Capítulo XII. Las reglas, los deseos, y el control.

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Emi.

- "Se puede saber en qué estás pensando, es que más idiota, estúpida no puedes ser, ¡Oh dios! ¡Qué vergüenza!" me repetían a mí misma mientas desnudándome me metía en la duchar para quitarme la sensación de calor, y alteración de mi cuerpo.

Fuera un lesionado Perseo, estaba maquinado como matarme eso seguro, cuando nos reuniéramos. Pero no pude evitar mi reacción fue instintiva, mientras todo ardía de deseo, y otras sensaciones que nunca había sentido, mientras mi cuerpo desnudo se rozaba con el duro y tenso cuerpo del maldito tentador Ruyman, él se mostraba como indiferente, y me regañaba por... ni siquiera sé por qué me regañaba.

Comencé a hablar en alto conmigo misma en italiano, como me ocurría siempre que estaba estresada.

- "Toda la culpa la tiene él, sino no me hubiera tocado, si no se riera de esa forma, tan... tan..."-

- "Sexy, tentadora, atractiva, cautivadora, pecaminosa...tienes donde elegir descarada, ¿Qué culpa tiene él que te tienta tanto que a la primeras de cambio te pones a desnudarte?"- me interrumpió mi inoportuna conciencia.

- "No lo hice por eso, joder, lo hice para que pudiéramos cumplir con las exigencias de contrato en cuanto a lo que yo sea virgen, ¿no lo entiendes?, lo hice para no volver allí."- lo dije en alto para callar así mi conciencia mientras emprendía una salvaje frotación por todo mi cuerpo con la esponja como queriendo borra del él, las sensaciones que me creó Perseo al tocarme.

- ¿Si te quieres creer eso?, no soy yo, quien te vaya a corregir, de todas formas, nunca me haces caso a los consejos que te doy. No voy a hablar más por esta noche, arréglatelas sólita ¡guapa! - dijo mi conciencia finalmente quedándose callada.

Si era sincera me había comportado como lo que era, una virgen, asustada que había reaccionado con violencia porque un hombre había despertado sensaciones en mí que desconocía, para luego verlo reírse de mi por sentirlas, sino ¿a que venía todas esas carcajadas mientras yo estaba ardiendo de deseo?

Cuando mi piel estuvo lo suficientemente roja de haberme frotado durante más de veinte minutos. Sali con la intención de coger una toalla, y algo con lo que cubrirme del gran vestidor que atravesé en mi carrera para esconderme en el baño.

Pero para mi sorpresa sobre el gran tocador del baño, había una muda de ropa, dos toallas, un cepillo de dientes y pasta dentífrica, además de un peine para el cabello.

- "¿Cómo llegó todo eso hasta ahí, si yo había cerrado la puerta del baño con llave?"- pensé, pronto me di cuenta de que la bañera tenía una gran mampara de cristal, totalmente transparente.

Por milésima vez desee que me la tragara la tierra, pero no porque ese hombre me hubiera visto desnuda, sino porque viéndome desnuda no hizo nada para llevarme a su cama.

- "¿Sera que es gay?"- comencé con mi auto diálogo en alto en mi idioma-"Imposible lo que yo note mientras estábamos pegados el uno junto al otro dejaba claro, que a Ruyman Bencomo, lo que le gusta son la mujeres, y de qué manera, dado la dureza y la protuberancia que sentí pegado a mis muslos."- continue con mis investigaciones mientras me vestía y peinaba mi cabello.-" ¿Será que no soy su tipo?, si quizás sea eso, que le gusten las mujeres más altas, con más curvas no sé quizás, una maldita Jessica Rabitt.- continue hablando mientras tras lavarme los dientes decidí enfrentar lo inevitable , no era el tipo de Perseo.

Abrí la puerta aun con mis elucubraciones, para encontrarme de frente, junto a la puerta del baño, aun serio e imperturbable Perseo pero que tenía una miraba que podía congelar el Sahara con hielo azul, con esa mirada dirigida hacia mí, me daban ganas de volver a encerrarme de nuevo en el aseo.

Comprada por la mafia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora