Capítulo VII. La alianza.

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Emi.

Mientras íbamos en el coche, miré a mi comprador, no sabía dónde estábamos, si podía huir, pero sospechaba que la excusa de las pulseras era más un GPS, para controlarme a mí y que no huyera, que un simple objeto para saber si mi comprador cumplía.

Toda esta situación me ha parecido dantesca, pero sólo una frase se me quedó grabada.

- "Si quieres ser libre, lo harás."- esa frase que me dijo, me dio esperanzas, pero esto era todo un lio.

- "Señorita Monti, soy Rayco Vieira, el mejor amigo de su hombre, digo de su prometido, aunque crea que es un salvaje no lo es, al contrario, es muy proteccionista con las mujeres que son su familia, y su muje..."- me comenzó a decir en ingles el otro hombre, un guaperas rubio de ojos verdes, pero fue callado por un gruñido de advertencia de su amigo, que lo miró serió.

- "¡Deja de decir gilipolladas, Rayco!"- le dijo el castaño de ojos azules, en ese momento pensé que esos ojos azules era los más bonito que nunca había visto, eran hipnotizadores.

- "Quieres dejar de pensar estupideces, Emi."- me dijo mi conciencia, y quise golpearme.

-"Al menos preséntate mal educado te vas a casar con ella y ni te conoce."- le exigió su amigo, iba a responder que no me iba a casar, pero la vendita frase se me repitió en la cabeza, "ser libre".

Al parecer la frase de su amigo no le impresionó, siguió apoyado en la pueta del coche mirando por su table, objeto que cogió nada más subirse en el coche, estirado en el sillón del Audi de lujo, sin apenas prestarme atención. Su móvil no paraba de sonar, pero harto de sonido, lo apagó, cuando eso ocurrió fue el móvil de Rayco, creo que ese era su nombre, el que empezó a sonar.

Al contrario, que mi comprador, Rayco, si lo cogió.

-"Oye Zape, deja de molestar, tu hermano no te va a acoger el teléfono"- le dijo no pude oír lo que preguntó el hermanos de mi comprador, pero sí contesto. -"En dos palabras, diosa griega, el cabrón de ti hermano tiene gusto para las mujeres, tu cuñada es un sueño humed..."- de un manotazo, mi comprador le quitó, el teléfono a su amigo.

- "¡Deja de molestar, y de hablar de mi mujer!" le dijo mi comprador a su hermano, y sin más abrió la ventana y tiró el móvil fuera. Con el consiguiente grito de su amigo.

- "¡Estas loco ahí tengo mi agenda privada, idiota!"- le dijo.

- "Barney para el coche para que el señor Viera recoja su móvil."- eso hizo y nada más detener el coche, Rayco se bajó. Una vez salió del coche y cerró la puerta. Mi comprador dijo:

- "Arranca, y envía al coche de atrás a recogerlo y que lo lleve a su casa, o donde quiera ir, seguro que del cabreo se ira aun club directo a emborracharse"- le dijo mi comprador a su chofer.

El coche arrancó y el accionó el cristal que separó la parte delantera donde estaba el chofer de la trasera, dejándonos a los dos aislado.

- "¿Que pretendes? te advierto que sé defenderme."- le dije poniéndome en guardia para protegerme.

El sólo se río, y mirándome me dijo.

- "Va a ser sólo un matrimonio de dos años. ¿Cómo quieres llevarlo, todo el día peleando o podemos llevarnos bien por nuestro bien?"- lo miré y bajé las manos.

- "¿A qué te refieres?"- pregunté, intentando que la voz no me temblara, tener cerca a ese hombre, olerlo con esa combinación de perfume caro mesclado con su olor corporal, me estaba poniendo nerviosa, y no ayudaba esa mirada que parecía que te analizaba cada movimiento, cada gesto.

Comprada por la mafia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora