Nightmare's Daydreams {Stiles Stilinski}

Capítulo 21

Stiles

El corazón me dio un vuelvo ante la expectación.

«Está bien, Stiles. Solamente tienes que actuar con normalidad y fingir que no has estado a punto de morirte de la angustia. Solo actúa con tranquilidad», me dije a mí mismo.

Cuando entré me recibió la imagen de Willow sentada en una de las camillas, con los pies colgando y los brazos alrededor de su cuerpo, como si intentara encontrar consuelo en sí misma. Y mi cerebro decidió por sí mismo que iba a tirar a la basura todo lo dicho anteriormente.

Las manos me cosquillearon por las ganas de abrazarla y no me contuve. Llegué a grandes zancadas a ella y, sin prestarle realmente atención, me colé entre sus piernas para luego estrecharla con fuerza entre mis brazos.

Willow me devolvió el abrazo torpemente, supongo que porque no se lo esperaba, pero mi corazón finalmente se calmó al comprobar que se encontraba sana y salva.

Me separé lentamente de ella y acuné su cara con mis manos.

—Te dije que me llamaras si pasaba algo —alejé el pelo de su cara como un acto reflejo, como si fuera algo a lo que estaba totalmente acostumbrado.

—Creo que he perdido mi teléfono —me sonrió, intentando aparentar que estaba bien.

—No tienes que fingir, Willow, no conmigo.

Su sonrisa flaqueó y yo comencé a dibujar círculos en su mejilla.

—Estoy bien.

—No puedes estar bien, Willow. Yo no lo estoy y no he sido yo quien ha sufrido un ataque de pánico y se ha desmayado.

Willow hizo una pequeña mueca que, si no hubiera estado centrado en ella, no hubiera sido capaz de ver.

—Pero tú siempre eres un poco dramático, eso te quita validez.

—No soy dramático —fruncí el ceño—, solo me preocupo, porque luego pasan cosas así.

Willow rodó los ojos y me empujó teatralmente. Puse cara de ofendido y me coloqué una mano en el pecho.

Se puso de pie mientras intentaba esconder una sonrisa y yo me apresuré a sujetarla.

—Estoy bien —repitió.

—Nunca se es demasiado precavido.

—Sabes, lo normal sería que me consolaras, pero creo que tú estás más afectado que yo.

—Eso es porque me preocupo por ti. —Moví la mano de su cintura a su espalda y la atraje hacia mí, abrazándola de nuevo. —No puedes descuidar tu salud así, Willow.

—No descuido mi salud —se quejó mientras apoyaba la mejilla en mi pecho, yo comencé a frotar suavemente su espalda. —Pero no puedo controlar todo lo que pasa en mi vida. Además, tú ya te preocupas suficiente por los dos, ¿para qué voy a estresarme más?

Mi pecho vibró por la risa y la sentí sonreír.

—Eres increíble.

—Gracias, ya lo sabía —su sonrisa se amplió.

—No estoy seguro de que me hayas entendido —le piqué con un dedo en las costillas.

Willow se retorció mientras se reía y se separó de mí.

Inmediatamente eché de menos su calor.

—De acuerdo, ¿a dónde vamos?

La miré confundido por el repentino cambio de tema.

—¿A dónde vamos? —repetí.

—Sí, a dónde vamos.

—A tú casa, por supuesto.