Capítulo XXXII. Celos y pasión, un coctel perfecto para un desastre o ¿no?

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Narrador.

- "¡Maldita sea!, nunca debimos admitir al psicópata de Foster, si no andamos con pies de plomo se nos puedes joder el negocio."- dijo Humberto Marchetti arrojando su vaso de alcohol contra la chimenea. Era una manía que tenía siempre que se enfada y todos lo sabían.

- "Hay algo más que no sabe, señor."- le dijo Michele Rizzo con rabia interior porque se tendría que desprender de un As que tenía bajo la manga, para poder así agarrar otro As aún más grande. - "El señor Benearo Bencomo y la Señorita Monti ya se han casado y..."- sabía que no me dejaría terminar, esta vez en vez del vaso, fue la botella de bohemia valorado en mil dólares, lo que se estrelló contra la chimenea.

- "¿Cómo que se han casado?, eso es imposible, ¿No te dije que los mantuvieras vigilados? ...Ese maldito Bencomo, no sólo me la roba, me arrebata su primera vez, sino que encima ahora la hace suya de forma legal. Maldita seas Ruyman Bencomo"- Humberto Marchetti se movía de un lado para otro, estaba mortalmente nervioso, fuera de sí.

- "Hay algo bueno en todo lo del matrimonio... no cambiamos la cláusula por matrimonio de seis meses, ósea que, si Ruyman rechaza a la mercancía en dos años, vuelve a ser suya, en vez de esperar ocho, además, hay algo que no sabes con respecto a Foster intentó atacar a la nueva señora Bencomo a la mañana siguiente de su boda, se metió en el hotel, y recibió una paliza de ella, que lo dejo muy lesionado. La señora Foster se divorció de él y entrego todo a la policía para que investigaran a su exmarido, han salido las fotos de las tres mujeres que compró, las tres fueron asesinadas, las tenía guardadas en unas carpetas, junto a otras, donde reunía las atrocidades que les hacía a todas."- a medida que iba hablando Michele se iba dando cuenta, cuáles eran las noticias que más afectaba a su padre, por la forma en que agarraba la mesa, ya que no tenía nada más que arrojar al fuego, la mesa estaba recibiendo el castigo que deseaba administrar Humberto Marchetti.

Así fue como se revelo que, lo más le afecto al mafioso, fue la boda de Monti, y que Forbes quisiera ir a hacerle daño. Aunque no pudo evitar una sonrisa de placer cuando supo que el desgraciado recibido lo suyo. Su contacto en la policía le había proporcionado unas fotos de cómo fue maltratado el Jack Forbes, así que decidió confirmar hasta qué punto, su padre deseaba a esa mujer, y lo que sería capaz de hacer por tenerla.

- "Estas son la fotos que nuestro contacto nos proporcionó de como quedó el señor Forbes."- le dijo dejándole las fotos sobre la mesa. La carcajada de su padre no se hizo esperar.

-" Si llego saber que esta mujer era tan peligrosa, no la hubiera puesto en la subasta, la hubiera puesto a trabajar como mi guardaespaldas, toda una sorpresa esta Emilia Monti."- a Michele casi se le escapa una sonrisa antes de decir lo que iba a decir para comenzar con su castigo a su padre.

- "Si reacciona, he recuperado mi As triunfador."- pensó antes de decirle a su jefe.

- "Es Bencomo ahora, Emilia Bencomo, ese matrimonio esta registrado, ya lo comprobé."- de nuevo su padre agarró la mesa fuertemente.

- "¡Da igual como se llamé! Esa mujer será mía, y definitivamente será la tigresa, en cuanto a Jack Forbes, que se encarguen de él en la cárcel, no tiene nada que perder ahora y hará lo que sea para librarse, como puede ser, cantar todo lo relacionado con este negocio, además quiso hacer daño a mi mujer, por menos de eso, ya debería estar muerto. Ocúpate, lo antes posible."- sin más se levantó y salió del despacho, con una sola idea, en dos años, esa mujer, sería suya, se desharía de la inútil de su mujer, y convertiría a Emilia en la nueva señora Marchetti, la única señora Marchetti. Amaba a esa mujer y odia cada día más a Bencomo, por arrebatarle lo que él consideraba suyo, y estar disfrutándolo en este momento.

Comprada por la mafia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora