Capítulo XXIX. Una noche de bodas de reconciliaciones.

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Emi.

- "La fastidiaste Emi, lo sabes. Tú y tu estúpida manía de resolver las cosas tu sola, ni siquiera te disculpas, y menos le respondes a su pregunta. Sigue así callada como una tumba, mientras, por tu culpa, llevamos dando vueltas como estúpidos, eso sí, en limusina, que debe de valer cinco años de sueldo de un trabajador medio. Mientras tu marido, permanece callado, en espera que te disculpes y le respondas. ¿Qué vas a hacer al respeto?, ¿Vas a seguir haciéndote la indignada durante una hora más? ¡Respóndele de una vez!, y discúlpate, sabes que metiste la pata."- maldita conciencia llevan la última media hora de ruta el coche por las calles de Filadelfia, sin callarse.

Sabía que había metido la pata, mi silencio no ayudaba, menos cuando me preguntó Perseo si sabía quien era Jack Foster, y más aún cuando entramos en el coche, y tampoco le contesté cuando me preguntó si pensaba contarle en algún momento mi encuentro con el estúpido de Foster.

Simplemente, por alguna razón, a mi marido no podía mentirle, no pensaba contárselo, no quería que se entera, por varias razones, pero la principal que no quería arruinar mi noche de bodas, por ese psicópata. Conocía a Perseo, y si se lo hubiera contado, hubiera buscado al maldito Foster, para asesinarlo, como la rata que es.

-"¿No crees que esto es ridículo llevamos una hora sin parar, circulando por todas las calles de Filadelfia, apenas me hablas, sólo permaneces leyendo lo que quiera que estes leyendo en la tablet, ni me miras , menos me hablas, y la tensión que hay dentro del coche, se podría cortar con un cuchillo. ¿Podíamos discutir esto?"- le dije intentando rebajar la tensión.

- "Es muy fácil, respóndeme a la pregunta que te hice, y todo termina, mientras, seguiremos dando vueltas. Si se acaba la gasolina, se reposta y continuamos, señora Bencomo, será una noche de bodas muy interesante."- me dijo sin mírame siquiera una vez mientras continuaba leyendo,

La rabia me hizo darle una patada al sillón que tenía delante de mí, Ruyman Bencomo era totalmente frustrante.

Él ni se inmuto, continuó a lo suyo,

-"¡Vale! ¡De acuerdo! no pensaba contarte nada, ¿Para qué? ¿para que terminaras a golpes con él, en el banquete de tu boda?."- le dije.

-"Gracias por saber cómo reaccionaría yo, antes que ni si quiera yo lo sepa, la próxima vez te consultare, para que me digas como comportarme cuando un gilipollas amenace a mi mujer, delante de mis narices."- me dijo sin mirarme, odiaba que fueran tan ecuánime tan frio, parecía que nada le alteraba.

-" ¿Qué quieres que te diga? ¿Que lo siento?, ¡Está bien, lo siento!, la próxima vez que un loco psicópata intente amenazarme, le diré que espere que tu estes delante, ¿Estas contento así?."- intenté no ser irónica, pero me fue imposible.

Tenía que luchar con dos hándicaps que tienen mucho peso en mi forma de ser, el primero, mi espíritu guerrero, donde pedir perdón significaba rendirse, años de maltrato lo demostraban. El segundo, mi autonomía, estar toda mi vida dependiendo de mí misma, ha hecho que me crea que nadie mas que yo, me puede sacar de lo problemas, no te puedes fallar a ti misma, si dependes de alguien, este te puede fallar.

Pensaba que Perseo no lo entendería, pero me equivoqué, lo supe con las siguientes palabras que dijo mi marido.

-"Hay varias cosas que debemos dejar claro, Emilia Bencomo, hasta ahora habías sido una Monti, te quedaste huérfana desde los doce años, y de la otra parte de tu familia , mejor no hablemos, pero ahora ya no eres más una Monti, no tienes que cuidarte a ti misma, no tienes que luchar para convencerte de que eres fuerte, nadie te va juzgar, porque para los Bencomo, la familia es lo primero, nos protegemos unos a otros."- mientras lo escuchaba me comencé a sentir fatal, por haber sido tan intransigente. Pero el continuo y fue aún peor.

Comprada por la mafia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora