Capítulo XXXIV: El viaje del CEO.

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Emi.

Algo, paso en el lago, quizás Ruyman se dio cuenta de mis sentimientos, y quiso poner separación entre nosotros, nos sé, pero algo cambio.

Lo sentí desde que salimos del lago. Nos había costado recuperar la ropa, de hecho, ni mi ropa interior, ni mi camisa fueron recuperadas, intenté bromear con este hecho, pero el silencio de Ruyman y la expresión de su cara, me hizo desistir del intento. Cuando llegamos al coche el colocó sobre mis hombros lo único que estaba secó, su chaqueta de se había quitado antes de subirse al coche, en esa escenita de macho ofendido que montó en el aparcamiento.

- "Gracias"- le dije y lo miré tímida, me sentía insegura, no entendía que después de una alucinante relación sexual, se mostrara incluso más serio e inaccesible, que cuando llegamos.

- "Primero guapa, no fue una relación sexual cualquiera, al menos para ti, eso fue hacer el amor, y si tan raro lo vez habla con él, pero como una persona, con tranquilidad, que después de la que montantes antes es normal su reacción al tirarte al lago, parecías más una loca italiana salida del infierno, que una persona, razonable y lógica." - me dijo mi conciencia y por una vez le hice caso.

- "Ruyman, ¿ocurre algo?, pensé que después de lo que había pasado... bueno, pensé que después de ..."- por dios ni me salen las palabras.

- "No pasa nada, sólo que... me he dado cuenta de que.... cometimos un error antes."- cuando lo oí hablar me puse nerviosa, y un peso se instaló en mi corazón.

- "¿Será que se arrepiente, por qué se dio cuenta que me enamoré de él?"- pensé, y la opresión se hizo más pesada y comenzó a doler.

El debió de notar algo, porque me miró y acercándose a mí, me hizo sentarme en el capó del coche de un solo movimiento, cogiéndome por las caderas. Imaginaos la escena, yo cubierta solo por su chaqueta sin nada más debajo, sentada en el capo de un coche que perfectamente valía lo que valdría la casa de una familia media en Chicago. Mientras delante de mí, está el hombre más sexy y guapo que he conocido, desnudo de cintura para arriba y totalmente empapado mientras el sol brilla sobre su piel húmeda, y lo mejor de todo, esos ojos azules que me miraban como si me fuera a darme la peor de las noticias, sinceramente, el miedo me invadió.

Decidí que dijera lo que me dijera no demostraría mis sentimientos, incluso si hacía falta lo negaría todo, incluso me lo tomaría a broma, cualquier cosa menos que el supiera lo que me hace sentir. Respiré y esperé que hablara, convenciendo a mi corazón que este dolor que iba a sentir más adelante se curaría. No era la primera mujer que rechazaban, y en el fondo yo sabía que él no me había engañado, siempre me dijo claro todo lo que era nuestra relación y cuanto iba a durar.

Por primera vez lo vi nervioso, se movía de un lado para otro, como pensado la mejor manera de decírmelo, eso me confirmó que lo que me iba a decir, no iba a ser de mi agrado.

- "¿Puedes parar?, lo único que estás haciendo es ponerme más nerviosa, dilo ya, creo que ya sabemos a qué atenernos entre nosotros, así que ve al grano."- le dije finalmente bajando la cabeza para mirar el suelo. Esperaba no llorar, esperaba que mi yo independiente tomara el control, así sería más fácil sobrellevarlo, ya pensaría después como sobrevivir el tiempo que estaríamos junto.

- "Veras antes con la emoción, y el descontrol de la situación, se me olvidó algo"- me dijo.

- "¿El qué?"- sé que esta pregunta la hice prácticamente en un murmullo.

- "No tomamos protección, se nos pasó, en realidad se me pasó."- lo dijo como esperando mi reacción, pero yo permanecí callada mirándolo.

¿Esto era todo?, ¿Toda su actitud evitativa era debido a esto?, yo pensando que había pasado algo más grave.

Comprada por la mafia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora