Prefacio

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Willow, 9 años.

La pequeña niña se encontraba en el bosque junto a su hermana mayor. Se había convertido en una rutina que su hermana huyera allí con el fin de acallar aquello que tanto la agobiaba, y ella no podía hacer otra cosa mas que acompañarla y hacerle saber que estaría con ella pasara lo que pasara. Aunque a veces eso terminara dañándola.

—¿Estás mejor, Addy?

Su hermana abrió los ojos, consternada, como si al salir del trance en el que se encontraba hubiera provocado algo muy peligroso.

Miró desesperada a todo lados, a estas alturas solo buscando algo en lo que reflejar toda su angustia. Fue la pequeña Willow quien se llevó el premio.

—¡¿Qué haces aquí?! —chilló Addison fuera de sí.

Willow dio un paso atrás mientras sentía como comenzaba a temblarle el labio inferior.

—Yo- yo... Lo siento —respondió a punto de ponerse a llorar —. Solo quería asegurarme de que no te pasara nada.

—¿Cuántas veces te he dicho que quiero que me dejes en paz? —siguió desquitándose con ella su hermana.

—Lo siento —volvió a repetir Willow, cada vez más asustada. No quería que su hermana le pegara de nuevo. —Puedo irme, si quieres.

—¡Eso ya no sirve de nada! ¡Los has interrumpido! ¡Y están furiosos!

Willow comenzó a temblar, asustada, y sin darse cuenta comenzó a caminar de vuelta a su casa. Pero no pudo abandonar a su hermana cuando vio que esta también empezaba a temblar, aún más asustada que ella. Aunque no supiera por qué.

—No. No, no, no, no, no —comenzó a murmurar su hermana, llena de pánico. —Lo siento mucho. ¡Lo sentimos mucho! Por favor... ¡No! Aquí no...

Su hermana siguió murmurando, totalmente descontrolada, y Willow no pudo resistir el impulso de acercase a ella y abrazarla.

Pero Addison cogió fuertemente el antebrazo de su hermana y comenzó a sacudirla mientras empezaba a gritar.

—¡Es tu culpa, Willow! ¡Es todo tu culpa! ¡Van a venir aquí! ¡NOS VAN A MATAR Y LA CULPABLE NO VA A SER OTRA MAS QUE TÚ!

Willow intentó controlar las lágrimas, diciéndose que ya debía estar acostumbrada a eso, y que eventualmente su hermana pararía, volvería a la normalidad, se disculparía y volverían a ser las mejores amigas.

Pero esa vez fue diferente. Willow sentía que el agarre de su hermana se endurecía hasta el punto en el que creía que le rompería el brazo. Entonces de repente la dejó libre. Willow se giró, preocupada por su hermana, pero fue incapaz de sujetarla con sus pequeños brazos cuando está cayó al suelo con los ojos en blanco.

Ese día su hermana ingresó en el hospital psiquiátrico de la ciudad. Ella comenzó a ser conocida como «la hermana de la loca» y marginada por ello mismo. Ese mismo día descubrió que la marca de su hermana sería permanente. Y que le molestaría antes de cualquier desgracia.


*

Willow, 15 años.

A Willow le gustaba estar en el bosque. Algo gracioso, porque era allí donde había vivido los peores momentos de su vida. Pero también era lo único que sofocaba el dolor que sentía ante la pérdida de su hermana.

Hacer galletas de mantequilla ya no era lo mismo sin ella. Las noches de películas comiéndose esas mismas galletas tampoco. Y, desde luego, las vagas noticias que sus padres le daban sobre Addison no eran suficiente.

Nightmare's Daydreams {Stiles Stilinski}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora