija estaba viva y había vuelto a casa. Jamás perdió la esperanza.
Holly dejó de abrazarla para verla atentamente, acarició su mejilla, y revisó con la vista el resto de su cuerpo.
— Mi niña, mi hermosa pequeña — dijo sollozando. Volvió a abrazarla — sabía que volverías a casa, porque eres una guerrera como yo. ¿Estás bien?
Mel solo asintió, sin soltar a su madre, no quería hacerlo. Holly saludó a sus amigos y estos asintieron y se fueron. Ellas necesitaban su momento. La mayor llevó a la menor dentro de la casa. Mel miraba todo a su alrededor, su casa, era tan diferente a donde había estado viviendo los últimos meses.
Holly sentó a Mel en el sillón y ella se sentó a su lado.
— Mi vida — no dejaba de acariciarla — no puedo creer esto, no puedo creer lo que pasó. ¿Qué te ocurrió, amor? Dime algo. Te busqué todo este tiempo, la policía te sigue buscando, pero jamás tuvimos ni una pista. Casi muero, no sabía qué hacer.
— Mamá, por favor, para…solo dame un momento — ella se tapó la cara con sus manos, no sabía qué iba a decirle. En el momento solo se le ocurrió decir lo típico — me secuestraron — ¿qué más iba a decirle para explicar su ausencia de diez meses? – Estuve cautiva junto a otras chicas, pero logré escapar. Por favor no me preguntes más — suplicó.
Holly la abrazó nuevamente.
— Oh, mi pequeña.
Después de unos minutos en silencio y consolándose mutuamente, Holly llevó a Mel a su cuarto, y le dio su celular. La dejó sola por pedido de la menor. Lo único que pudo hacer al ver su habitación, y tocar su cómoda cama, fue llorar recostada. Todas eran emociones muy fuertes. Hasta que oyó ese maullido y sintió alegría. Su gata siamesa, Mumi, estaba frente a ella en la cama. Sin esperar la tomó en brazos y la abrazó. Mumi lamió su cara. La había extrañado mucho.
Necesitaba hablar con alguien, de toda la verdad, y esa persona era Macarena. Tomó su teléfono y la llamó.
~(つˆДˆ)つ。☆
— No puedo creer que volviera — dijo Tania.
— ¿Creen que le diga a su madre la verdad? — preguntó Matías.
Anto negó.
— No lo creo. Al menos no aún, acaba de volver y la señora Holly no está para tantas emociones.
— Recuerden que ella no recuerda lo que pasó en la última luna negra — recordó Macarena.
— Entonces ¿creen que nos lo diga a nosotros? Ya que técnicamente no sabemos nada — dijo Jenny.
— Sea cual sea la decisión de Mel, no la presionen — dijo la bruja — Ella hablará y dirá lo quiera decir cuando esté lista. Nos necesita ahora, pero no haciendo preguntas asfixiantes.
El celular de la bruja sonó, se sorprendió de ver el nombre. Era raro, cuanto tiempo había deseado que ese nombre iluminara la pantalla de su celular.
— Es Mel — dijo para responder — ¿Mel? Si, sí. Voy en camino — colgó y los miró — Quiere verme. Supongo que como soy la única que sabe del mundo sobrenatural a sus ojos, debe querer contarme la realidad.
— No pierdas tiempo, ve.
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Maki subió al cuarto de Mel, ella se encontraba sentada a los pies de la cama, abrazando sus piernas, mientras se veía fijamente al espejo en frente de la cama. Sin esperar un segundo más, Macarena corrió hacia ella y la abrazó, siendo correspondida.
— Tú no tienes idea de lo infernales que fueron estos meses para mí antes de saber qué te había pasado. Creí que habías muerto y me sentí tan culpable, que no lo puedo explicar — se separaron y se sentó frente a ella.
Mel estaba confundida.
— ¿Por qué te sentirías culpable?
Maki bajó la vista.
— Hay algo que nunca te dije. Días antes de que desaparecieras, tuve una visión de ti ahogándote en el mar, en luna negra. Y sabía que algo te iba a pasar y debía impedirlo, pero no lo hice — dijo sumamente avergonzada.
Mel frunció el ceño.
— ¿Por qué no?
— Justo esa noche, me distraje con el asesino de mi madre y no me acordé hasta que fue tarde. Cuando llegué a la playa…tú ya no estabas — Mel bajó la vista y la bruja tomó sus manos — lo lamento, perdóname, Mel.
Mel elevó la vista con una sonrisa de labios cerrados.
— No tengo nada que perdonarte. No fue tu culpa. Y lamento que te sintieras así — la pelinegra se sentía extrañamente aliviada — Lo que si me molesta, es que no me dijeras sobre esa visión. ¿Por qué no lo hiciste?
— No quería asustarte, yo apenas estaba entendiendo la visión y lo que podría significar. Ahora sé que me equivoqué, y aprendí de ello. Nunca más pasé por alto una visión y jamás lo haré.
La bruja desvió la vista al brazo de Mel, había escamas en lenta formación.
— Mel, ¿qué es eso? — la nombrada miró la zona.
— Significa que pronto tendré que volver al agua — dijo con pesar.
Maki se asustó.
— ¿Te vas a volver a ir?
— No sé — dijo con tristeza y los ojos húmedos. Ahí fue que la pelinegra supo que no estaba bien y llevó una mano a su mejilla.
— Ey, ¿qué ocurre? — Mel dejó salir una lágrima.
— Me siento perdida, fuera de lugar, soy una sirena ahora. ¿A dónde encajo? Podré hacer una vida aquí, ¿cuándo también hice una nueva vida allá? — dijo mirando por la ventana hacia el mar — Ya no soy la misma, Macarena. Además, no sé si mi cuerpo va a tolerar vivir fuera del agua. Sin mencionar que ya no puedo volver al agua.
—Mel, ¿por qué volviste? — cuestionó.
Mel procedió a contarle todo lo que había vivido en el océano y quien era ella entre su gente.
— Me siento muy presionada.
Maki limpió sus lágrimas.
— Te entiendo, pero la pregunta aquí es: ¿Dónde quieres estar?
— Quiero decir, quise volver desde el primer momento, pero no podía. Yo quiero estar aquí, pero también en el océano. Y no sé cómo hacer para guardar este secreto a mi mamá, a mis amigos.
— No tienes que hacerlo — Mel la vio ceñuda — Hay algo que debes saber, o más bien recordar. Las cosas han cambiado aquí desde que te fuiste, Mel. No eres la única que es diferente.
Después de contarle todo lo que había pasado en los últimos nueves meses con todos, Mel estaba procesando que sus mejores amigas eran licántropo y vampiro.
— Siento que vine a otro mundo, y que el mundo que conocía del que fui despojada está en otro lado.
— Ellos lo saben, saben lo que te pasó — hizo un hechizo para que Mel pudiera recordar la noche del ataque al yate. Cuando el recuerdo terminó, se llevó las manos al rostro.
— Oh, dios. Sabía que algo había pasado esa noche, lo podía sentir. No puedo creer que fueran ustedes.
Mel se lanzó de espaldas a la cama soltando un suspiro, cerró los ojos.
— Esto es demasiado para mí. Jamás había estado tan perdida en mi vida — de repente abrió los ojos como círculos, recordando a alguien. Se levantó de golpe — ¿Y Gersain?
— Él no sabe nada de nada.
Se bajó de la cama y se puso unas botas y un abrigo.
— ¿Qué haces? — preguntó la bruja.
— Tengo que verlo — respondió la sirena. Y sin esperar salió corriendo como rayo de la casa. Holly le gritó, pero Mel la ignoró.
— ¿A dónde va? — le preguntó a la menor.
— Gersain — fue lo único que respondió.
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Luna Negra: Lo que nos une
FantasyUn mundo donde la magia y lo sobrenatural existe en todas sus facetas, lo que imagines aquí está. Sirenas, Vampiros, Licántropos, Hadas, Brujas, Ángeles, Demonios y más. Nuestro grupo de héroes van a enfrentar a la peor amenaza a su mundo, una amen...