Capítulo 1

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Willow

—¿Dónde dices que vamos?

Le pregunté a mi tía Rossalyn, nerviosa.

—Beacon Hills.

Apreté los labios, volviendo a notar la marca en mi antebrazo.

—¿Por qué allí?

Seguí preguntando, inquieta.

—Últimamente están habiendo muchos accidentes, por lo que necesitan más personal en el hospital.

—¿Y no te parece peligroso irse a un sitio donde hay tantos accidentes que necesitan más médicos?

Mi tía soltó un suspiro y yo me sentí mal por estar causándole problemas. Sabía que necesitábamos el dinero.

—Cariño —comenzó —, sé que es difícil cambiar de instituto a los diecisiete años, pero estoy segura de que te vas a adaptar rápidamente, y de que vas a encontrar un grupo de amigos igual de buenos que el que tenías en California.

«Si fuera igual que el que tenía en California sería invisible», pensé, pero mi tía no se merecía aquellos comentarios cuando lo único que había hecho era dar lo mejor de sí para cuidarme. Así que intenté sonreír y me callé hasta que llegamos a nuestra nueva casa.


*

—¿Por qué llevas una camiseta de manga larga, cariño? Hace calor.

Habíamos llegado ayer por la noche, así que apenas había tenido tiempo de sacar lo esencial que necesitaba para el último primer día de clase.

Ahora... ¿Qué le respondía a mi tía? ¿Cómo le explica que la marca había vuelto a molestarme ayer cuando llegamos al pueblo y, que desde entonces, seguía roja?

Tragué una gran cucharada de cereales con el fin de evitar la pregunta, cosa que tampoco me costó mucho, pues mi tía estaba ocupada ultimando las cosas para irnos.

Me apresuré a terminar cuando vi mi tía se dirigía a la puerta.

El camino a clase fue bastante corto, pues mi mente iba intercalando entre la preocupación por la marca y la de ser la nueva y llegar a un sitio donde no conocía nada, así que los intentos de conversación de mi tía fallaron miserablemente.

Me acerqué a darle un beso en la mejilla.

—Nos vemos en casa, cariño. Recuerda que tengo turno de tarde y no llegaré hasta la cena.

Asentí y me bajé del coche con las piernas temblorosas, escuchando un «suerte» de mi tía de fondo.

Abrí las puertas con cuidado, intentando no llamar la atención. Pero el alivio que sentí al lograr mi objetivo fue reemplazado rápidamente por un insoportable ardor en la marca.

Y cuando digo insoportable quiero decir insoportable.

Decidí ignorarlo, pensando que quizá este era psicológico, y me acerqué a mi casillero, dispuesta a coger mi horario, el cual debía estar dentro de esta.

Pero el dolor se hizo tan potente que terminé perdiendo la fuerza, y los libros que llevaba en el brazo cayeron al suelo con un estruendoso ruido.

Me apresuré a recoger y guardar los libros de cualquier manera, deseando ir al baño y mojarme el brazo con la esperanza de que el dolor desapareciera milagrosamente.

Comencé a andar, desesperada, pero cuando sentí dos miradas clavadas en mí la marca comenzó a arder con más fuerza y tuve que correr al baño.

No creo que pasara lo que se llama desapercibida exactamente.

Nightmare's Daydreams {Stiles Stilinski}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora