Capítulo XIX. Medusa, Andrómeda y Casiopea.

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Emi.

Descubrí lo que era tener dinero, y ser alguien importante, y con influencias, cuando llegamos al aeropuerto.

Prácticamente, ni nos revisaron

, directamente nos enviaron a la limusina que nos esperaba, junto a la limusina, había una hermosa mulata de pelo rizado y ojos verdes de pie, alucinantes, que vestía con un traje ejecutivo. Iba muy arreglada, mientras sostenía un portafolio y hablaba por el móvil. Cuando nos vio llegar, por un segundo la intuición femenina me dijo que no le gustó verme allí, pero enseguida se recompuso y se mostró seria, e imperturbable.

- "Buenos tardes, señor Bencomo. Esta todo como lo ha pedido, se ha gestionado, el hotel The Langham Chicago, tiene la suite presidencial para usted, ¿Tendría que pedir otra habitación, como siempre, para la dama?"- por una extraña razón, que lo mismo podía ser mi imaginación, la palabra dama me sonó como una burla.

Decidí ignorarla, mi enemigo era mucho más grande, no me iba a enfadar con una plañidera mujer, con pelo rizado, ensortijado y largo, como serpientes que rectaban por su cabellera. No pude evitar imaginar a la famosa Gorgona a la que Perseo cortó la cabeza, y una carcajada casi se me escapa.

Sinceramente no tuve que hacer nada, ya que Perseo dejó de piedra a Medusa.

-"Rihanna Morris, te presento a mi prometida Emilia Monti, Andrómeda ella es mi secretaria Rihanna"- fui a extender la mano para saludarla, pero la secretaria sufrió como un espasmos que la hizo saltar, y mirando a su jefe, ignorándome a mí, y le preguntó con un gran grado de ansiedad, comenzando a caérsele la careta profesional.

- "¿Prometida?, ¿Cómo puede ser su prometida, si ni siquiera lleva el anillo de pedida de la abuela Bencomo?."- le preguntó en español pensando que yo no la entendía.

- "Gracias por recordármelo Rihanna, mi familia cuando vino a conocer a Emi, me volvieron loco, y tenía pensado darle el anillo esta mañana, pero tú conoces lo intensa que es mi madre, menos mal que no se dio cuenta, de que no tenía puesto el anillo mi prometida, o me hubiera asesinado allí mismo."- la explicación del idiota de Perseo no sólo dejo desconcertada a la Gorgona, sino también a mí.

Sobre todo, cuando sin ceremonia alguna, sacó del bolsillo, el anillo de compromiso más bonito que había visto nunca. Era de platino, con un enorme diamante rodeado de otro más pequeños, con destellos dorados y verdes.

- "Andrómeda, dame tu mano."- lo miré como si estuviera loco, yo no podía llevar eso, seguro que valía más que mi mano, o más que media yo, ni de coña me iba a poner yo un anillo que era como el producto interior bruto de un país pequeño.

- "¿No crees si voy a conocer a mi suegra ella se preguntará por qué tu dedo no lleva mi anillo?, además no quiero morir bajo los reproches de la señora Bencomo, ósea tu suegra."- cogí rápidamente el sentido de sus palabras, mi madre morirá si me ve entrar junto al hombre más guapo, más deseable, y más rico que haya conocido en toda su vida, si además llevo en mi mano esa fortuna, mi madre caería muerta, y mi hermano se desmayaría.

Me encontraba tan ensimismada regocijándome en mi imaginación de las caras o los gestos que pondrían Dalila y Daniele Monti, ante mi aparición, donde ellos me creerían ultrajada o muerta, que casi ni me di cuenta de que el Ceo español e impaciente de grupo C.P.A., me había cogido la mano ante un atónita Medusa, y comenzó a colocarme el anillo, cunado sentí el frio del metal rodeando mi anular, me hizo regresar a la Tierra.

El no espero mi reacción, directamente me cogió la mano donde me había puesto el anillo, y tirando de mí, me introdujo en la limusina, luego se giró hacia su secretaria.

Comprada por la mafia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora